Unos 160 inmigrantes intentaron el lunes saltar la valla que separa el enclave español de Melilla y Marruecos en la costa norte africana, mientras el gobierno mostró su preocupación por los últimos e inesperados desembarcos de extranjeros en islotes deshabitados bajo soberanía española.
Del grupo que intentó eludir la valla para entrar en Melilla, unos 10 lograron alcanzar suelo español, dijo la Delegación del Gobierno.
Pero el incidente que más preocupa a las autoridades tuvo lugar el domingo, cuando 80 inmigrantes alcanzaron a nado o con embarcaciones precarias la pequeña isla abandonada de Tierra, bajo soberanía española, pero a escasos metros de la costa marroquí.
Se trata de una táctica nueva, que según el gobierno español fue orquestada por las mafias del tráfico de personas.
Cada año, muchos inmigrantes de África tratan de alcanzar Europa a través de España, pero hasta ahora siempre lo habían hecho intentando llegar a la península ibérica o las Islas Canarias.
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, aseguró que está en conversaciones con su homólogo marroquí, Saadeddine El Othmani, para buscar una salida a este nuevo contencioso, de difícil solución en términos diplomáticos.
“Se trata de evitar un efecto llamada”, dijo García-Margallo. “Solo la inmigración legal puede ser integrada en el concepto de la dignidad”.
La isla de Tierra es un terreno abrupto del tamaño de apenas dos canchas de fútbol y está a sólo 30 metros de Marruecos.
De hecho, existen varios islotes cerca de la costa de Marruecos, pero que están bajo soberanía española, en las zonas del archipiélago de Alhucemas, las islas Chafarinas y el Peñón de Vélez.
La mayoría de estos enclaves están deshabitados. En algunos de ellos ahí destacamentos militares, como en Chafarinas.
El gobierno español tiene una papeleta difícil de solventar. Los 80 inmigrantes están teóricamente en suelo español, pero permanecen en la isla de Tierra durmiendo a la intemperie desde el fin de semana.
El Ejército español, que patrulla la zona, les está entregando comida y algunos elementos básicos para sobrevivir.
En España, los inmigrantes que intentan entrar al país sin autorización pueden ser deportados, pero si no llevan pasaporte y no se conoce su identidad o país de origen, comienza un trámite legal mucho más largo y complicado.
García-Margallo señaló que los últimos que llegaron forman parte de “una operación coordinada de mafias de tráfico de personas”. Al mismo tiempo, reclamó una solución a nivel de la Unión Europea.
“No es la primera vez que Europa se enfrenta a una situación así”, recordó García-Margallo en relación a los ocurrido en Italia con la huida de refugiados durante la revolución en Libia que tumbó a Muamar Gadafi.
La entrada de inmigrantes a España alcanzó su máximo apogeo en los años 2002 y 2003, coincidiendo con el desarrollo económico del país ibérico, pero con la reciente crisis las llegadas han caído sustancialmente.
En España residen unos 5 millones de extranjeros, un 12 por ciento de la población. (Con información de AP)