‘Popeye’ en las calles colombianas

La foto que muestra a Pablo Escobar en los tejados de Medellín se volvió tan famosa, que incluso el artista Fernando Botero la retrató en dos de sus pinturas. 

Para las autoridades, esta imagen significó el fin de un periodo de guerra en Colombia, donde Escobar era lo más parecido a un rey en el tráfico de drogas. 

Pero la muerte del “patrón” no significó la extinción de su legado. 

De él no sólo quedó su familia, sino todos aquellos que trabajaron a su lado. 

Andrea B. Assunto Andrea B. Assunto Publicado el
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La foto que muestra a Pablo Escobar en los tejados de Medellín se volvió tan famosa, que incluso el artista Fernando Botero la retrató en dos de sus pinturas. 

Para las autoridades, esta imagen significó el fin de un periodo de guerra en Colombia, donde Escobar era lo más parecido a un rey en el tráfico de drogas. 

Pero la muerte del “patrón” no significó la extinción de su legado. 

De él no sólo quedó su familia, sino todos aquellos que trabajaron a su lado. 

Entre ellos, Jhon Jairo Velásquez, conocido como “Popeye”, mano derecha y sicario de Escobar.  

El confeso autor material de 3 mil asesinatos, entre ellos el del candidato presidencial de 1989 Luis Carlos Galán, salió en libertad la noche del martes después de cumplir tres quintos de su condena. 

“Popeye abandonó la cárcel de alta seguridad de Cómbita (Boyacá, centro), a unas tres horas de Bogotá, luego de que un juez le concediera la libertad condicional y de haber pagado los 9 millones de pesos (unos 4.500 dólares) de fianza”, publicó El Universo el pasado 26 de agosto. 

“En Colombia la gente nunca paga la pena completa. Si el preso trabaja o estudia, por cada día que pase preso se le descuenta uno”, apuntó a la AFP el abogado penalista de la Universidad Javeriana, Fabio Humar. 

Fue así como “Popeye” logró salir bajo libertad condicional (…) por un periodo de prueba de 52 meses y 22 días”, según el expediente judicial al que tuvo acceso la AFP. 

Guerra en los hombros

Además de los asesinatos, Velázquez fue el responsable del secuestro del expresidente Andrés Pastrana y de Francisco Santos, primo del presidente Juan Manuel Santos. 

Y “quizás el más impactante de los crímenes de Velázquez fue el asesinato de su propia novia, que también era examante de Escobar. La mujer, que buscaba venganza tras ser obligada por Escobar a realizarse un aborto, contactó a las autoridades estadounidenses en un esfuerzo de convertirse en informante. El barón de la droga ordenó a Velásquez que la asesinara”, publicó ayer The Guardian.

“Yo sentía que estaba en una guerra justa contra la extradición y que en esa guerra todo se justificaba. Ahora veo las cosas dentro de otra perspectiva”, dijo Velásquez en el 2013 en entrevista con la revista Semana. 

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