A pesar de las numerosas protestas que tuvieron lugar desde la muerte de Margaret Thatcher en contra de que ésta fuera enterrada con honores militares y de Estado, finalmente ayer se celebró una elegante ceremonia en la que parte de los británicos hicieron una pausa para recordar a la antigua y controversial líder.
Himnos, versículos bíblicos y afectuosos recuerdos resonaron bajo el domo de la catedral de San Pablo, donde 2 mil 300 parientes, amigos, colegas y dignatarios acudieron a despedir a la única primera ministra en la historia de Gran Bretaña.
La reina Isabel II, el primer ministro David Cameron y otros ex primeros ministros, así como representantes de 170 países, estaban entre los dolientes que atestaban la catedral, donde el obispo de Londres, Richard Chartres, hizo referencia a los fuertes sentimientos que aún genera la “Dama de Hierro”.
Más de 700 soldados, marineros y personal de la fuerza aérea formaron una valla a lo largo de la ruta hasta la catedral, al tiempo que unos 4 mil policías estaban en servicio.
Entre los dignatarios estadounidenses presentes estuvieron el ex secretario de Estado Henry Kissinger y el ex vicepresidente Dick Cheney. Algunas figuras notables de la época de Thatcher que acudieron fueron F.W. de Klerk, el último líder sudafricano de la época del apartheid; el ex presidente polaco Lech Walesa y el ex primer ministro canadiense Brian Mulroney.
La embajadora argentina Alicia Castro rechazó la invitación debido a que ambos países siguen distanciados por la Guerra de las Islas Malvinas de 1982.
No todo fueron honores
Pero como reportó el diario The Guardian, no sólo hubo homenajes y palabras afectuosas.
Cientos de manifestantes se reunieron cerca del final de la ruta del féretro para dar la espalda a la procesión y llevar a cabo una protesta silenciosa contra Thatcher y sus políticas.
En el evento hubo gritos como “¡qué desperdicio de dinero!” o “¡Tory escoria!”.
(Con información de AP)