Oración y silencio: las armas del Papa Francisco ante “perros salvajes” que buscan escándalo

El Papa Francisco, líder de la Iglesia católica, retomó sus misas privadas en la capilla de su residencia vaticana, y recomendó sencillez para hacer frente al “padre de la mentira, el acusador, el diablo”
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Justo cuando afronta la peor crisis de su pontificado por acusaciones en su contra de mentir y haber encubierto a un cardenal abusador, el Papa Francisco aseguró hoy que ante los “perros salvajes” que buscan el escándalo, la actitud debe ser de silencio y oración.

Este lunes el pontífice retomó sus misas privadas matutinas en la capilla de su residencia vaticana, la Casa Santa Marta, después de la pausa veraniega y durante el sermón recomendó la sencillez ante “el padre de la mentira, el acusador, el diablo”, que actúa “para destruir la unidad de una familia” o “de un pueblo”.

Partiendo de las lecturas bíblicas de este día, destacó la actitud de Jesús quien -dijo- afrontó la “jauría de perros salvajes” que eran sus críticos, quienes no razonaban, sino que gritaban y él, pasando en medio, se fue venciéndolos con el silencio.

Esa actitud de humildad, precisó, le permitió sembrar la duda en el corazón de sus acusadores y produce un cambio de atmósfera que lleva la situación “de la guerra a la paz”.

“Con su silencio Jesús vence a los perros salvajes, al diablo que había sembrado la mentira. Su comportamiento nos lleva a reflexionar sobre cómo actuar en la vida cotidiana cuando se crean situaciones incómodas”, señaló, hablando en italiano.

“La verdad es humilde, la verdad es silenciosa, la verdad no es ruidosa. Con las personas que buscan solamente el escándalo, que buscan solo la división, el único camino a transitar es el silencio”, añadió.

Más adelante reconoció que “no es fácil” dar la propia opinión y después callar, pero insistió que es el único camino ante las personas que “no tienen buena voluntad”, que buscan el escándalo, la división y la destrucción.

El Papa justamente apeló al silencio ante las acusaciones de Carlo María Viganó, exembajador papal en Estados Unidos, quien desató un escándalo en la Iglesia acusándolo de proteger al cardenal abusador Theodore McCarrick y pidiéndole abiertamente la renuncia.


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