Planeta sigue en riesgo por cambio climático

Con la nueva normalidad los países tienen la oportunidad de implementar políticas públicas para aminorar la polución y su impacto en el cambio climático
Mara Echeverría Mara Echeverría Publicado el
Comparte esta nota

En los últimos meses el mundo ha tenido un respiro a causa del confinamiento al que la población se ha sometido para mitigar los contagios de COVID-19, sin embargo la llegada de la nueva normalidad amenaza con agravar el cambio climático.

Gobiernos y ciudadanos han desarrollado una mayor conciencia ambiental derivada de la crisis sanitaria, pero con la activación de las industrias, el comercio y la economía en general, el cambio climático podría avanzar más rápido en los próximos años, lo cual causará efectos negativos para las poblaciones más vulnerables.

Es por ello que el desconfinamiento es una oportunidad para que los líderes de los Estados implementen medidas para reducir el impacto ambiental en el largo plazo y con ello mitigar sus efectos negativos en la salud y en el desarrollo de la economía mundial.

Esto no sería nuevo dado que los gobiernos han adoptado en el pasado acuerdos para aminorar las emisiones de carbono y transitar a un mundo más sustentable, aunque por ahora los esfuerzos están centrados en enfrentar al coronavirus, que ha infectado a más de 14 millones 835 mil 470 personas.

20
por ciento es el aumento en la cantidad de gas que ingresó a la atmósfera entre 2015 y 2019

“La respuesta al cambio climático a largo plazo parece haberse congelado para reaccionar ante la amenaza más urgente provocada por la pandemia del coronavirus. Y ahí es donde está el error, no podemos elegir entre apagar un fuego u otro, porque están relacionados”, declara Begoña Rodríguez Pecino, de la organización Ayuda en Acción.

En el análisis “COVID-19 y cambio climático: cinco lecciones que nos deja la pandemia”, la integrante de esta Organización No Gubernamental (ONG) de alcance mundial declara que una de las razones por las cuales el mundo enfrenta al COVID-19 se debe a que la humanidad ha debilitado los ecosistemas.

Por ello, para Rodríguez Pecino es imperante que los gobiernos adopten y desarrollen políticas públicas que garanticen el desarrollo sostenible para que en el futuro los países tengan la oportunidad de enfrentar mejor las pandemias que pudieran desarrollarse.

De cara a la crisis ambiental, es necesario que los países emprendan esfuerzos conjuntos y que se orienten en cumplir con los objetivos que se establecieron en el Acuerdo de París, que el Grupo de los 20 firmó en 2015.

Este pacto establece un marco global para mitigar el cambio climático y reducir el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados. Su importancia radica en que aspira a reforzar la capacidad de los países para reducir sus efectos negativos.

“La crisis del COVID-19 y la climática nos demuestran que vivimos en un mundo interconectado. Ningún país puede hacerles frente por separado si queremos que nadie se quede atrás. Estamos, por tanto, ante desafíos globales que necesitan de repuestas coordinadas donde cada actor asuma su papel”, añade Rodríguez Pecino en el análisis de Ayuda en Acción.

5
milímetros por año ha crecido el nivel del mar por el calentamiento global

Para la ONG otro de los pasos relevantes para evitar una doble crisis -climática y sanitaria-, radica en que los países más desarrollados asuman su responsabilidad ya que los considera como los principales culpables de esta amenaza climática, pero también son los que cuentan con los recursos suficientes para hacerles frente.

El papel de la naturaleza

La naturaleza juega un papel relevante en la salud de la humanidad. La pérdida de biodiversidad actúa como catalizador para la expansión de virus y enfermedades infecciosas ya que la diversidad de animales y plantas funciona como un escudo protector.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) destaca que el 75% de las enfermedades infecciosas emergentes en humanos provienen de los animales, como es el caso del coronavirus, y estas amenazan el desarrollo económico, el bienestar de las especies y las personas, y la integridad de los ecosistemas.

Es por ello que la organización ha enfatizado la importancia de proteger la biodiversidad, poner fin al comercio ilegal de vida silvestre, garantizar la gestión segura de los productos químicos y desechos, y promover planes de recuperación económica que tengan en cuenta la crisis climática.

En el informe “Trabajar con el medio ambiente para proteger a las personas”, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), advierte que en el largo plazo, el cambio climático y la pérdida de ecosistemas y diversidad biológica representan un riesgo para la salud de la humanidad.

Esto se debe a que muchas especies actúan como huéspedes de virus desconocidos y al disminuir la diversidad y destruir ecosistemas se facilita que estos lleguen al ser humano. En este sentido, para el programa de la ONU, los gobiernos deben trabajar en la reducción de los riesgos de futuras pandemias mediante la restauración de los ecosistemas y la diversidad biológica, la mitigación del cambio climático y la reducción de la contaminación.

A lo anterior se agrega que los modelos de producción y consumo necesitan determinar un sistema que garantice el uso sostenible de los recursos para las siguientes generaciones, como el uso de energías renovables y el fomento del comercio justo.

Con el COVID-19, el planeta ha lanzado su advertencia más tajante hasta la fecha: la humanidad debe cambiar
Inger AndersenDirectora ejecutiva del PNUMA

“La paralización de las economías ha sido una respuesta a corto plazo ante esta amenaza, pero no puede perdurar. Las naciones del mundo sólo pueden prosperar si se construyen economías que operen y trabajen con la naturaleza, no en su contra”, declara Inger Andersen, directora Ejecutiva del PNUMA.

También puedes leer: La carrera por enfriar a la Tierra, cambio climático

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil