Desde que Joe Biden tomó posesión como presidente de Estados Unidos, se prevía que habría un cambio radical dentro del gobierno norteamericano, sobre todo en temas migrantes.
En un inicio, el líder demócrata dio a conocer que su administración atendería las solicitudes de asilo que miles de personas tenían pendientes, pero al mismo tiempo trabajaría en los orígenes que ocasionaban estas olas migrantes, como la corrupción.
Y aunque anteriormente no se habían discutido las maneras con las que se podría combatir este problema, fue el pasado 1 de julio que apareció una posible solución.
A través de un comunicado, el Departamento de Estado dio a conocer la “Lista Engel”, a través de la cual se detallaron los nombres de diferentes funcionarios de El Salvador, Honduras y Guatemala que han sido señalados de cometer o estar relacionados con actos de corrupción.
Según la dependencia estadounidense, por esos actos los enlistados no serán elegibles para obtener una VISA ni entrar a los Estados Unidos, consecuencias que, se considera, podrían ayudar a combatir estos rasgos que incitan a la migración en sus países.
Today we take another step in the fight against corruption in Guatemala, Honduras, and El Salvador by announcing visa restrictions on corrupt and undemocratic actors. Corruption undermines democracy and public trust. Better governance means a better future.
— Secretary Antony Blinken (@SecBlinken) July 1, 2021
La doctora Ismene Ithaí Bras, internacionalista y académica de la Facultad de Ciencias Políticas Sociales (FCSyP) de la UNAM, comparte bajo este panorama que es un tanto preocupante el anuncio por parte del Departamento de Estado, sobre todo porque hace ver a los Estados Unidos como una nación que califica quién o no es corrupto.
“Además, tomando en cuenta que esto está relacionado a su intento para evitar la migración masiva, aquí la cuestión preocupante es que están viendo el tema desde arriba con temas como el tráfico de influencias o el lavado de dinero, y no están observando las condiciones socioeconómicas que tiene la gente desde abajo, como la falta de oportunidades laborales o la violencia que lo incita a salir de su país”, dice.
Asimismo, agrega que es también extraño que el Departamento de Estado sólo haya retomado como represalias el denegar la VISA y el no permitir la entrada a los Estados Unidos, cuando ha habido otras personalidades a las que les han congelado sus fondos económicos, como en el caso de los funcionarios venezolanos.
Hasta ahora, sólo Nayib Bukele, presidente de El Salvador, ha alzado la voz destacando que la lista no era necesaria, pues su administración ya tenía la propia, y que dicho enlistado se hizo “por motivos políticos” que no tienen nada que ver con el combate a la corrupción.