No voy al Mundial

El gobierno brasileño está escondiendo “el polvo debajo de la alfombra”, asegura Carla Toledo Dauden, una joven que decidió compartir “el otro lado” de Brasil.

En un video titulado “No, yo no voy a la Copa del Mundo” –grabado justo antes de que estallaran las protestas en el país sudamericano– Toledo Dauden argumenta que los gastos serán excesivos, que el gobierno está cometiendo abusos en el proceso  y que en el país la prioridad no es “construir estadios”.

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El gobierno brasileño está escondiendo “el polvo debajo de la alfombra”, asegura Carla Toledo Dauden, una joven que decidió compartir “el otro lado” de Brasil.

En un video titulado “No, yo no voy a la Copa del Mundo” –grabado justo antes de que estallaran las protestas en el país sudamericano– Toledo Dauden argumenta que los gastos serán excesivos, que el gobierno está cometiendo abusos en el proceso  y que en el país la prioridad no es “construir estadios”.

“La Copa del Mundo va a costar aproximadamente 30 mil millones de dólares. Eso es más que las últimas tres copas juntas”, argumenta la joven.

Y enseguida contrasta. “Ahora dime, en un país donde el analfabetismo puede alcanzar 21 por ciento… un país que ocupa el puesto 85 en el Índice de Desarrollo Humano y en el que 13 millones de personas están sin alimento diario… ¿ese país necesita más estadios?”.

Aunque Toledo Dauden acepta que, por ejemplo, un heladero venderá más nieves en la playa durante el Mundial, plantea que este evento probablemente no cambiará su vida.

Esto porque el dinero de los turistas se irá directamente a las manos de personas que ya tienen dinero, reprocha la brasileña.

La grabación también incluye imágenes de la policía sacando a las pandillas de las favelas como una “mera solución provisional”, y a las autoridades destruyendo casas para “hacer espacio” para el Mundial.

“Miren a las otras naciones que han sido sede. No necesitamos estadios, necesitamos educación. No necesitamos que Brasil tenga buena imagen en el mundo, necesitamos que nuestra gente tenga salud y comida. No necesitamos más fiestas, sino gente con empleo”, concluye.

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