India quiere ser una potencia en la escena mundial, sin embargo, en casa está teniendo problemas de poder de un tipo más mundano.
La ola de apagones de la semana pasada en el norte y el este del país dejaron aproximadamente a 600 millones de personas sin electricidad, el equivalente al 10 por ciento de la población mundial.
Pero cuando aún es demasiado temprano como para decir cuáles fueron las causas exactas de los paralizantes cortes eléctricos, salen a la luz las carencias internas que sufre India.
La crisis energética de la semana pasada enfatiza qué tan dependiente es la economía india de la electricidad, y lo poco fiable que resulta el sector energético.
Y más importante, dichos eventos son un duro recordatorio de las reformas necesarias en India para que finalmente emerja como una superpotencia económica.
Sin luz para progresar
Aunque algunos sugieren que los fallos en el suministro de energía responden en la sobredemanda de algunas provincias en las redes de electricidad, la verdadera razón es mucho más compleja.
India vive una temporada bastante seca, afectando principalmente a los productores agrícolas y a las zonas rurales que necesitan emplear más electricidad para obtener agua.
Sin embargo, al estar la electricidad subsidiada por el gobierno –si es que no es gratis – no fue extraño ver grandes cantidades de consumo de energía durante los meses pasados.
La gran historia aquí es la enorme deficiencia que existe a nivel institucional en el gobierno indio que durante décadas no ha sabido sacar a flote la industria energética.
Muchos analistas pronosticaron que se avecinaba una crisis en el sistema de electricidad a causa de la brecha entre la oferta energética y la demanda de la población.
La cadena de suministro eléctrico está plagada de problemas, desde la producción de recursos naturales hasta la generación y distribución.
La producción doméstica de carbón, la cual es responsable de dos tercios del suministro eléctrico indio, creció 2.6 por ciento en los últimos diez años, comparado con el crecimiento anual del 8 por ciento de la demanda en el mismo periodo.
El desarrollo del sector de la electricidad está frenado aunque el país cuenta con abundantes reservas.
La principal causa ha sido las disputas entre grupos ambientalistas locales y rurales con Coal India, la corporación nacional de carbón.
El flujo de la demanda de carbón presenta un cuello de botella: los trámites burocráticos y los obstáculos logísticos entorpecen el proceso, aunado a las complicaciones en la transportación de carbón de los lugares de mayor producción a los centros de más demanda.
Como resultado de la poca producción local, el gobierno indio se ha visto en la necesidad de importar carbón a precios altos.
A pesar de las complicaciones, las provincias indias venden electricidad a sus ciudadanos a bajos costos.
Otras opciones
La industria del gas natural tampoco ha sido una solución.
A pesar de que hace cinco años se viera con gran optimismo a este sector, hoy le aquejan problemas similares a los de la industria del carbón como las limitaciones en la infraestructura y escases en la producción.
Y al igual que el carbón, la India se ha visto obligada a comprar gas líquido importado para poder solventar la falta de producción interna.
La energía nuclear y las energías renovables como la eólica y la solar se proponen como posibles soluciones a los problemas de suministro energético.
No obstante, la infraestructura de estas industrias sufre sustanciales obstáculos para su desarrollo.
Las trabas políticas han sido el principal freno que impide el desarrollo de la energía nuclear, a pesar del historial positivo de cooperación entre Estados Unidos e India en dicha materia.
En cuanto a la energía renovable, los altos índices de crecimiento no son suficientes para plantearse como opción factible para solucionar la enorme demanda de electricidad del país.
India necesita urgentemente inversión en la red de transmisión y distribución.
La Agencia Internacional de Energía de la OCDE reportó que el país deberá destinar 632 mil millones de dólares de aquí al 2035 para sostener la demanda de la creciente población.
¿Cómo arreglar el problema?
La actual situación energética en India se asemeja a un barco con peligro de hundirse.
El problema es que hay muchos hoyos que tapar antes de que el agua les llegue al cuello.
Antes que nada, se tiene que resolver la cuestión de la inversión, solucionando la disparidad de los precios internos y los precios del mercado.
El gobierno debe detener los subsidios al costo de los combustibles y la electricidad.
Esto dará al sector privado con tecnología más avanzada mayores incentivos para invertir en la producción y distribución de energía.
Lo mismo debe hacerse con los subsidios del agrandado sector agrícola, los cuales representan el 15 por ciento del PIB de la India, pero es el 50 por ciento de la fuerza laboral nacional.
Este argumento no es nuevo: las reformas en los precios ya se habían propuesto para reparar el maleado sector energético.
Tampoco ha sido una teoría sin probar: la provincia de Gujarat, uno de los estados con el peor rendimiento en el sector de energía, reformó los precios de la electricidad.
Las reformas en la industria fueron un éxito del ministro de Gujarat, Narenda Modi, quien convirtió la provincia a una con mejor desempeño económico.
¿Podrán los políticos de Nueva Delhi arreglar la presente crisis? Hasta ahora, el apetito de reformas ha sido decepcionante y se ha visto reflejado en la desaceleración económica.
En junio pasado, una publicación de Standard & Poor’s especuló que la India podría ser el primer “ángel caído” de los BRIC.
Una vez más, los indios experimentan una crisis que pone en evidencia de lo peligroso que puede ser mantener un crecimiento económico a base de subsidios insostenibles.
Sólo podemos esperar que los apagones de este verano sean la llamada de atención que el país necesita.