En uno de los países con mayores reservas de petróleo del mundo, comprar comida puede ser una tarea casi imposible.
Venezuela vive una de las peores crisis económicas en décadas. El precio de la gasolina ha sufrido un colapso sin precedentes. El país no es capaz de comprar o importar alimentos o medicamentos esenciales. Y el gobierno sigue negando que exista un problema rechazando la ayuda internacional, mientras que la malnutrición está aumentando y se desarrolla una crisis de salud.
El café y la leche se han convertido en un lujo, y la escasez de productos como el pan y el pollo ya golpean, incluso, los hogares de clase alta: 9 de cada 10 venezolanos ya no pueden permitirse comprar pasta de dientes o papel higiénico, y ni hablar de los alimentos básicos, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Simón Bolívar.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó el mes pasado que para finales del 2016, se prevén tasas de hasta el 700 por ciento, convirtiéndola en la tasa más alta del mundo y a Venezuela en la peor economía del planeta.
Y es que la gravedad de la crisis alimenticia se puede medir en la longitud de las filas en todos los barrios. El venezolano que puede comprar pasa en promedio 35 horas mensuales haciendo fila, de acuerdo con la firma encuestadora Datanálisis.
Y es que la compra de alimentos ya se burocratizó. De acuerdo con Amnistía Internacional, las personas deben mostrar sus documentos de identidad o huellas digitales para hacer compras.
Además, la autorización de compra es personal e intransferible, es decir, los ancianos y aquellos que no pueden hacer la fila durante horas, no pueden enviar a otra persona a hacer compras para ellos.
Y los que esperan durante horas, lamentan que no exista un sistema que garantice que todos puedan volver a casa con algo para alimentar a sus hijos.
Y es que a los residentes de Venezuela sólo se les permite hacer compras dos veces por semana, como una estrategia de distribución de alimentos impuesta por las autoridades con el objetivo de “mitigar” la creciente crisis.
Es probable que la mayoría de las personas que hacen fila se regresen a casa con las manos vacías o como máximo con un paquete de harina y un poco de aceite: la base para hacer arepas – una especie de torta, que se ha convertido en la principal fuente de nutrición para millones de habitantes.
Pero las personas con más suerte alcanzan a hacer dos comidas al día. Mientras que las menos
afortunadas volverán con sus familias con nada más que un mango.
En esta temporada alta, el mango se ha convertido en el principal alimento de los venezolanos para enfrentar esta crisis alimenticia que ataca a este país de 30 millones de personas. Y cuanto más lejos de Caracas, peor se pone, pues el hambre se transforma rápidamente en violencia.
Mes de la muerte
El mes de julio se tiñó de rojo con 535 muertes violentas en Región Capital, de acuerdo a los datos recogidos por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).
Después de 12 años de censura oficial de información sobre criminalidad, los investigadores de las siete universidades nacionales, públicas y privadas, que integran el OVV, ofrecen un balance sobre la situación de violencia que ha vivido Venezuela en el último año.
Entre los factores que explican el incremento de la violencia en el país se encuentran el delito organizado, donde las mafias criminales utilizan la violencia para incrementar el control territorial y el
tráfico de droga, secuestro y extorsión.
El deterioro de los cuerpos de seguridad que continúan siendo víctimas de la violencia. Cada semana mueren policías en el cumplimiento de sus funciones y aunado al deterioro salarial, ha llevado al cuerpo policiaco a la pasividad del resguardo del país.
Por otro lado, la militarización de la seguridad y la acción represiva de la sociedad, lejos de disminuir la inseguridad, ha incrementado la violencia. Y finalmente, el empobrecimiento de la sociedad y la falta de productos para mitigar el hambre y las enfermedades.
La destrucción institucional que padece Venezuela es el factor explicativo más relevante del incremento de la violencia y el delito.
“En este país va a haber cambio no porque el Gobierno lo permita o la oposición lo promueva, habrá cambio porque la situación es insostenible”, señaló Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la
coalición de la oposición, Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
El día de ayer el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, fue entrevistado por varios medios argentinos, en donde destacó que “en Venezuela hay una crisis humanitaria”, afirmando que la gravedad que vive Venezuela, en donde “las necesidades básicas no pueden ser cubiertas”, entre ellas la comida, el agua, la sanidad y la ropa, “está creando inestabilidad política”.
Estallido social puede afectar a toda la región
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, publicó un documento suscrito por 15 Estados miembros de este organismo en el cual “hacen el llamado a las autoridades venezolanas para que garanticen el ejercicio de los derechos constitucionales del pueblo venezolano”.
El documento fue firmado por Argentina, Belice, Brasil, Canadá, Chile, Canadá, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay son los países que exhortan al Gobierno y la oposición de Venezuela “que se cumplan de manera clara, cierta y sin demora las etapas restantes para la realización del Referendo Revocatorio Presidencial, y así contribuir a resolver de forma pronta y efectiva las actuales dificultades políticas, sociales y económicas en ese país”.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) había declarado que haría una verificación de las firmas para avanzar a la fase de petición. Eso prolongó la fecha del Referendo Revocatorio Presidencial y la autoridad electoral aún no ha comunicado las fechas de la próxima fase, en la cual cuatro millones de firmas deberán recogerse.
Y de recogerse y ser validadas para eliminar a Nicolás Maduro, a continuación el voto deberá superar la puntuación presidencial obtenida en el 2013.