Luis Gustavo Marin y Dunia Nessi están en lados opuestos del espectro político venezolano. Y ambos sienten angustia a escasos días de las elecciones del próximo domingo.
Marín, jefe de seguridad de 49 años y firme partidario del presidente Hugo Chávez (1999-2012), teme que el candidato opositor Henrique Capriles ponga en marcha una violenta purga de ‘chavistas’ que trabajan en el gobierno.
Si Chávez se impone, Nessi, una contadora de 62 años, teme que la situación de inseguridad se desborde y que tenga que emigrar del país como lo hicieron sus dos hijos y unos 500 mil venezolanos en la última década.
“Tu no tienes seguridad en nada”, dijo a la agencia AP la contadora. “Aquí pueden venir a expropiar hasta el apartamento y meter aquí cuatro familias más”.
El miedo de Nessi se ha apoderado de la cotidianidad de muchos venezolanos de cara a las elecciones. Fuera de la situación de inseguridad, de perder sus trabajos o beneficios logrados si votan por uno y otro candidato, los venezolanos también temen disturbios y violencia dado el nivel de confrontación política de la campaña.
El miedo no es inventado. La campaña de Chávez ha avivado los temores al construir un mensaje que advierte de un caos inminente si su gobierno no es relegido. Ese caos incluye la abrupta interrupción de programas sociales, la privatización de la empresa de petróleos PDVSA y una cacería de brujas contra los funcionarios chavistas.
Capriles ha evitado el alarmismo y la estrategia del miedo y ha dicho “ni odio, ni revancha, ni pase de factura”. Sin embargo, se ha comparado con el David que libra una lucha contra el Goliat Chávez, mientras que el caudillo usa epítetos como ‘majunche’ (de mala calidad), para referirse a él.
Ese ambiente de polarización electoral ya produjo una tragedia: dos miembros de una de caravana Capriles fueron baleados el sábado en el estado de Barinas, al oeste del país por presuntos partidarios de Chávez.
Ambos candidatos hicieron un llamado a la no violencia pero las muertes han incrementado la tensión y los temores de disturbios si el resultado del domingo es impugnado.
Fuera de todos estos temores, muchos sospechan que su sufragio no será mantenido en secreto pese a las certezas que han ofrecido los miembros del Consejo Nacional Electoral, organismo controlado por Chávez.
Para estas elecciones, el gobierno no invitó a observadores internacionales, pero la campaña de Capriles montó una organización que tendrá testigos electorales en cada mesa de votación.
Aun así, se espera que el 75 por ciento de los votantes registrados vayan a las urnas el domingo.
(Fuente: AP)