Niños atrapados por Trump
Más de 14 mil menores migrantes viven en albergues de EU, entre ellos 171 que fueron separados de sus padres por la política de tolerancia cero. Sus familiares no los reclaman por miedo a una orden ejecutiva que investiga los antecedentes penales de los tutores patrocinadores
Mariana RecamierLa política de tolerancia cero no se aplica desde junio pasado, sin embargo, las consecuencias de esta orden ejecutiva y otras decisiones del presidente Donald Trump provocan que menores de edad permanezcan en albergues para migrantes.
La cifra de infantes que se encuentran retenidos en refugios en Estados Unidos rompe un nuevo récord. Más de 14 mil niños ahora residen en albergues de todo el país, casi tres veces más que el año pasado, informó el viernes pasado el Departamento de Servicios Humanos y de Salud. De ellos, cinco mil 400, es decir, 39 por ciento radican en Texas.
Mark Weber, un portavoz de esta dependencia estadounidense, asegura que los requisitos adicionales establecidos por la administración de Trump para aumentar la seguridad de los niños inmigrantes contribuyen a que ahora más menores se encuentren en albergues.
“Estamos tomando todas las medidas posibles para proteger a los niños en un entorno con muchos actores malos. Estamos equilibrando la velocidad con la seguridad”, dice Weber.
El portavoz agrega que el alto número de menores en los albergues también se debe a la cantidad de niños que cruzan solos hacia territorio estadounidense. Más de 50 mil infantes atravesaron la frontera sur de Estados Unidos sin la compañía de un adulto este año y luego fueron detenidos por el Departamento de Seguridad Nacional.
La misma dependencia remitió a 40 mil 810 menores no acompañados al Departamento de Servicios Humanos y de Salud en el año fiscal 2017, de acuerdo con una hoja informativa de la entidad estadounidense de servicios sociales esenciales. Es decir, en 2018 aumentaron los niños que decidieron llegar al país por su cuenta.
La mayoría de menores que ahora viven en albergues para migrantes llegaron a territorio estadounidense sin compañía, de acuerdo con las declaraciones de Weber. Los niños separados bajo la política de tolerancia cero representan menos de 200 de los 14 mil registrados.
A principios de noviembre, medios de comunicación estadounidenses informaron que aún hay 171 niños separados de sus familias, cuatro meses después de que un juez de California ordenó al gobierno de Trump reunir a las familias inmigrantes indocumentadas que se habían separado en la frontera por la política de tolerancia cero.
Previo a la polémica orden ejecutiva, los centros de detención eran percibidos como espacios temporales para los niños migrantes que llegaban solos o eran separados de sus padres. La mayoría de ellos eran entregados a sus familias en Estados Unidos mientras seguían con sus procesos por entrar de forma ilegal al país.
Ahora los niños están detenidos por más tiempo en los albergues: un promedio de 75 días a partir de agosto, en comparación con los 59 días a partir de junio y los 41 días del año fiscal 2017, según la información proporcionada por el Departamento de Salud y Servicios Humanos al Congreso.
Los niños tardan mucho en salir de los refugios. La tasa diaria de salida se desplomó a 1 por ciento, lo que significa que se colocará a más niños en refugios que en libertad, advierte Mark Greenberg a medios estadounidenses, quien anteriormente supervisaba la Administración de Salud y Servicios Humanos para Niños y Familias.
Restricciones para liberar a los menores
Como admite el portavoz del Departamento de Servicios Humanos y de Salud, organizaciones civiles defensoras de migrantes consideran que estos retrasos en la liberación de los niños se deben a una orden del gobierno de Trump.
Se refieren a un acuerdo que Salud y Servicios Humanos firmó este año para que Inmigración y Aduanas solicite que todos los adultos de una familia que busca recuperar a un niño inmigrante envíen sus huellas digitales para una verificación de antecedentes.
“Están sacando las huellas de los patrocinadores para que las personas que trabajan en los albergues decidan cuando es seguro trasladar a un niño con su familia”, explica Maddie Boyd, integrante del equipo de la clínica jurídica del Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi).
Los patrocinadores son familiares o amigos que aceptan albergar a los niños mientras sus casos migratorios son procesados en las cortes. Boyd agrega que los menores deben tener un patrocinador para salir de los refugios.
“Los niños permanecen en los albergues porque no tienen padres o patrocinadores. Algunos porque sus papás no pasaron las revisiones de antecedentes penales”, destaca la integrante de Imumi.
Boyd añade que no hay un tiempo límite para que los menores se retiren de los albergues. Los días que pasan en estos lugares dependen de lo que tardan las autoridades en asegurar que sus patrocinadores no tienen antecedentes penales.
“En algunos casos rechazan a los patrocinadores porque creen que no son buenos o no tienen sus huellas registradas. Entonces los niños pueden estar ahí un mes e incluso más tiempo”, puntualiza la integrante de la organización.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) confirmó en septiembre que había usado la información obtenida en los procesos para liberar a los niños con el objetivo de arrestar a adultos indocumentados.
Los datos sobre las huellas y antecedentes se comparten con el Departamento de Seguridad Nacional y al menos 41 supuestos patrocinadores que carecen de estatus legal han sido arrestados, según el testimonio de Matthew Albence, subdirector interino de Inmigración y Control de Aduanas, dado al Congreso en septiembre.
Las administraciones anteriores no investigaron el estatus migratorio de las personas cuando decidieron dejar o no a los niños bajo su cuidado, pero eso cambió con Trump.
Ante esta situación, los padres y familiares tienen cada vez más miedo de reclamar a los menores porque no quieren ser detenidos.
No obstante, es necesario que los infantes residan en hogares seguros. Los niños que se encuentran en albergues a menudo sufren de ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático, según varios comunicados de la Academia Americana de Pediatría.
Resistencia demócrata
La revelación de que ICE estaba arrestando a posibles patrocinadores de niños indocumentados provocó que la legislación intentara bloquear la práctica.
La senadora Kamala Harris, demócrata por California, presentó un proyecto de ley este mes para impedir al gobierno utilizar la información que recopila en el proceso de reasentamiento de niños para arrestar a inmigrantes.
“Los niños no acompañados están recluidos en centros de detención o viven en ciudades de tiendas de campaña debido al temor que sienten los posibles patrocinadores a represalias. Este es un obstáculo inaceptable para llevar a estos niños a un hogar seguro y debemos arreglarlo”, dijo Harris en un comunicado.
Tomás Caparroso Franco, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que la orden del juez de California es reunir a los niños con sus padres y no se debe jugar con las indicaciones judiciales porque se pueden abrir nuevos procesos.
“El gobierno tiene la orden precisa de regresar a cada niño a sus padres. La política de tolerancia cero fue una acción sin medida tomada por el presidente de Estados Unidos, quien no consideró las consecuencias que ahora tiene este asunto. Lo más lamentable es que los niños no tienen la culpa ni pueden hablar por ellos”, apunta Caparroso Franco.
Trump no deja de atacar a los migrantes para cumplir con las promesas de campaña que lo colocaron en la presidencia de Estados Unidos. Estas acciones recaen en los más inocentes: más de 14 mil menores de edad que ahora viven en albergues lejos de sus familias.