¿Qué hizo realmente Obama por los indocumentados?
Barack Obama llegó a la presidencia de los Estados Unidos con más del 70 por ciento del voto latino, pero se va como el mandatario que más inmigrantes ha deportado en toda la historia del país, según datos del Departamento de Seguridad Nacional.
¿Cómo se explica esa contradicción?
Roberto TrejoBarack Obama llegó a la presidencia de los Estados Unidos con más del 70 por ciento del voto latino, pero se va como el mandatario que más inmigrantes ha deportado en toda la historia del país, según datos del Departamento de Seguridad Nacional.
¿Cómo se explica esa contradicción?
Algunas organizaciones de la comunidad latina han denominado a Obama el “deportador en jefe”, pero el demócrata asegura que su administración no ha acelerado ningún proceso de deportación y las que se han llevado a cabo se han hecho con apego a la ley.
Para Humberto Garza, especialista en la relación México-Estados Unidos del Colegio de México, pese a que Obama impulsó medidas en favor de los migrantes, al estar dentro de la ley, tiene la obligación de castigar a quienes están fuera de ésta; incluidos los indocumentados.
“Estados Unidos que se enorgullece por ser un país de leyes e instituciones y el temor que por sus fronteras entren terroristas musulmanes o de cualquier nacionalidad, obligaron a Obama a continuar con las deportaciones”, señala el académico.
Obama impulsó una reforma migratoria para proteger a los dreamers, es decir, migrantes que llegaron siendo niños a Estados Unidos, sin embargo, el Senado y la Cámara de Representantes, ambas de mayoría republicana, batearon el intento del mandatario.
El presidente tuvo que recurrir a las polémicas ordenes ejecutivas, un decreto unidireccional que da a los dreamers oportunidades de educación y empleo, así como menores posibilidades de ser deportados, aunque no confiere ningún estatus legal.
Los gobernadores y congresos de 24 estados no vieron con buenos ojos las ordenes de Obama y las impugnaron ante la Corte Suprema, con el argumento que violan la autonomía y las constituciones estatales, lo que ha dejado al borde del colapso el legado migratorio de Obama.
La Corte presionada por los anti y pro migrantes se lavó las manos en el asunto y resolvió que es facultad de los estados legislar el tema, por lo que ahora que Obama deja el poder y llega Donald Trump a la presidencia, el panorama es poco alentador.
“Cada vez hay más personas inconformes con esta situación, cada vez más migrantes, algunas personas en Estados Unidos tienen esa sensación que están perdiendo el control y entonces le exigen a las instituciones, incluida la presidencia, que cumpla sus obligaciones”, explica Garza.
Pero para los activistas las buenas intenciones no bastan, pues los números no mienten, 3.2 millones de deportaciones es el récord que ostenta el primer presidente afroamericano en la historia estadounidense, por delante de George Bush hijo que deportó a 2.1 millones.
La única diferencia es que con Obama el número de inmigrantes indocumentados es de 11.3 millones, mientras que Bush tuvo un promedio de 10.6 millones; la tendencia es clara, a mayor número de migrantes, mayor número de deportaciones.
Los indocumentados mexicanos son los más deportados desde Estados Unidos, pues representan el 57 por ciento, le siguen los guatemaltecos (17%), los hondureños (13%), los salvadoreños (8%) y los dominicanos (0.6%), de acuerdo a cifras de la Oficina de Detención y Deportación.
Trump ha prometido que deportará los 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en el país, lo cual resulta preocupante, ya que ni Bush, ni Obama, emprendieron en su momento una campaña antiinmigrante tan agresiva.
“La deportación de 11 millones no va a ser rápida ni fácil, sobre todo si el periodo de Trump dura cuatro años, no va a deportar esa cantidad de personas, de hecho ya acotó el número de deportaciones de 2 a 3 millones de indocumentado con antecedentes penales”, señala Garza.
El tema de las deportaciones ahora tendrá un tinte económico, pues se estima que para deportar a los 11 millones de indocumentados, Trump necesita un presupuesto de 114 mil millones de dólares, el cual deberá ser aprobado por el Congreso.
Sea cual sea el resultado del legado de Trump, los número indican que las deportaciones y los flujos migratorios no se detendrán a menos que los gobiernos de Estados Unidos, México, Centro y Sudamérica logren una verdadera reforma migratoria.