Michelle Obama, la primera dama que rompió paradigmas
Atractiva, no sólo por el papel que desempeñó durante ocho años como la Primera Dama de Estados Unidos, Michelle Obama traslada su hogar de la Casa Blanca con la aprobación de más de la mitad de la población, y como una huésped en la lista de las 13 Mujeres más poderosas del mundo, según Forbes.
Michelle rompió con la percepción que se tenía acerca de la esposa de un presidente, sobre todo si hablamos del líder de la nación más poderosa del mundo.
Ma. de la Luz ZárateAtractiva, no sólo por el papel que desempeñó durante ocho años como la Primera Dama de Estados Unidos, Michelle Obama traslada su hogar de la Casa Blanca con la aprobación de más de la mitad de la población, y como una huésped en la lista de las 13 Mujeres más poderosas del mundo, según Forbes.
Michelle rompió con la percepción que se tenía acerca de la esposa de un presidente, sobre todo si hablamos del líder de la nación más poderosa del mundo.
“Cambió el paradigma de una primera dama, ya que siempre pensamos que debían ser protocolarias, serias, calladas, distantes de la política. La primera dama saliente, rompió todas las barreras en todos los ámbitos”, afirmó Wendy Crespi Franco, maestra en Ingeniería en Imagen Pública.
En vez de ello, fue exponente del modelo de “una mujer exitosa, buena pareja, madre entregada, defensora de las mujeres y de las causas que inspiran a la nación. Impulsó programas de ayuda al medio ambiente, la salud y la buena alimentación”, afirma Crespi.
Michelle será recordada por su trabajo activo en favor de las causas sociales. Como ella misma lo mencionó en una entrevista para la revista Vogue, en noviembre pasado, “podría haberme dedicado a cualquier cosa, porque cada una define su propio papel. No hay autoridad legislativa, uno no es el elegido, es un maravilloso regalo de libertad”, expresó al referirse a su trabajo en favor de las causas sociales.
“Lo interesante sobre su imagen pública fue que se acercó a medios no sólo de interés político, sino de línea editorial “rosa” y completamente masivos. La vimos bailando con la conductora de televisión Ellen Degeneres y cantando piezas de Beyoncé en el ya famoso “Carpool” de James Corden o dándole lecciones de buena alimentación a los niños en Plaza Sésamo. Se ‘masificó’”, dijo la autora del libro “¿Qué me pongo?”.
Parte de la aceptación que consiguió en el mundo se debe al acercamiento que tuvo con todos los sectores de la sociedad. “Se mostró como una de ellos, como una mujer con los mismos roles que tenemos en el día a día, y por eso encantó a una nación. Porque es sin duda un ejemplo a seguir y confirmó que, aunque era la mujer del hombre más poderoso de la nación, no dejó su lado humano”, señala Crespi.
Lecciones de estilo
Michelle logró conquistar no sólo a la opinión pública por sus acciones, también sedujo a críticos de moda. Desde su llegada a la Casa Blanca fue seguida por la prensa especializada. Incluso protagonizó en tres ocasiones la portada de Vogue, la primera en 2009, unos cuantos meses después de la llegada de Barack al cargo; la segunda en 2013, y la más reciente, en noviembre pasado. Annie Leibovitz, una de las grandes artistas de la lente, fue quien tomó las fotos para una de las revistas de moda con mayor prestigio.
Vogue tiene una larga historia de primeras damas en sus tapas. Lou Henry Hoovert, esposa de Herbert Hoover en 1929. Eleanor Roosevelt, Jackie Kennedy, Pat Nixon, Nancy Reagan, Barbara Bush y Hillary Clinton. Sin embargo, a Michelle la llevó en diversas ocasiones, no sólo por ser la esposa del presidente en funciones, sino porque llegó a considerarla como una mujer que marcaba tendencia en el mundo de la moda, justamente su especialidad.
“Sus ‘looks’ eran seguidos por millones de mujeres americanas, y claro que también de otros lugares del mundo”, comenta Rebeca Maccise, consultora en Imagen y experta en moda.
Sus vestidos de corte tipo A, estampados florales y colores brillantes, de la mano de prendas creadas para resaltar sus atributos valieron a Michelle Obama que Vanity Fair, un referente en el mundo de la moda y el estilo, llegara a incluirla en la lista de las primeras damas mejor vestidas, además de figurar en los listados de Sunday Times, entre otras.
“Michelle conocía perfectamente los cortes en el vestir que le favorecían y por eso, en la gran mayoría de las ocasiones la vimos utilizar el tipo “A”, ya fuera en vestidos o faldas, que con el volumen en la parte inferior ayudaba a disimular el tamaño de su cadera y a resaltar la cintura”, dijo Maccise.
Este tipo de corte se hizo famoso a finales de la década de 1940, cuando Christian Dior quiso destacar la feminidad de la mujer, luego de la Segunda Guerra Mundial, “es por ello que nació el estilo “bon ton” (buen tono) y “ladylike”, o sea, las mujeres elegantes, ultra femeninas y que cuidan su imagen. Esa era la idea de Michelle al usar estas prendas”, señaló conductora del programa “Amigas con derechos” de Efekto TV.
Modelo de start-ups
Michelle ayudó a impulsar la carrera de varios diseñadores al portar sus creaciones, algunos de los que catapultó fueron Jason Wu, Brandon Maxwell, Naeem Khan y Duro Olowu. Todos tienen un factor en común: son creadores jóvenes, a quienes dio un gran impulso al portar sus prendas.
“Durante las famosas cenas de estado también vistió de Narciso Rodriguez, Alexander McQueen, Versace, Marchesa, Carolina Herrera, entre otros populares nombres en el mundo de la alta costura. Claro que dependía del país invitado, pues justo hablando de esta última diseñadora venezolana (Herrera), Michelle usó un vestido de flores en su viaje a Cuba y se agotó en tiendas al poco tiempo. El vestido costaba 2,000 euros”, explicó Maccise.
Era tal su convicción por este mundo por primera vez llevó a la Casa Blanca a más de 100 estudiantes de bachillerato, así como de las Universidades de Nueva York, Pensilvania y Washington, para que se reunieran con Anna Wintour, una de las mujeres más influyentes y poderosas en el mundo de la moda, y con diseñadores de la talla de Diane Von Furstenberg, Prabal Gurung y Zac Posen para una jornada de educación que llamaron Fashion Education Workshop.
Michelle sabía que la elección de una prenda siempre se debe basar en el contexto en el que se va a presentar y lo declaró así: “La primera interacción con la gente es lo que ven. Así que no puedes dar nada por sentado. Cuando viajas a un país, los colores que llevas, el corte de un vestido, la longitud del dobladillo, si tus hombros se están mostrando, son declaraciones importantes de respeto, apreciación y comprensión de una cultura. Pero también es importante que uno se sienta cómodo y eso es lo que me ha impulsado a vestirme y a elegir las opciones cuestionándome ¿Me siento bien en esto?”, dijo a InStyle en octubre pasado.
Con moda cercana a la gente
Su sencillez está marcada por una elegancia sin complicaciones, tal como señala Kate Betts, autora del libro “Everyday Icon: Michelle Obama and the Power of Style”, en donde narra cómo prefiere usar prendas de bajo costo para mostrarse “más real y cercana” a la gente.
La primera dama llamó la atención al aparecer en diversas ocasiones utilizando prendas accesibles, como el vestido H&M que utilizó en Londres 2009 durante el encuentro de los líderes mundiales del G-20 en 2009. Sin embargo, no fue la única ocasión en que eligió prendas de marcas masivas. El Daily Mail recuerda el vestido de lunares blancos de la mencionada marca utilizado durante su aparición en el programa Today, que un par de días después volvió a utilizar en el matutino Live with Regís & Kelly. Ejemplos hay de sobra durante los ocho años en que vivió en la Casa Blanca.
En la citada entrevista con Vogue, la primera dama habló de su gusto por la moda, al que consideró casi una casualidad, ya que según ella, “todo se traduce a nivel de comodidad”.
La responsable de crear esa conexión mágica entre Michelle, su ropa y la imagen de la que se enamoró el mundo fue Meredith Koop, una mujer de 35 años, que fue la encargada de elegir las prendas que diariamente portó, para ella no era la casualidad o la comodidad el único factor que consideraba para decidir el guardarropa de una de las mujeres más mediáticas del mundo.
“Siempre tenemos en cuenta dónde vamos y los patrones culturales del país. El objetivo es rendir tributo a cada lugar que visitamos, sin perder el espíritu de Estados Unidos”, dijo la encargada de elegir los atuendos de la primera dama a la revista Harper’s Bazaar a finales del 2016.