A la mañana siguiente del resultado sobre el Brexit, la Primera Ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, puso una postura muy clara sobre la mesa de hacerse efectiva la salida del Reino Unido: la inevitable independencia de Escocia.
Sin embargo, Theresa May ya aseguró que activará a finales de marzo el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que pone en marcha un proceso de dos años de negociaciones de divorcio con la Unión Europea.
Para Sturgeon el gobierno de Theresa May está ejerciendo el “vandalismo constitucional” a causa de su negativa a escuchar la opinión de Escocia que votó con un 62 por ciento en contra.
Y desde el referéndum británico que aprobó la salida de la UE, el pasado 23 de junio, Sturgeon mantuvo que exploraría “todas las opciones” para proteger el lugar de Escocia, donde el apoyo al bloque europeo fue masivo.
La Ministra acusó a Theresa May de “desviar” el resultado del Brexit para “promover la xenofobia”.
En las dos últimas semanas, May ha dado a entender que dará prioridad al proyecto antimigratorio, por encima del económico, pues la Primera Ministra de Reino Unido ya anunció sus deseos de señalar con el dedo a las empresas que empleen extranjeros, comprometiendo la imagen de apertura del Reino Unido, al punto de agravar las consecuencias del Brexit hasta hundir la economía británica.
Desde el referéndum del 23 de junio, hasta sus últimas declaraciones “xenófobas”, el gobierno conservador ha hecho perder a la libra esterlina casi el 18 por ciento de su valor frente al dólar.
‘Voy en serio’
En respuesta al discurso de May, Sturgeon advirtió que será firme: “si alguien cree por un momento que no voy en serio (…), que se lo piense mejor”.
“Puedo confirmar que la semana que viene se publicará el proyecto de ley sobre una nueva consulta para la independencia de Escocia”, aseguró este jueves Sturgeon en el Congreso Anual del Partido Nacional Escocés (SNP).
Si bien, durante el referéndum de independencia celebrado en el 2014, los escoceses habían votado 55 por ciento en contra, en aquel momento, “nos habían dicho que Escocia era una parte fundamental en el Reino Unido. Pues ha llegado el momento de demostrarlo”, reclamó Sturgeon, estimando que es el gobierno conservador de Theresa May lo que hoy la obliga a organizar un nuevo referéndum.
“Escocia no eligió estar en esta situación. Fue el partido de May lo que nos sumió ahí”, insistió.
Y es que la Unión Europea ya reiteró que no ofrecerá a Londres ninguna condición suave, y más bien, será un perjudicial “Brexit duro”, dijo este jueves el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y se burló de la promesa de campaña que hicieron los “pro-Brexit”, que sugerían que los británicos podrían mantener las ventajas de ser un miembro de la UE rechazando la inmigración europea y negando la autoridad de Bruselas.
“Nos enfrentamos a una ruptura dura (con la UE) impuesta por el ala más derechista del Partido Conservador”, advirtió Sturgeon en referencia al gobierno de Theresa May.
“(May) no tiene el mandato para sacar del mercado único a ninguna parte del Reino Unido”, aseguró Sturgeon, calculando que esta posibilidad es una amenaza para 80 mil empleos en Escocia.
Sin embargo, May fue muy clara en el Congreso del Partido Conservador la semana pasada: el Brexit no es negociable y no habrá excepciones.
May y su postura xenófoba
Sturgeon acusó al gobierno de May de “xenófobo” y de transformar a los extranjeros en “chivos expiatorios”.
“Se sirven (del Brexit) como de un permiso para la xenofobia, mucho tiempo agazapada bajo la superficie y ahora a plena luz del día”, afirmó, abogando por crear una Escocia donde “apreciemos la diversidad y valoremos a la gente por la contribución que hacen, no una donde los juzguemos por el país donde nacieron”.
Ante el público del Partido Conservador, la semana pasada se anunciaron varias medidas antiinmigrantes para responder a los votantes del Brexit.
Entre las medidas propuestas por la Primera Ministra, las listas con miras a “sofocar” a las empresas que prefieren contratar extranjeros por encima de los británicos.
Además, el ministro del interior, Amber Rudd anunció las restricciones de entrada para nuevos estudiantes extranjeros. Su homólogo encargado del ministerio de salud, afirmó que el sistema de salud va prescindir con los años de los médicos extranjeros.
Incluso, el exministro de inmigración, Mark Harper, llegó a sugerir la sustitución de “los europeos por los discapacitados británicos”.