Lo que el viento se llevó
A veces, los desastres naturales y la desmesurada cobertura mediática que en algunos casos de ellos se hace, vienen muy bien a políticos en crisis.
En esta ocasión, el principal beneficiado del tornado de Oklahoma podría ser la administración del presidente estadounidense Barack Obama.
Sandra de Miguel SanzA veces, los desastres naturales y la desmesurada cobertura mediática que en algunos casos de ellos se hace, vienen muy bien a políticos en crisis.
En esta ocasión, el principal beneficiado del tornado de Oklahoma podría ser la administración del presidente estadounidense Barack Obama.
Esto porque en el actual contexto de escándalos que lo han situado en el punto de mira de las críticas, lo mejor que podría pasarle es que los recientes acontecimientos pasaran a las segundas planas de la prensa, dejando las portadas para la conmoción que a su paso ha dejado el tornado.
Esos escándalos que lo han puesto en aprietos han sido, sobre todo, tres.
Por un lado, el acceso a correos electrónicos sobre el asesinato del embajador en Libia. Estos ponen en evidencia los fallos de seguridad y los intentos de encubrir el suceso al presentarlo inicialmente como un asalto espontáneo al consulado y no como un acto terrorista.
En segundo lugar, las acusaciones a la oficina del Servicio de Rentas Internas (IRS) –una agencia de recaudación fiscal del gobierno–, de mala administración, de acosar a grupos republicanos mediante la petición de información inneceseria y de seleccionar sus objetivos con fines políticos.
Y, por último, el relacionado con la agencia de noticias Associated Press. Y es que salió a la luz que el Departamento de Justicia había estado espiando a la empresa de noticias para dar con posibles topos que hubieran filtrado información relacionada con temas de seguridad.
Si los ciudadanos no quieren dejar pasar ciertos asuntos, tendrán por tanto que estar más atentos a las notas chiquitas en momentos de catástrofes para ver qué más cosas están pasando.