Pete Buttigieg, rompiendo paradigmas
El precandidato demócrata a la presidencia norteamericana busca que los votantes se enfoquen en las cualidades que les puede ofrecer como el próximo posible jefe de Estado y no sólo se guíen en su preferencia sexual
Imelda Flores VázquezPor primera vez en su historia, Estados Unidos tiene como aspirante presidencial a un hombre abiertamente gay. Se trata de Pete Buttigieg, un joven militar retirado que compite por la candidatura presidencial del Partido Demócrata.
Aunque Buttigieg ha afirmado que no lo define el hecho de ser homosexual, la fotografía de él y su esposo, Chasten Glezman, como posibles futuros habitantes de la Casa Blanca, en Washington, ha sacudido a los sectores más conservadores en los Estados Unidos.
Con tan sólo 37 años, Buttigieg es también el aspirante presidencial más joven que se ha postulado para la contienda; representa a un hombre millennial que ha concentrado su precampaña en mostrar sus cualidades como un candidato diverso, y no sólo por su preferencia sexual.
El joven demócrata es, desde 2012, alcalde de la ciudadanía de South Ben, en Indiana, al este de Estados Unidos; un militar retirado, participó en labores de inteligencia táctica de la Marina en la guerra de Afganistán; es multilingüe y egresado de la Universidad de Harvard, e incluso es un hombre profundamente religioso.
“Ser millennial significa que eres lo suficientemente mayor como para recordar un mundo sin smarthphones, pero lo suficientemente joven como para no ver siempre la televisor en un televisor”, escribió Buttigieg en su libro Shortest Way Home: One Mayor´s Challenge and a Model for America´s Future (El Desafío de un alcalde y un modelo para el futuro de América), publicado el pasado 19 de febrero.
Vencer a los demonios
La imagen de la revista estadounidense Time es elocuente. Dos hombres, abrazados uno al lado del otro, ven directamente a los ojos del lector que los observa. El título no deja lugar a dudas: “First Family” (la “Primera Familia”), en referencia a que, de ganar la elección del siguiente año, esta pareja abiertamente homosexual será la primera en residir en la Casa Blanca.
“Para algunos estadounidenses, (Pete) Buttigieg puede ser el hombre para vencer a los demonios de Estados Unidos”, escribió Charlotte Alter en dicha publicación, de la que el demócrata y su esposo, Chasten Glezman, fueron portada en la primer semana de mayo.
La sociedad más conservadora de los Estados Unidos de Norteamérica se ha sentido agraviada por la candidatura de Buttigieg. En varios puntos de su gira de precampaña para competir por la candidatura del Partido Demócrata, el político se ha topado con diversas protestas. No sólo le han mostrado pancartas, sino en varias ocasiones los gritos de sus detractores han intentado interrumpir sus discursos.
Una de esas protestas ocurrió en Dallas, Texas. Durante un evento cerrado en el que demócratas se reunieron para convivir con el joven político, varios gritos buscaron provocar al precandidato.
“¡El matrimonio es entre un hombre y una mujer!”; “¡Arrepiéntete!”, le gritaron. Pero Buttigieg no cayó en las provocaciones y no interrumpió su mensaje, sólo afirmó que él había ido a luchar por su país a Afganistán para defender el derecho de esas persona a expresarse libremente.
El impacto de su participación en el proceso electoral del próximo año comenzó desde el lanzamiento de su campaña. En su discurso de lanzamiento, Buttigieg dijo que cuando era un joven universitario se imaginaba que el día que anunciara su postulación a la Presidencia, lo haría “con mi marido a un lado”.
El deseo del entonces joven que aspiraba a las grandes ligas de la política estadounidense se hizo realidad. Ese día ahí estuvo Chasten Glezman, su esposo, con quien Buttigieg se besó ante un público que explotaba en aplausos.
El evento que lo catapultó como uno de los precandidatos a la presidencia norteamericana de 2020 comenzó con el mensaje de un sacerdote, quien abrió el lanzamiento de campaña con una plegaria para pedir por la prosperidad del pueblo estadounidense, acto que habla del marcado carácter religioso del político.
EU, el conservador
Aunque se trata de la nación más desarrollada del mundo, Estados Unidos es un país eminentemente conservador. Este conservadurismo fue una de las causas del triunfo del republicano Donald Trump en las elecciones de 2016.
De acuerdo con resultados de un sondeo aplicado por la empresa Gallup, los conservadores superan en número a los liberales en 44 de los 50 estados de la Unión Americana. Sólo en cuatro estados —Vermont, Massachussetts, Conneticut y Nueva York— los liberales superan a los conservadores.
“Los estados más conservadores se encuentran en el sur (Mississippi, Alabama, Louisiana, Arkansas, Tennessee y South Carolina), en la Montaña Oeste (Utah, Wyoming e Idaho) y en las Grandes Planicies (Dakota del Norte y Dakota del Sur, con Oklahoma entre las grandes planicies y las regiones del sur)”, cita el resultado de Gallup.
Además, sostiene que los estados norteamericanos más liberales están ubicados en las costas este y oeste, en Nueva Inglaterra (Vermont, Massachusetts, Connecticut y Maine), el Atlántico medio (Nueva York y Maryland) y el lejano oeste (Washington, California, Oregón y Hawaii).
La casa encuestadora señala que los ciudadanos más conservadores tienden a votar por el Partido Republicano, lo que explica la popularidad de las posturas del presidente Donald Trump, alguien que, sin embargo, ha señalado que le parece “genial” que Buttigieg sea uno de sus posibles contrincantes en las próximas elecciones.
“Creo que es genial. Creo que eso (la homosexualidad) es algo con lo que quizás algunas personas tengan un problema. Yo no tengo ninguno en absoluto. Para mí, es bueno”, dijo el presidente número 45 de Estados Unidos, para Fox News.