Más de 600 páginas de horror
La Primavera Árabe no se olvida. Sigue en el recuerdo de quienes la vivieron y en el presente de quienes continúan luchando bajo los mismos ideales.
Human Rights Watch (HRW) introduce su informe hablando sobre las secuelas de este prometedor periodo en materia de derechos humanos.
Sin embargo, tomando como ejemplo el reporte sobre México y el de su vecino del norte, Estados Unidos, los avances no son alentadores.
En México, la lucha contra el narcotráfico ha sido motivo de miles de abusos en contra de civiles, asegura el organismo internacional.
Predeterminado del sitioLa Primavera Árabe no se olvida. Sigue en el recuerdo de quienes la vivieron y en el presente de quienes continúan luchando bajo los mismos ideales.
Human Rights Watch (HRW) introduce su informe hablando sobre las secuelas de este prometedor periodo en materia de derechos humanos.
Sin embargo, tomando como ejemplo el reporte sobre México y el de su vecino del norte, Estados Unidos, los avances no son alentadores.
En México, la lucha contra el narcotráfico ha sido motivo de miles de abusos en contra de civiles, asegura el organismo internacional.
Mientras que en Estados Unidos la guerra contra el terrorismo y la discriminación ha tenido los mismos efectos negativos.
Impunidad ante todo
El capítulo que habla sobre México destaca la impunidad ante abusos militares.
Después de recordar que el expresidente Felipe Calderón ha delegado mayormente al Ejército la lucha contra la violencia vinculada a la delincuencia organizada, afirma que las fuerzas armadas mexicanas han cometido numerosas y graves violaciones de derechos humanos.
“Entre enero de 2007 y mediados de noviembre de 2012, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México emitió informes detallados sobre 109 casos en los cuales determinó que miembros del Ejército habían cometido graves violaciones de derechos humanos, y recibió denuncias de 7 mil 350 abusos militares”, detalló HRW.
Agregó que una de las principales causas por las que se repiten los abusos militares es quienes los cometen casi nunca responden ante la justicia.
Después habla sobre la tortura, “una práctica generalizada en México que se emplea para obtener confesiones por la fuerza e información sobre organizaciones delictivas”, así como de la figura del arraigo y sus deficiencias.
“Esta potestad es incompatible con las obligaciones de respetar el debido proceso, que México ha asumido conforme al derecho internacional”, reprochó.
En cuanto al sistema penal ordinario argumenta que no ofrece justicia a las víctimas de crímenes violentos y violaciones de derechos humanos.
Una omisión que responde a diversas causas como “corrupción, capacitación y recursos insuficientes, y la complicidad de agentes del Ministerio Público y defensores de oficio”.
En el sistema penitenciario las cosas no parecen estar mejor. El informe resalta que en las prisiones prevalecen las condiciones de sobrepoblación, falta de higiene, y de seguridad básica.
Agrega que “cerca del 60 por ciento de las prisiones son controladas por la delincuencia organizada”.
En cuanto a la libertad de expresión, precisa que entre 2000 y julio de 2012, fueron asesinados 82 periodistas y otros 16 desaparecieron.
Sobre el trato a los migrantes que llegan de paso a México, reporta que 22 mil migrantes son secuestrados cada año y miles de sus familiares son víctimas de extorsión.
Por último, HRW trata el tema de los sindicatos.
“La actividad sindical legítima continúa siendo obstaculizada por convenios negociados entre los sectores gerenciales y los sindicatos afines a estos”, agregando que, a menudo, tales convenios no ofrecen a los trabajadores otros beneficios que los mínimos reconocidos por las leyes mexicanas”.
Violencia injustificada
El capítulo dedicado a Estados Unidos afirma que los abusos cometidos en la lucha contra el terrorismo opacan al país.
Al respecto, dice que el gobierno no ha adoptado medidas para que funcionarios estadounidenses rindan cuentas a la justicia por actos de tortura y otros abusos cometidos en el marco de la denominada “guerra contra el terrorismo”.
Otra deficiencia, resalta, es que este es el país con mayor cantidad de personas en prisión en todo el mundo –1.6 millones– y presenta la proporción de encarcelamiento per cápita más elevada.
Lo peor, según HRW, es que “los períodos de encarcelamiento son largos y desproporcionados, la imposición de condenas automáticas sin posibilidad de libertad condicional y la penalización de jóvenes delincuentes que son juzgados como si fueran adultos”.
“El porcentaje de minorías raciales y étnicas entre la población carcelaria continúa siendo desproporcionado”, agrega.
Para concluir, aborda oro tema delicado: la inmigración.
Sostiene que en el ejercicio económico 2012, la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) deportó a 396 mil 906 extranjeros, una cantidad récord hasta el momento.