Niños separados de sus padres en EU podrían enfrentar temor al abandono toda su vida
La separación de las familias de migrantes genera en los niños estrés emocional y temor al abandono, advierte experta de la UNAM
Mariana RecamierCada año, personas de Centroamérica y México viajan a Estados Unidos para buscar oportunidades que mejoren su vida. Algunos de estos migrantes se trasladan solos, pero quienes viajan con sus hijos los exponen a diferentes peligros.
Los primeros meses del presente año, los menores de edad fueron alejados de sus padres como consecuencia de la política de tolerancia cero impuesta por el presidente de Estados Unidos Donald Trump.
Los niños y adolescentes que fueron separados de sus familias no comprenden las razones por las que tienen que vivir este tipo de experiencias.
“Miedo, inseguridad, incertidumbre, ansiedad, estrés y temor al abandono son las emociones que dejarán huella para toda la vida en los hijos de los migrantes que fueron separados de sus padres en Estados Unidos”, asegura Katherine Isabel Herazo González, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM.
En el proceso de tránsito hacia el país norteamericano, algunos niños y adolescentes también son violentados, explotados para trabajar y sufren agresiones sexuales.
Para Herazo González, los migrantes viven tres etapas: expulsión, tránsito y recepción. En cada una se generan o aparecen efectos psicosociales diversos en los niños.
En la etapa de la expulsión, los migrantes enfrentan un duelo por lo que dejan atrás: sus raíces, amigos y familia. La docente destaca que esta primera situación provoca una pérdida e irrupción en la trama psicosocial de vida.
“Muchos de estos niños estaban en escuelas, tenían amigos y una red amplia con quien socializaban en el momento de su partida y se ven sometidos a un cambio brusco y una pérdida que los lleva al duelo”, explica la profesora.
En la segunda etapa, durante el tránsito, los niños no tienen información de lo que sucederá en su camino y es cuando otras personas violan sus derechos. Como consecuencia tienen efectos graves a nivel psicosocial.
Herazo González advierte que al llegar a Estados Unidos, después de todo un proceso migratorio, los infantes ya llevan un trauma acumulativo. En ese momento, sus padres fungen como un elemento de contención frente a estas dificultades que encuentran en su camino, pero resulta que son separados de sus familias.
¿Cómo responden los niños?
Cada menor de edad tiene sus propios antecedentes, fortalezas y limitantes a nivel de su estructura psíquica. Y no todos reaccionan igual ante las problemáticas, pero sin sus padres este proceso es más difícil.
Aunque muchos niños ya regresaron con sus familias debido a la presión política, aproximadamente 700 infantes siguen separados de sus padres.
“Los niños no tienen conciencia y no dimensionan sobre cómo operan las fuerzas sociales, y ellos como sujetos conscientes no saben empoderarse frente a la situación, son sus padres quienes los apoyan en ese proceso y en ese momento no están”, señala Herazo González.
¿Qué se puede hacer?
La profesora comenta que para que los menores se puedan recuperar de estos procesos se tiene que trabajar para que reciban terapia psicológica y psicosocial para sembrar la confianza que perdieron frente a la separación forzada, el despojo y el abandono.
Finalmente, la académica refiere que los efectos psicosociales que se dan en los migrantes dejan huellas para toda la vida.