Los barcos del hambre
Todo suena a una verdadera pesadilla.
Migrantes de la etnia musulmana Rohingya, de Myanmar, y bengalíes a bordo de un barco abandonado frente a la costa de Indonesia pelearon entre sí con hachas, cuchillos y barras de metales, en varios choques violentos que resultaron en al menos 100 muertos.
Sobrevivientes relataron los hechos mientras se recuperaban de su odisea en albergues en .
Bernhard BuntruTodo suena a una verdadera pesadilla.
Migrantes de la etnia musulmana Rohingya, de Myanmar, y bengalíes a bordo de un barco abandonado frente a la costa de Indonesia pelearon entre sí con hachas, cuchillos y barras de metales, en varios choques violentos que resultaron en al menos 100 muertos.
Sobrevivientes relataron los hechos mientras se recuperaban de su odisea en albergues en .
Ambos grupos describieron escenas sangrientas después de que su navío fue abandonado por la tripulación la semana pasada.
Debido a que los suministros de alimento y agua se estaban acabado, los migrantes desesperados se “masacraron” unos a otros, detallaron los migrantes exhaustos a la agencia AFP.
Los entrevistados estimaron que entre 100 y 200 personas murieron en las peleas que se desataron en el barco el pasado jueves.
Mientras que muchos fueron atacados a muerte en el navío, otros saltaron por la borda para escapar de la carnicería. Aquellos que sobrevivieron fueron rescatados por pescadores locales.
Los dos bandos se culparon mutuamente por haber iniciado las peleas.
“De repente, los bengalíes subieron a la cubierta y nos atacaron a todos los que estábamos sobre el barco”, le contó un migrante Rohingya a AFP.
Sin embargo, los bengalíes dijeron que los Rohingya habían sido favorecidos por el capitán, y que este les había dado toda la comida y agua. Dijeron que ellos fueron atacados primero tras rogarles por comida.
Ignorados en el mar
Unos tres mil Rohingya y bengalíes cuyos barcos fueron abandonados por los traficantes de personas han arribado a las costas de diversas naciones del sudeste asiático, en un intento por huir de la miseria en sus países de origen; sin embargo, las autoridades de la región se rehúsan a aceptarlos.
Incluso, en el caso de Indonesia, las autoridades han prohibido a sus ciudadanos rescatar a los migrantes atrapados en altamar.