Los riesgos de ser ecologista
El biólogo español Gonzalo Alonso Hernández, de 48 años, apareció muerto el martes en una cascada de agua cerca de su casa, situada en el Parque Cunhambebe, en el Estado de Río de Janeiro, según reportó ayer El País.
Aunque aún no se ha confirmado, todo apunta a que se trató de un crimen medioambiental, esto es, de un asesinato por defender la tierra.
Sandra de Miguel SanzEl biólogo español Gonzalo Alonso Hernández, de 48 años, apareció muerto el martes en una cascada de agua cerca de su casa, situada en el Parque Cunhambebe, en el Estado de Río de Janeiro, según reportó ayer El País.
Aunque aún no se ha confirmado, todo apunta a que se trató de un crimen medioambiental, esto es, de un asesinato por defender la tierra.
Su esposa confirmó al corresponsal del diario español que su marido había estado enfrentado con los cazadores ilegales de animales del parque y también con todos los que provocaban incendios intencionados para abrir espacios a la ganadería.
La policía también cree que el motivo del asesinato pudo estar motivado por estas razones, ya que de la casa del biólogo sólo desapareció su computadora, probablemente para eliminar las huellas de las denuncias por delitos ambientales. Según la policía, la hipótesis de un simple robo a mano armada es muy poco probable.
Gonzalo, que defendía también las plantas y los animales en extinción, llegó a Río trasladado por la empresa para la que trabajaba en España, Telefónica. Sin embargo, en el año 2005 dejó su cargo de director de la compañía de telefonía móvil VIVO para dedicarse únicamente a la defensa del medio ambiente. Para ello, empezó a trabajar como voluntario en la ONG Instituto Terra, ligado a la norteamericana CNT.
A pesar de que no había recibido amenazas explícitas, la viuda no cree que el motivo pudiera haber sido otro.
De confirmarse, su muerte se sumaría a una lista que, silenciosamente, no deja de aumentar. Y es que la lucha por el planeta toca muchos intereses.
También en México
Recientemente, El País publicó otra noticia estremecedora. Así decía el titular: “Matan a pedradas a un ambientalista mexicano en Veracruz”. El motivo: pertenecer al Movimiento Mexicano de Afectadas y Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER).
Y es que la subversión de la causa ecologista es tal que los riesgos por dedicarse a ella son mortales, también en México.
En un artículo publicado en La Jornada el pasado 30 de junio se señalaba que en el país 44 ecologistas han sido asesinados entre 2005 y enero de 2013, de acuerdo a un estudio del Centro Mexicano de Derecho Ambiental.
Guillermo Martínez Berlanga, un ecologista de Monterrey que ha denunciado numerosos delitos ambientales, ha sido perseguido, desacreditado, agredido físicamente y amenazado de muerte.