Muerte por decreto de Jair Bolsonaro

El presidente Jair Bolsonaro se encuentra de nuevo en el centro de las críticas por las irregularidades de su gobierno respecto a la publicación de las cifras acumuladas de los infectados y fallecidos a causa del coronavirus
Mara Echeverría Mara Echeverría Publicado el
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Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, está de nuevo en el ojo del huracán después de la controversia generada por las irregularidades de su gobierno respecto a la divulgación de las cifras totales de los infectados y fallecidos a causa de Covid-19 en el país.

El mandatario, que enfrenta unas semanas difíciles a raíz de sus acciones para atender la emergencia sanitaria, pidió retirar del sitio web del Ministerio de Salud las cifras acumuladas sobre los contagios y decesos, situación que llegó a un máximo nivel de confusión, dado que se publicaron dos cifras distintas para el conteo del 7 de junio.

Para gobernadores, el presidente brasileño no cuenta con una estrategia para enfrentar la emergencia que mantiene en vilo su sistema de salud

En un inicio, el Ministerio de Salud informó que había un total de 658 mil 427 contagios y 37 mil 312 decesos, lo que significaba un aumento de 12 mil 581 nuevos casos de Covid-19 y mil 382 fallecimientos. Sin embargo, horas más tarde las cifras se actualizaron, entonces se reportaron 525 muertes y 18 mil 912 contagios, sin presentar los datos acumulados.

A esto se suma que el presidente Bolsonaro quiso cambiar el informe diario en el que las autoridades de salud presentan cifras sobre el avance de la enfermedad, de las 5:00 a las 10:00 pm, hora en la que finaliza la transmisión de los principales noticieros en el país.

Como respuesta, se registraron movilizaciones a favor y en contra del mandatario de ultradechera. En São Paulo, una de las ciudades más importantes para la nación latinoamericana, las concentraciones se realizaron en Largo da Batata, una plaza pública ubicada en el distrito de Pinheiros. En las cercanías, en la Avenida Paulista, otro grupo se reunió para manifestarse a favor del fin del confinamiento como propone el presidente, de acuerdo con medios locales.

Las protestas en contra de la administración de Jair Bolsonaro comenzaron hace dos semanas y han ido en aumento en los últimos días, a la par de los movimientos antirracistas en Estados Unidos después de la muerte de George Floyd bajo custodia policial.

En encuentros con sus seguidores -en los cuales no respeta reglas de distanciamiento social, ni utiliza cubrebocas-, Bolsonaro no ha perdido la oportunidad para calificar a quienes participan en las movilizaciones de “terroristas” y acusa que son financiados por sus opositores.

A estas acciones se añaden los intentos de la prensa brasileña por acumular las cifras estatales a fin de presentar datos más claros y precisos a la ciudanía sobre la emergencia sanitaria, lo cual también ha sido criticado por el gobierno.

Jair Bolsonaro es uno de los presidentes que continuamente minimiza la pandemia, pese a que Brasil es el segundo país con más contagios en América Latina y superó a Italia en número de decesos, de acuerdo con el monitoreo que realiza la Universidad Johns Hopkins.

Hasta el último conteo, Brasil excedió los 691 mil 758 contagios de coronavirus y 37 mil 312 decesos. Las zonas más golpeadas por la emergencia sanitaria son São Paulo con 123 mil casos confirmados, Río de Janeiro con 59 mil 240 y Ceará con 56 mil 056, mientras las muertes aumentan en miles cada día.

Golpe a Jair Bolsonaro

La emergencia sanitaria en Brasil logró contagiar al sistema político en contra de Jair Bolsonaro. Una de las afrentas más fuertes para el mandatario ha sido la tensa salida de dos representantes del Ministerio de Salud, quienes manifestaron sus discrepancias respecto al manejo de la emergencia.

El primero en abandonar el barco fue Luiz Henrique Mandetta, quien dimitió el 17 de abril tras insistir en la necesidad del confinamiento obligatorio. Nelson Teich, su sucesor, dejó el cargo el 16 de mayo por las presiones del presidente para apostar por la apertura de comercios no esenciales. Por ahora, la dependencia está a cargo del general Eduardo Pazuello, un militar sin experiencia en el área.

La realidad es que el mandatario no ha tenido una estrategia clara para enfrentar la crisis sanitaria que mantiene en vilo su sistema de salud. Desde el 26 de febrero, cuando se registró el primer caso de Covid-19 en el país, Jair Bolsonaro se ha dedicado a calificar la enfermedad como una “gripecita”.

A esto se suman sus constantes críticas sobre la respuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la pandemia, organismo al que amenazó con suspender sus donaciones, tal y como lo hizo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Los constantes manotazos de Bolsonaro para echar a andar la economía más grande de América Latina le han costado fuertes críticas de legisladores, gobernadores, expertos en la salud y autoridades sanitarias a nivel internacional, incluso golpearon la percepción de su gestión entre la población.

Hasta el 27 de mayo, el porcentaje de brasileños que aprueba la administración del mandatario cayó 23 puntos porcentuales para ubicarse en 26 por ciento, mientras que 49 por ciento considera que la presidencia es muy mala, de acuerdo con una encuesta de XP/Ipespe

En medio de la crisis política, una de las voces que se ha hecho escuchar es la del expresidente Lula Da Silva, quien ha calificado como irresponsable a Bolsonaro por querer manipular los datos de Covid-19 para ocultar la gravedad de la crisis sanitaria en Brasil.

“El pueblo brasileño, incluso los que apoyaron a Bolsonaro, no merecen esta irresponsabilidad con el recuento de las víctimas del coronavirus”, escribió el fundador del Partido de los Trabajadores en Twitter.

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