Las venezolanas desesperados por no poder comprar alimentos, medicamentos y productos básicos están vendiendo su cabello en Colombia. Una trenza gruesa cuesta entre 50 mil a 80 mil pesos colombianos. Las pelucas que se crean con este cabello después se venden a más de 300 euros.
Milagros Calderón cuenta para el diario El Mundo que vendió su cabello para comprar pañales y leche para su hijo, productos que ya no podía adquirir en Venezuela debido a la situación de desabastecimiento. La joven vendió su cabellera larga y frondosa a cambio de 60 mil pesos colombianos, es decir, 17 euros.
Como miles de personas lo hacen cada día, Calderón atravesó el puente internacional Simón Bolívar, la principal vía terrestre que comunica a Colombia con Venezuela, para conseguir alimentos y productos para bebé.
En un sólo día, medio centenar de chicas se desprenden de su cabello en la frontera entre Colombia y Venezuela. Hasta ahora una de las mujeres que ha recibido mayor cantidad de dinero a cambio de su cabellera es una rubia que obtuvo 140 bolívares.
Néstor Solano, coordinador general del Voluntariado Tachirense por el Cambio, informó que las venezolanas hacen enormes filas para vender su cabello en la población colombiana de La Parada.
Una decena de intermediarios de mujeres y hombre que son conocidos como los “arrastradores” esperan a unas 200 mujeres al día en el puente fronterizo en San Antonio para llevarlas al primer poblado que se encuentra en el territorio colombiano y cortar su cabello. Muchas de ellas aceptan la propuesta con la intención de llevar algún sustento para sus hijos.
“A qué punto llegamos para que tenga que vender mi cabello para comprarle comida a mis hijos”, dijo Crismary González a Reuters recientemente. La venezolana admitió que ha vendido dos veces su cabello y el de su hija para adquirir alimentos.
María Páez, comerciante que vende productos capilares y cabello, explicó para Reuters que ella incluso compra mechones para ayudar a las jóvenes. Agregó que adquiere pequeños fragmentos de cabello de mujeres venezolanas porque sabe que el dinero lo utilizan para comer.
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Venezuela actualmente sufre escasez y desabastecimiento de alimentos. El gobierno venezolano ha reconocido que enfrenta una grave situación alimentaria y la atribuye, entre otras razones, a la disminución de ingresos petroleros.
Las mujeres deben invertir entre ocho y catorce horas semanales en las filas para adquirir los productos regulados por el gobierno, según varias asociaciones civiles que protegen los derechos de las mujeres en el país sudamericano. Durante el tiempo de espera, estas mujeres están expuestas a la violencia e inseguridad.
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Las venezolanas deciden vender su cabello para comprar alimentos para sus hijos. En abril de 2017, 54 por ciento de niños y niñas menores de cinco años en cuatro estados de Venezuela tuvo un déficit nutricional, el porcentaje aumentó al 68 por ciento en agosto, según “Institucionalidad democrática, estado de derecho y derechos humanos en Venezuela”, tercer informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre la situación en el país sudamericano.
De acuerdo a El Mundo, no todas las mujeres venezolanas que venden su cabello en Colombia regresan a su país de origen. Algunas jóvenes venden su cabello en las peluquerías que están a unos metros del lugar donde salen autobuses a Quito, Lima, Santiago de Chile y Buenos Aires.
Para llegar a la capital argentina, última parada del viaje, se necesitan entre 9 y 10 días, después de pagar mil 400 bolívares. Las venezolanas pagan los viajes con el dinero que reciben de la venta de su cabello.
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