El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, reconoció ayer que se equivocó al confiar en el exjefe de finanzas de su partido pero negó las acusaciones de financiación irregular y pagos sistemáticos de sobresueldos bajo la mesa.
Y, a pesar de reiteradas peticiones de dimisión del opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de otros grupos minoritarios, Rajoy dejó claro que no piensa marcharse: “Ni voy a dimitir ni voy a convocar elecciones legislativas.
“No me voy a declarar culpable porque no lo soy.”
“Cometí el error de creer a un falso inocente, pero no el delito de encubrir a un presunto culpable”, añadió en referencia al extesorero del gobernante Partido Popular (PP), Luis Bárcenas, cuyo nombre pronunció públicamente desde la irrupción del escándalo y al que ayer sí calificó de “delincuente”.
El presidente del Estado español compareció ayer en una sesión especial en el Parlamento tras la inistencia del resto de grupos para que diera explicaciones sobre el caso Bárcenas, que lo involucra a él directamente, ya que según la documentación del extesorero él también cobró sobresueldos.
En menos de dos años, el PP padece un enorme desgaste por los recortes en sanidad y educación, los rescates a los bancos, el desempleo –de 26.3 por ciento– y su corrupción interna, que contrasta con los sacrificios exigidos a los ciudadanos.
“Usted está haciendo daño a España”, le dijo Rubalcaba. (AP)
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