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Militares voluntarios en la frontera

Trump pretende que una extensión de la milicia de Estados Unidos constituida por voluntarios resguarde la frontera de su país. El estado de California promete convertirse en el gran opositor de esta propuesta

El presidente de Estados Unidos Donald Trump firmó la noche de este miércoles un memorándum para usar tropas de la Guardia Nacional con la intención de proteger la frontera sur de su país. Este grupo militar es una fuerza de reserva constituida por voluntarios y puede ser utilizada sólo con la autorización de los gobernadores de los estados.

El mandatario estadounidense ayer reforzó su plan de utilizar la Guardia Nacional cuando declaró que desplegará entre 2 mil y 4 mil soldados de esta fracción del ejército para proteger la frontera con México.

Los gobernadores de Texas y Arizona, estados fronterizos de Estados Unidos con México, respaldaron desde el miércoles la decisión del presidente de usar la Guardia Nacional en la frontera sur del país. Los otros dos estados limítrofes son Nuevo México y California, cuyos gobernadores aún no se han pronunciado sobre esta fracción militar.

La gobernadora de Nuevo México es la republicana Susana Martínez y sin importar su origen hispano ha demostrado en varias ocasiones que es partidaria de endurecer las políticas migratorias. La gran fuerza opositora al uso de la Guardia Nacional en la frontera será representada por el gobernador de California Jerry Brown, un demócrata defensor de los migrantes que forma parte de un grupo de políticos californianos autoproclamados líderes de la resistencia antiTrump.

“El estire y afloje entre los dos partidos en los estados fronterizos es muy grande. Aunque Trump tenga el apoyo de dos gobernadores no quiere decir que todos los gobernadores acepten a los militares. California es un estado que evidentemente no se prestara a algo así sobre todo porque no le conviene”, explicó Arlene Ramírez Uresti, doctora en relaciones internacionales.

Aunque Trump prácticamente ya tiene garantizados tres estados, California puede representar un gran peso para evitar que la Guardia Nacional se establezca en toda la frontera. Este estado puede convertirse en la resistencia porque su territorio es muy grande y es uno de los estados que más contribuye al Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos.

“Con que California no esté de acuerdo no se puede implementar a lo largo de la frontera la propuesta del presidente Trump. Tendría que tener un consenso general de todos los gobernadores y si California no va con la militarización no podría el presidente patrullar un tramo y dejar abierto California, no sería tan factible”, expuso Ramírez Uresti.

Extremistas en la milicia

La Guardia Nacional es una extensión de la milicia en la que participan ciudadanos de Estados Unidos como voluntarios. Ante los problemas de racismo de este país norteamericano, algunos grupos extremistas podrían sumarse a esta reserva del ejército.

“Tomando en cuenta el tema racial y la condición social y comunitaria en ciertos estados tal vez algunas personas que pertenecen a la white supremacy quieran sumarse a la Guardia Nacional para patrullar la frontera. Es un tema de pavor”
Arlene Ramírez UrestiDoctora en relaciones internacionales

Por otra parte, Trump aún tendrá que lidiar con los problemas presupuestales para lograr sustentar económicamente el uso de esta fracción del ejército. “Las condiciones presupuestales en Estados Unidos hoy en día no son lo suficientemente sólidas como para poder reconducir de todo el paquete presupuestal que se aprobó para términos de desarrollo para un tema militar”, afirmó Ramírez Uresti.

En cambio, Karen Sigmond, especialista en derecho internacional y profesora del Tecnológico de Monterrey en Toluca, comentó que el presupuesto para la Guardia Nacional ya está asignado, pero el problema será que los gobernadores quieran ejercerlo.

“Generalmente todas las cuestiones del presupuesto sí pasan por el Congreso, pero desde el principio se asigna un presupuesto a la Guardia Nacional y para poder ejercerlo se requiere trabajar con los gobernadores”, aclaró Sigmond.

Además, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México informó en un comunicado este miércoles que la Guardia Nacional únicamente realizará labores de apoyo al Departamento de Seguridad Interior. La dependencia también precisó que los elementos de esta extensión del ejército no portarán armas ni realizarán funciones de control migratorio o aduanero.

“Estos soldados no tienen las facultades que sí tienen las patrullas fronterizas. Ellos estarían colaborando en las labores de la seguridad, pero sin la capacidad de tomar decisiones sobre los migrantes”
José Luis CruzAnalista político de la Universidad Iberoamericana

No es la primera vez

La dependencia mexicana encargada de las relaciones exteriores también aclaró que el uso de la Guardia Nacional en la frontera es un despliegue de características comparables a los que tuvieron lugar en 2006, durante la administración del expresidente George W. Bush, con la Operación Jump Start, y en 2010, durante el mandato del exjefe de Estado Barack Obama, con la Operación Phalanx.

En 2010, el entonces presidente Obama envió a mil 200 integrantes de la Guardia Nacional a la zona fronteriza para respaldar operaciones contra redes ilícitas de tráfico de personas, de drogas, de armas ilegales y de dinero hasta que se establecieron protecciones fronterizas más sólidas. En 2006, W. Bush respondió a solicitudes de los gobernadores de Arizona, California, Nuevo México y Texas con el despliegue de 6000 miembros de la Guardia Nacional para asistir con temas de ingeniería, aviación, identificación de quienes ingresan y más.

“El sentido incluso retórico era diferente. Lo hicieron por una cuestión preventiva y argumentado la falta de capacidad de los gobiernos locales y la baja de efectivos que tenía la patrulla fronteriza. Discursivamente supieron vender la idea mejor que el presidente Trump”, mencionó Ramírez Uresti.

Por otra parte, el presidente de México Enrique Peña Nieto, emitió ayer un mensaje dirigido a Trump: “Si sus recientes declaraciones derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes o de su Congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos. No vamos a permitir que la retórica negativa defina nuestras acciones”.

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