No le creen

El presidente Barack Obama está caminando por terrenos empantanados y por ello la gente le está dando la espalda.

El electorado estadounidense le concedió una segunda oportunidad al brindarle la victoria en los comicios de noviembre de 2012, pero su administración ha sufrido algunos tropiezos.

El último gran escándalo –la revelación de un masivo programa de espionaje a la ciudadanía norteamericana a través de los registros telefónicos y el uso de Internet–  destaca en la racha negativa que viene arrastrando el mandatario.

Jorge Mireles Jorge Mireles Publicado el
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40 %
está dispuesto a ceder libertades civiles para combatir al terrorismo, 20 por ciento más que en 2009. Fuente: Pew Research Institute
http://www.youtube.com/watch?v=ZokyeuZFbE0

El presidente Barack Obama está caminando por terrenos empantanados y por ello la gente le está dando la espalda.

El electorado estadounidense le concedió una segunda oportunidad al brindarle la victoria en los comicios de noviembre de 2012, pero su administración ha sufrido algunos tropiezos.

El último gran escándalo –la revelación de un masivo programa de espionaje a la ciudadanía norteamericana a través de los registros telefónicos y el uso de Internet–  destaca en la racha negativa que viene arrastrando el mandatario.

Detrás de este ejemplo está el presunto hostigamiento a enemigos políticos, escuchas telefónicas a reporteros de The Associated Press (AP), una importante agencia de noticias, el uso indiscriminado de los denominados drones en Medio Oriente, el récord de deportaciones durante su gobierno, y la lista continúa.

La realidad es que cada desacierto, sea el demócrata culpable directo o indirecto, ha provocado una reacción en concreto: su nivel de credibilidad está en descenso.

Una reciente encuesta de NBC/ The Wall Street Journal dio a conocer, posterior a las recientes polémicas, que el 58 por ciento de los votantes dudan de la honestidad e integridad del político demócrata.

Además, el 45 por ciento señaló que los escándalos han levantado “grandes dudas”, y el 68 por ciento acusa a Obama como responsable de lo sucedido, en mayor o menor medida.

En un sondeo de Quinnipiac, el 47 por ciento desconfía del mandatario.

Pero, ¿qué ha conducido al candidato que alguna vez fue la esperanza de un futuro mejor para millones de estadounidenses –y muy probablemente de otras partes del mundo– a esta estrepitosa caída?

Te presentamos los casos más sonados que están causando problemas a la imagen de Barack Obama.

Verizon y Prism, espías

Para muchos el espionaje manifiesto llegó a recordar la Guerra Fría y la actuación de la KGB en EU, otros aceptaron que eran acciones contra el terrorismo.

Durante los años de la Guerra Fría, Estados Unidos retrató a la Unión Soviética como la antítesis de las libertades y la democracia.

Después de la caída del Muro de Berlín, la fama de que en el bloque comunista “las paredes escuchan” se convirtió en un cliché,  apoyado por las tácticas de la KGB de perseguir de cerca a los posibles opositores al régimen.

Sin embargo, esta vez pareciera que Estados Unidos está emulando a su añejo rival.

Al más puro estilo de la laureada película “The Life of the Others” –la historia de un oficial soviético dedicado a espiar a un disidente–, una reciente filtración dio a conocer un masivo programa de vigilancia maquinado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés).

Un exempleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de nombre Edward Snowden, destapó la Caja de Pandora.

Snowden entregó a dos de los más importantes diarios en el mundo –The Guardian en Gran Bretaña, y The Washington Post en EU– documentos que pusieron al descubierto el plan de monitorear millones de registros telefónicos del gigante de las telecomunicaciones, Verizon.

Además, una presentación de Power Point de 41 diapositivas–también filtrada por Snowden– describía el funcionamiento del programa PRISM, el cual permite el acceso a los servidores de 9 de las empresas en línea más importantes, entre las que destacan Facebook, AOL, YouTube, Skype, Microsoft Hotmail y Google, entre otros.

Con la puerta abierta a este mar de información, la inteligencia estadounidense tiene vía libre para obtener una gigantesca cantidad de metadatos.

En el caso de Verizon, el gobierno tiene permiso de revisar qué números se marcaron, la duración de las llamadas, desde dónde se realizó y en dónde se contestó, además del número de la tarjeta del teléfono. No se permitió tener acceso al contenido de las conversaciones.

Por otro lado, el programa Prism es la llave maestra al mundo del Internet: se puede monitorear correos electrónicos, IP’s y fotografías: dónde fueron tomadas, detalles de copyright, identificación del fotógrafo, tiempo de creación y modificación, modelo de la cámara, tipos de flash y dimensiones de la imagen. 

Prism incluye el popular Facebook y búsquedas en Google, en donde es posible monitorear mensajes privados, suscripciones, nombres de usuarios, historial de intereses, eventos y un sinfín más de ejemplos.

Después de conocer todo esto, cualquiera se puede preguntar: ¿con qué fin el gobierno de Estados Unidos quisiera espiar mis fotografías en redes sociales?

La respuesta es sencilla y ha sido una constante en la última década: para combatir el terrorismo.

El atentado en el maratón de Boston el 15 de abril pasado reavivó los fantasmas del 11 de septiembre de 2001, ya que desde el fatídico 9-11, no se había presentado un atentado en territorio norteamericano con la sospecha de que fuera motivado para generar terror.

Es por ello que las revelaciones hechas por Edward Snowden –hoy prófugo en Hong Kong– no hicieron más que desvelar lo que hasta la semana pasada era solo la punta del iceberg: la política de la guerra contra el terror heredada por George W. Bush.

Persecución a reporteros

Espiar a ciudadanos peligrosos podría ser aceptable, pero coartar a la prensa no fue del agrado de los americanos, mucho menos de los periodistas.

El caso del espionaje a los registros telefónicos y a la actividad en Internet no fue el primero de Obama.

El lunes 13 de mayo pasado, la agencia de noticias estadounidense The Associated Press (AP) denunció al Departamento de Estado de haber realizado escuchas telefónicas por más de dos meses a las líneas de sus reporteros y editores, con el fin de encontrar la fuga de información que sospechaban, venía desde dentro de la inteligencia gubernamental.

Pero, ¿para qué espiar una agencia de noticias, cuyo trabajo es protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de EU?

El gobierno de Obama se percató que la fuente noticiosa tenía información confidencial de sus actividades antiterroristas en Medio Oriente. 

AP había conseguido que alguien filtrara información detallada de una operación de la CIA que logró frustrar un intento de la organización extremista Al Qaeda de plantar una bomba en un avión de Estados Unidos en mayo de 2012.

Casi un año después, se sospechó que el flamante director de la CIA, John Brennan, hubiera sido la fuente de The Associated Press.

Gary Pruitt, presidente ejecutivo de AP, calificó el hecho como una “intromisión sin precedentes” y demandó en su momento a que el procurador Eric Holder saliera a dar la cara.

Al poco tiempo, Holder compareció ante el Congreso por el escándalo, encuentro en el que se le vio dubitativo y respondió en más de una ocasión a los cuestionamientos de los senadores con un “no sé”.

El hecho dañó enormemente el trabajo periodístico en Estados Unidos y en el mundo.

Agencias de noticias y diferentes medios externaron su descontento y dijeron que lo ocurrido solo haría más difícil obtener información de fuentes confidenciales.

En una entrevista para el The Washington Post, el abogado de AP, David Schulz, predijo que la intromisión tendría un efecto devastador en la habilidad de seguir generando noticias.

“Esta acción es una puñalada a la actividad de The Associated Press”, comentó Schulz.

El efecto fue tal que la Asociación de Libertades Civiles de Estados Unidos calificó la acción del gobierno como un “abuso inaceptable de poder”.

Y con tropiezos, sigue el segundo periodo

Por Roberta Carrillo

Cablegate

Febrero 2010

> En 2010 Wikileaks publicó cables comprometedores que habían sido enviados al Departamento de Estado por los consulados y embajadas estadounidenses alrededor del mundo. En ellos se evidenció que el gobierno de Obama utilizaba a sus cónsules y embajadores como espías, pasando a la Casa Blanca información personal de gobernantes, como sus debilidades, actitudes, creencias y secretos. Esto resultó en un desastre para las relaciones internacionales de EU.

Fiesta de Payasos

Octubre 2010

> La GSA (General Services Administration o Administración de Servicios Generales) impartió en 2010 una conferencia, en Las Vegas, con payasos y videntes que decían leer la mente… y costó 823 mil dólares. Los gastos innecesarios causaron indignación y resultó en la renuncia de Martha Johnson, administradora de GSA, quien organizó la conferencia.

Solyndra

Septiembre 2011

> Republicanos han acusado a la administración Demócrata de impulsar el préstamo de 535 millones de dólares y promover la marca Solyndra  de energía solar, que se declaró en bancarrota a finales de 2011, a pesar de recibir indicaciones previas de la quiebra. También hay reportes de que se les pidió a los ejecutivos de Solyndra esperar hasta después de las elecciones de 2010 para despedir a  empleados.

Maltrato a la prensa

Marzo 2013

> La oficina del vicepresidente Joe Biden es acusada de interferir con la cobertura de reporteros, haciéndolos esperar en un clóset por más de una hora, forzándolos a borrar fotos y editar reportes.

El IRS va contra conservadores

Mayo 2013

> El inspector general para administración de impuestos de la Tesorería estadounidense, publicó un informe de auditoría confirmando que el IRS (Internal Revenue Service o Servicio de Impuestos Internos) fue intencionalmente más riguroso con grupos opositores a la administración de Obama, que incluían Tea Party y pro-Israel durante las campañas presidenciales de 2012.

AP y Rosengate

Mayo 2013

> The Washington Post reveló en mayo que el reportero James Rosen, de Fox News ha sido monitoreado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos utilizando una orden judicial en la es etiquetado como criminal y conspirador tras sus reportes periodísticos sobre información clasificada. Varios reporteros del Asociated Press también fueron blanco de espionaje por indagar sobre un complot terrorista. El síndico general Eric Holder aseguró en el Congreso que nunca ha sido parte una acusación judicial en contra de un periodista, pero más tarde se reveló que él firmó la orden judicial que catalogaba a Rosen como criminal. El departamento de justicia indicó que no planeaba presentar cargos contra periodistas. 

Operación Bengazi

Septiembre 2013

> El 11 de septiembre de 2012 el edificio diplomático de Estados Unidos en Benghazi, Libia, fue atacado por terroristas. Murieron cuatro miembros de la misión diplomática. El trágico enfrentamiento causó fuertes críticas a la administración de Obama por su incapacidad de proteger al equipo diplomático, así como por sugerir que el ataque fue orquestado por musulmanes.

Cazando enemigos políticos

El escándalo del rigor en los impuestos a los partidos conservadores causó un deterioro en la opinión pública

En Estados Unidos es bien conocida la difícil relación entre Barack Obama y sus rivales políticos, los republicanos.

Congresistas y miembros de diferentes organizaciones conservadoras –como lo es el Tea Party–, en más de una ocasión han estado al acecho para esperar un tropiezo del mandatario para tomar ventaja.

Esta vez no fue la excepción, ya que la administración de Obama les dio material de sobra. 

En la misma semana de la revelación de las escuchas telefónicas a AP en mayo, una nota de The Washington Post acusó a la oficina gubernamental del IRS (Servicio de Impuestos Internos) de perseguir a los grupos conservadores.

El IRS usaba un criterio muy peculiar a la hora de seleccionar a qué organizaciones pondría más atención a la hora de llevar a cabo sus escrutinios.

Todos aquellos grupos políticos que buscaran el estatus de exención de impuestos, al valerse de donaciones, pero que tuvieran en sus nombres palabras como “Tea Party”, “Patriota”, entre otras relacionadas con los grupos de derecha, recibirían una doble revisión.

Testimonios de empleados de la oficina del IRS en Cincinnati confirmaron el hecho, lo que provocó el director de la agencia, Steven Miller.

El asunto no tendría mayor relevancia si esto no hubiera ocurrido previo a las elecciones.

Esto fue considerado por grupos conservadores como una persecución política que buscó amedrentar y debilitar la oposición antes de los comicios.

No faltó quien comparara el caso con el famoso “Watergate”. Matt Kibbe, presidente de la organización FreedomWorks y miembro del Tea Party dijo que el escándalo del IRS era el “doble de grave” que aquél que le costó el puesto al presidente Nixon.

Los otros escándalos

El segundo periodo de los presidentes americanos se considera ‘maldito’, ya que surgen resultados de malas acciones del primero y las cosas se empiezan a complicar. Hay muchos ejemplos.

En Estados Unidos existe la creencia de que los segundos términos de los presidentes están “malditos”.

A Nixon le sucedió con el “Watergate”, a Ronald Reagan con el “Irán-Contra”, a Bill Clinton con el famoso affaire con Monica Lewinsky, y a George W. Bush con la reacción lenta posterior al mortífero huracán Katrina en Nueva Orleans.

Aunque la moneda sigue en el aire, todo apunta a que la administración de Barack Obama se dirige hacia ese mismo camino.

Además de los ya mencionados tropiezos, a Obama le aquejan otros fantasmas de los que no se ha podido librar y ensombrecen el panorama de los siguientes cuatro años.

El caso de Bengasi es uno de ellos. El 11 de septiembre de 2012, un grupo de personas atacó el consulado estadounidense en la ciudad libia de Bengasi y en el lugar murieron cuatro ciudadanos norteamericanos, entre ellos, el embajador Christopher Stevens.

El atentado no pudo llegar en peor momento, ya que la fecha de las elecciones estaba encima y la reelección de Obama se ponía en peligro.

La decisión del gabinete demócrata de decir que se trató de una “protesta que se salió de control” y no de un ataque terrorista, como después aclararían, costó caro.

Los republicanos acusaron al presidente de manipular al electorado y de ocultar información para evitar su caída.

La crisis no termina aquí: la reforma migratoria está en pañales y falta mucho camino por recorrer, Obama no ha cumplido con cerrar la cárcel de Guantánamo y el uso de drones –aviones no tripulados– en Yemen y Pakistán ha causado cientos de bajas inocentes.

El presidente de Estados Unidos no tuvo los dividendos esperados en su primer término, por lo que se pudiera pensar que el electorado le dio la entrada al purgatorio del segundo periodo, para expiar sus penas.

No obstante, sus más recientes pecados le están pasando factura y pueden convertir los tiempos venideros en un infierno.

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