Óscar Alberto Martínez Ramírez, Tania Vanessa Ávalos y su hija Angie Valeria partieron el 3 de abril del oriente de El Salvador, con un sólo objetivo: llegar a los Estados Unidos. Sin embargo, algunas circunstacias lo orillaron a adelantar el viajes y el padre, y su hija de 21 meses, dejaron la vida en el Río Bravo, frente a la mirada de la madre que poco pudo hacer para salvarlos.
El pasado 23 de junio la madre de Óscar Antonio recibió una llamada para avisarle que su hijo y su nieta habían muerto: “niña Rosa, no se vaya a poner mal, pero Óscar se me murió; Óscar y la niña se me ahogaron”.
De acuerdo con los reportes de la autoridades, el padre y su hija se ahogaron el 23 de junio pasado, en el Río Bravo, por el lado de Matamoros, Tamaulipas.
Óscar Alberto habría colocado a la bebé entre su pecho y la camisa para intentar cruzar el Río Bravo, pero la corriente le arrebató a la pequeña y él se habría sumergido para buscarla.
Valería pidió ayuda a las autoridades mexicanas, sin embargo tuvieron que detener la búsqueda debido a la oscuridad del lugar.
Un día después los cuerpo fueron hallados dos kilómetros más adelante de donde ocurrió el accidente, mientras que la madre y otro salvadoreño esperan en un albergue para migrantes para que los cadáveres sean repatriados.
Este día la Canciller del El Salvador, Alexandra Hill, anunció que los gobiernos de su país y el de México ya coordinan traslado de los cuerpos a la nación centroamericana.