Emmanuel Macron, el hombre que sorprendió al mundo al hacerse la presidencia de Francia sin la necesidad de un partido político tradicional, ahora busca que el francés se convierta en la tercera lengua más hablada del mundo, por delante del español.
Recientemente, el presidente galo anunció un plan para impulsar la Francofonía en distintas partes del mundo, principalmente en el continente africano; un plan que podría colocar a la lengua francesa sólo por detrás del chino mandarín y el inglés.
Macron aseguró ante la Academia Francesa de la Lengua que el año que viene iniciará el programa de refuerzo de los institutos de enseñanza del idioma en el exterior; el objetivo será duplicar el número de alumnos que acuden a dichos institutos en varias partes del mundo.
Aunque el plan del mandatario abarca varias naciones del mundo, buena parte de éste se centra en África, un continente que durante años fue colonizado por Francia y otras naciones europeas, por lo que este programa ha despertado animadversión en la comunidad intelectual.
Alain Mabanckou, escritor congoleño y ganador del premio literario Reanudot en 2006, ha rechazado el plan de Macron, pues ve en éste un intento más por imponer una visión eurocentrista; para el escritor, la Francofonía es una extensión cultural del colonialismo francés.
El plan de Macron busca aprovechar la salida de Reino Unido de la Unión Europea, gracias al Brexit. Para Francia resulta un tanto paradójico que el inglés siga siendo la lengua dominante en las reuniones diplomáticas, cuando la cuna de dicha lengua ya no forma parte del organismo.
Sin embargo, antes de que Francia trate de rebasar al español, debe superar al hindi y el árabe en la lista de las lenguas más habladas en todo el mundo; un objetivo que luce complicado por las tasas de natalidad de la India y América Latina.
Además, el francés ocupa el noveno lugar en la lista de lenguas maternas en el mundo, apoyado principalmente por las antiguas colonias francesas en África, al igual que naciones como Bélgica, Suiza, Luxemburgo y Canadá.
Macron se ha mostrado muy convencido de su plan, por lo que espera que el francés se convierta en una lengua prácticamente global. Para ello necesitará aumentar el presupuesto destinados los centros de la enseñanza del francés, los cuales han visto mermados sus recursos recientemente.