“Que se lixe a troika, queremos as nossas vidas” (“que se joda la troika, devolvednos nuestras vidas”) fue el lema bajo el que salieron a la calle los portugueses el pasado sábado día 15 mientras en México se profería el grito de independencia.
La troika es como se denomina a la alianza política conformada por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea.
Y es que la idea que opone el sistema económico hegemónico a la vida no es nueva.
Críticos e intelectuales han profundizado en ese conflicto desde el comienzo de la industrialización y la frase “El capitalismo no funciona: la vida es otra cosa” se ha convertido en un lema recurrente en las manifestaciones anticrisis de los últimos años.
La jornada de manifestaciones que tuvo lugar en el país el fin de semana pasado fue comparable a las marchas de abril y mayo de 1974 que siguieron a la Revolución de los Claveles que derrocó a la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar.
Decenas de miles de portugueses salieron a las calles de las principales ciudades, acudiendo a un total de 40 convocatorias.
En la capital, Lisboa, se estima que participaron unos 100 mil, aunque según los organizadores fueron 500 mil.
Entre los principales incidentes destacaron los disturbios frente a la Asamblea Nacional y frente a la sede del Fondo Monetario Internacional y un intento de inmolación.
Delante del edificio del FMI se pidió la salida del país del organismo y se tiraron tomates y petardos.
Los ciudadanos, convocados por asociaciones civiles y movimientos sociales a través de Facebook, protestaron contra las medidas de austeridad impuestas por el gobierno del primer ministro Pedro Passos Coelho, del conservador y liberal Partido Social Demócrata (PSD), durante los 15 meses que lleva en el poder.
Los partidos de izquierdas y los sindicatos no hicieron el llamamiento, pero también se sumaron.
La cereza en el pastel
El detonante que provocó estas movilizaciones fue que el 7 de septiembre Coelho anunció una rebaja general de salarios a través de un aumento de la cotización a la seguridad social por parte de los trabajadores de entre un 11 y un 18 por ciento (lo que puede llegar a equivaler a un salario mensual neto).
Al mismo tiempo informó de una disminución del mismo tipo de cotización para las empresas de entre un 23.75 por ciento y un 18 por ciento, de acuerdo a los datos difundidos por EFE.
En total, se estima que la reducción de salarios prevista para 2013 sea del 7 por ciento.
Entre los asistentes a las marchas había jubilados, desempleados, trabajadoras domésticas, madres y padres, funcionarios, pequeños comerciantes, hippies y viejos luchadores contra la dictadura de Salazar.
Estas medidas también le han costado al primer ministro el rechazo de los periódicos de izquierda y de derecha, de ex ministros, de ex presidentes, de hombres de su partido, de empresarios afamados, de sindicalistas, de especialistas en economía e inclusos de obispos, según el diario El País.
Las peticiones de los inconformes incluían que el mandatario no aplicara las medidas anunciadas el viernes 7 y aprobadas en la víspera por el Banco Central Europeo, que dimitiera, y que, con o sin él, se produjera un cambio drástico en la política.
Todos se le han echado encima hasta el punto de que en las comparecencias o ruedas de prensa que da siempre hay muestras de indignación y le han llegado a lanzar incluso huevos o tomates.
Además de todo esto, el líder del partido con el que forma coalición, el Centro Democrático Social – Partido Popular (CDS-PP), Paulo Portas, no sólo no salió a defender al partido con el que gobierna, el PSD, sino que, además, el mismo día 15, dijo que tenía una opinión contraria a la de Passos Coelho.
Próximamente…
Los tiempos venideros no anuncian un cese de las protestas, al contrario, es posible que aumente la agitación.
Mientras que los sindicatos hablan de huelgas generales, el Partido Socialista (PS), liderado por Antonio José Seguro, votará en contra del presupuesto.
Éste dijo, además, que el gobierno actual era un “factor desestabilizador”.
Pero la cosa no acaba ahí. Al interior del PSD, la ex ministra y la ex presidenta Manuela Ferreira Leite declaró ser contraria a la posición del gobierno e hizo un llamamiento a “votar en conciencia”.
Según las últimas encuestas, el PS aventaja al PSD.
El contexto
Esta muestra de indignación se produce en un momento en que el desempleo ronda el 15 por ciento, después de alcanzar esa cifra en el segundo trimestre, según reportó El economista.
Hasta el mes de junio de este año Portugal ha pedido unos 78 mil millones de euros dentro del plan de rescate financiero, lo que equivale a unos 97 mil millones de dólares aproximadamente.
En total, las deudas públicas han alcanzado los 180 mil millones de euros (unos 224 mil millones de dólares).
Eso conlleva la imposición de ciertas políticas económicas en el país y el aumento de la deuda.
Además, según EFE, desde el 2011, más de 100 mil ciudadanos han perdido su trabajo y se prevé que otros 40 mil lo hagan en lo que queda de año.
El 15S español
En el país vecino, el sábado también fue día de protesta. Decenas de miles de personas salieron a las calles en un momento en el que el desempleo se sitúa alrededor del 25 por ciento bajo el lema “¡Adelante! Están arruinando el país y tenemos que detenerlos”.
El líder sindical de Comisiones Obreras (CCOO), Ignacio Fernández Toxo, dijo, según reportó AP, que las políticas del gobierno están causando dolor, que no fueron anunciadas en su campaña electoral y que deberían someterse a referendo.
Se espera que a finales de mes, el 27 de septiembre, se anuncie un nuevo plan de reforma económica y se teme que el Estado español acuda a un rescate financiero integral.
Las manifestaciones más seguidas fueron organizadas por la Cumbre Social –plataforma conformada por más de 900 organizaciones activistas-, y por los sindicatos mayoritarios, CCOO y Unión General de Trabajadores (UGT).
Sin embargo, como informó el diario Público, dentro de esta convocatoria hubo un grupo de organizaciones que decidió participar en la marcha a través del ‘Bloque Crítico Anti-deuda’, que puso el acento en su apuesta por un sistema alternativo y reivindicó un “rescate ciudadano”.
También el 15M expresó en un comunicado su rechazo al “pactismo social de los sindicatos mayoritarios, (…) a cualquier tipo de negociación de cualquier sindicato con Angela Merkel, tal como ha habido recientemente, o con cualquier otro dignatario de la Troika Internacional y demás políticos dictatoriales y absolutistas que nos quiera imponer el pago de una deuda privada, haciéndola pública, por encima de los servicios sociales y los derechos laborales”. Y, por esto, también decidió unirse al Bloque Crítico.
Por otro lado, hubo una marcha alternativa, convocada por algunas organizaciones autodenominadas de izquierda libertaria y asambleas de barrio del 15M.
La razón es que no querían marchar junto a los sindicatos mayoritarios porque les acusan de firmar la reforma de las pensiones y el Estatuto Básico del Empleado Público, a través del cual aseguran que se ha despedido a interinos y se ha avanzado en la precarización de los servicios públicos.
Tampoco querían manifestarse junto a los sindicatos de Policía, Guardia Civil y militares ya que consideran que son “quienes atacan, detienen, reprimen y torturan a nuestras compañeras y compañeros”.
La manifestación de Madrid se produjo 4 días después de la de Barcelona, a la que acudieron, según la policía, 1.5 millones de manifestantes.
España solicitó en junio de este año un rescate de 100 mil millones de euros (unos 127 mil millones de dólares), lo que ha generado intereses insostenibles para sus bonos soberanos.