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Nadie se salva

Ni Hugo Chávez es el diablo ni Henrique Capriles es un santo.

En estas elecciones presidenciales de Venezuela, nadie sale limpio ni exento de culpas.

Si bien es cierto que el actual mandatario cuenta con una maquinaria mediática y los recursos estatales para respaldarlo, el camino rumbo a los comicios del 7 de octubre ha estado marcado por una constante guerra sucia por parte de los dos candidatos.

Ambos se han encargado de usar las armas a su alcance para atestar golpes a la imagen de su contrincante.

"¿Por qué llora él (Hugo Chávez)? ¿Quién llora por las madres que a esta hora están velando en alguna funeraria a su hijo que cayó producto de la violencia?"
Henrique CaprilesCandidato opositor a la Presidencia de Venezuela
Según un informe publicado por el Consejo para las Relaciones Exteriores, "los chavistas no dejarán voluntariamente el poder y estarían dispuestos a provocar la violencia para evitarlo"

Ni Hugo Chávez es el diablo ni Henrique Capriles es un santo.

En estas elecciones presidenciales de Venezuela, nadie sale limpio ni exento de culpas.

Si bien es cierto que el actual mandatario cuenta con una maquinaria mediática y los recursos estatales para respaldarlo, el camino rumbo a los comicios del 7 de octubre ha estado marcado por una constante guerra sucia por parte de los dos candidatos.

Ambos se han encargado de usar las armas a su alcance para atestar golpes a la imagen de su contrincante.

El presidente Hugo Chávez aprovecha los medios oficialistas y los programas sociales para lanzar ataques contra el candidato de oposición, Henrique Capriles Radonski.

Por su parte, Capriles tiene a su favor los medios no alineados al Estado que lanzan constantes campañas críticas contra el mandatario. En esta guerra nadie se salva.

Parte de guerra

Ambos, muy a su estilo, intentan ganar la batalla electoral.

El general golpista tiene la simpatía de un gran número de personas beneficiadas por sus programas sociales enfocados sobre todo en educación, vivienda, alimentación y salarios mínimos, de los más altos en América Latina.

En el otro frente, Henrique Capriles, quien fuera gobernador del estado de Miranda, tiene en sus manos el desprestigio que le ha generado al actual gobierno la constante inflación y la cruenta ola de violencia que azota Venezuela desde hace ya varios años.

El chavismo se ha encargado de mantener vigente el discurso ofensivo contra Capriles Radonski, donde se le acusa de  ser un “burgués” que busca beneficiar a la “oligarquía”.
Además, Hugo Chávez ha dicho que el candidato de oposición es un peligro para el país.

“Con el triunfo del 7 de octubre vamos a seguir alejándonos del espanto de la guerra civil”, mencionó el mandatario, haciendo alusión que el estallido de violencia sería inevitable si gana el ex gobernador de Miranda.

Por su parte, Henrique Capriles criticó al presidente por la inseguridad que se vive en Venezuela.

El candidato de oposición se mofó de Chávez después de que éste llorara durante un discurso.

“¿Por qué llora él? ¿Quién llora por las madres que a esta hora están velando en alguna funeraria a su hijo que cayó producto de la violencia?”, dijo Capriles en un mitin en Petare, uno de los barrios venezolanos más peligrosos según Associated Press.

La actual violencia de Venezuela es la carta fuerte de la oposición contra Chávez.

Según datos del Ministerio de Justicia venezolano, más de 14 mil personas fueron asesinadas en 2011.

Las armas de batalla

Los medios de comunicación han sido pieza fundamental en la pelea por la presidencia para ambos candidatos.

Venezolana de Televisión, medio alineado al oficialismo, dedica gran parte de sus espacios a dos cosas: desprestigiar a Capriles o alabar los logros de la administración de Hugo Chávez.
Pero contrario a lo que se pudiera pensar, el gobierno no ostenta el monopolio de la información.

Según la publicación francesa Le Monde Diplomatique, sólo el 12 por ciento de los canales de televisión son públicos en Venezuela, el resto, o sea un 88 por ciento, son privados o comunitarios.

Además, los principales diarios privados venezolanos como El Universal o El Nacional, son sistemáticamente hostiles al Gobierno, pero se muestran favorecedores a Capriles.

No obstante, lo anterior no absuelve al gobierno del hecho de que éste emplee todos los medios a su alcance para crearse propaganda y acallar muchos otros que no están a su favor.

Un ejemplo es el programa dominical “Aló Presidente”, transmitido por el Sistema Nacional de Medios Públicos de Venezuela, dedicado a hablar de las políticas chavistas, además moderado por el mismo mandatario.

A esto se le suman la posibilidad que Chávez tiene de censurar a los medios que lo critican, como lo dijo Tamara Slusnysde de RCTV.net en una entrevista para el periodista argentino Jorge Lanata.

“El haber sido críticos fue lo que propició el interés de Chávez por cerrarnos, no hay libertad de prensa”, argumentó la informadora venezolana.

Las encuestas también juegan un papel importante.

Mientras los diarios oficialistas cantan una asegurada victoria del presidente, El Universal dice que Capriles tiene una ventaja holgada de hasta 16 por ciento.

Lo anterior hace difícil saber a ciencia cierta qué medio se apega más a la verdad.

El dinero sucio

La semana pasada se pudo observar un intercambio de golpes entre ambas partes.

Primero fue la oposición, cuando Globovisión (televisora crítica de Chávez), transmitió la entrevista de Ramón Martínez, ex gobernador de Sucre, quien aseguró que el presidente pretendió sobornarlo con un millón de dólares para que abandonara a Capriles.

David De Lima, político chavista, es señalado por Martínez como el autor del soborno.

“No estaré con el comandante en Jefe (Hugo Chávez) porque no pensamos igual”, así fue como rechazó Martínez supuestamente el millón de dólares.

Días después, el canal del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información transmitió un video donde el diputado Juan Carlos Caldera recibía fajos de billetes de parte de un empresario privado para financiar la campaña de Capriles.

El video comenzó a circular por redes sociales con el título “El video que Capriles no quiere que veas”.

El candidato de oposición se vio obligado a separar a Caldera de su cargo.

“Ni él ni ninguna otra persona tiene derecho a utilizar mi nombre para obtener beneficios”, aseguró Capriles Radonski

Al escándalo de los sobornos se le sumó el caso de Macario González, coordinador de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD, partido de oposición).

Gonzáles dijo que De Lima también se acercó a él para ofrecerle dinero a cambio de que éste emitiera declaraciones negativas sobre las propuestas de Capriles.

La violenta guerra sucia

Los actos de campaña han estado marcados por conatos de violencia.

El pasado 12 de septiembre, 14 personas resultaron heridas en un enfrentamiento durante un acto proselitista de Henrique Capriles.

Los atacantes eran partidarios del presidente, quienes bloquearon un camino y lanzaron piedras a la oposición.

Al respecto, el ex gobernador de Miranda acusó al presidente sin mencionarlo: “Es usted el que quiere ese escenario, es usted el que quiere sembrar el miedo, es usted el que quiere que los venezolanos se sigan enfrentando unos con otros”.

Los simpatizantes de Chávez, por su parte, culparon a la oposición por la violencia al decir que ellos la provocaron al buscarlos.

No obstante, pruebas apuntan a que la violencia ha sido mayormente ocasionada por quienes apoyan al presidente.

Jaime Castillo, criminólogo venezolano, comentó que los funcionarios del gobierno de la localidad donde ocurrió el altercado habían instado por redes sociales y radio que los partidarios de Chávez salieran a las calles a atacar.

Otro incidente en mayo terminó con un simpatizante de Capriles herido de bala cuando el candidato opositor visitó un barrio de Caracas mayormente chavista.

Según un informe publicado por el Consejo para las Relaciones Exteriores, “los chavistas no dejarán voluntariamente el poder y estarían dispuestos a provocar la violencia, orquestar los disturbios civiles, o participar en diversas formas de resistencia armada para evitarlo”.

La batalla final se ve cada vez más cerca y se pronostica que ambos frentes liberen todas las armas a su alcance.

¿A quién le alcanzará más para quedarse con la silla presidencial, cueste lo que cueste?

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