Benedicto XVI abrió una puerta para sus sucesores: la de la dimisión, destacó ayer el Papa Francisco.
Durante su vuelo de regreso de Corea del Sur, el Pontífice aseguró que él “haría lo mismo” que su predecesor porque los Papas también se cansan.
“Creo que el Papa emérito ya es una institución porque nuestra vida se hace más larga y a cierta edad ya no hay la capacidad para gobernar bien, porque el cuerpo se cansa. Y tal vez la salud de uno es buena, pero no hay la capacidad de llevar adelante todos los problemas de un gobierno como el de la Iglesia”, dijo el líder católico.
Aunque su apoyo a la decisión de Joseph Ratzinger no es nueva, en esta ocasión Francisco sugirió que esta práctica podría volverse más común en los papados.
El Sumo Pontífice señaló que hace 70 años los obispos raramente se retiraban, pero ahora los obispos eméritos “son una institución”.
“Él (Benedicto) abrió una puerta que es institucional, no excepcional”, reiteró.
‘Me quedan 2 o 3 años’
Antes de hablar de la dimisión, Jorge Bergoglio, de 77 años, habló en tono de broma de su “mortalidad”.
Cuando se le preguntó cómo estaba sobrellevando su popularidad, el Papa respondió: “Yo trato de pensar en mis pecados, mis errores, para no pensar que soy alguien. Porque sé que esto va a durar poco tiempo, dos o tres años, y luego a la casa del Padre”.