Oasis para sirios

Nunca habían viajado en avión, pero las 30 horas que duró el viaje de Beirut a Montevideo merecían la pena.

Los cuarenta y dos sirios que volaron junto al secretario de Derechos Humanos de la Presidencia de Uruguay, Javier Miranda, abandonaron un campo de refugiados en Líbano para rehacer su vida en un país lejano, pero solidario. 

Las cinco familias, que huyeron de Siria por la guerra civil que en tres años ha dejado más de 191 mil muertos, fueron recibidas por el presidente uruguayo José Mujica, quien desde mayo manifestó a la ONU su deseo de hospedarlos. 

Mujica saludó uno por uno a los extranjeros y los invitó a desayunar en el Hogar San José, de los católicos Hermanos Maristas.

Aquí recibirán “unas sesiones de español intravenoso” durante siete semanas, mientras determinan la localidad a la que serán trasladados, según las oportunidades laborales. 

“Vamos a tener buenas posibilidades de que se adapten o que al menos vayan generando espacios de autonomía progresiva, porque de eso se trata el programa, de darle una oportunidad a estas personas a que rearmen un proyecto de vida y si algún día quieren volver a su país, lo puedan hacer”, dijo Miranda.

La alegría apenas comienza

Ya en tierra americana, los niños sirios se entretuvieron jugando, mientras que otros prefirieron comer dulces o descansar. “Los más habilidosos (incluyendo varias niñas), eligieron la canchita de futbol y al mejor estilo uruguayo improvisaron un picadito. Parecían sentirse como en casa”, describió la Presidencia de Uruguay en su sitio web oficial. 

El canciller uruguayo confirmó  que en febrero recibirán a siete familias más, que completarán el grupo 120 personas que decidieron amparar.