Los migrantes africanos que se encuentran atrapados en Tapachula, Chiapas, huyen de la violencia y la persecución de sus países de origen. La mayoría dejaron atrás naciones con conflictos étnicos, sequías, epidemias y gobiernos incapaces.
De acuerdo con un comunicado de la Asamblea de Migrantes Africanos y Africanas en Tapachula, este grupo está integrado por 3 mil personas de Angola, Burkina Faso, Camerún, Eritrea, Etiopía, Ghana, Guinea, Liberia, Mali, Mauritania, República Centroafricana, República Democrática del Congo, República del Congo, Senegal, Sierra Leona y Togo.
“Todos hemos tenido que huir y abandonar nuestros países de origen como la única vía posible para sobrevivir. Somos por lo tanto personas desplazadas forzadamente y con necesidades de protección internacional”, cita el comunicado.
Los integrantes de la asamblea aseguran que sufren persecución política debido a sus ideas, identidades socioculturales y pertenencias religiosas. Agregan que esta situación amenaza su vida y por eso dejaron sus países.
Luis Alonso Zamora Villalobos, académico experto en África, explica que las personas de este continente migran por diferentes razones, entre ellas conflictos étnicos motivados por los gobiernos, desastres naturales, sequías, epidemias, corrupción en la clase política y la incapacidad de algunos gobernantes para atender las necesidades básicas de la población.
El especialista en África detalla que la mayoría de las naciones a las que pertenecen los integrantes de la asamblea se ubican en la región subsahariana del continente.
Algunos de los migrantes en Tapachula son de Angola. Zamora Villalobos comenta que este país vivió una guerra civil por más de 30 años y todavía sufre las consecuencias de la destrucción de la infraestructura por el conflicto y enfrenta un despegue económico lento.
“Aunque Angola tiene abundancia petrolera no alcanza a despegar por la corrupción de los gobiernos y porque las autoridades no logran atender las necesidades socioeconómicas. En el caso de los angoleños se trata de migrantes económicos”, comenta el especialista.
Zamora Villalobos añade que en el caso de Camerún los migrantes salieron de su país porque no hay representación equitativa entre quienes hablan inglés frente a la mayoría francófona.
“En Camerún, la descolonización fue sucedida por un escenario de división y sometimiento, en donde la comunidad activista anglófona es perseguida y sometida a detención arbitraria, tortura y asesinato. El sur del país sufre de facto una guerra civil en la que han muerto miles de personas “, comentan los africanos en su comunicado.
Burkina Faso, Mauritania y Mali son los países de origen de otros integrantes de la asamblea y estas naciones tienen en común que forman parte del Sahel, zona ecoclimática con una serie de conflictos políticos.
Zamora Villalobos describe que desde 2013 esta región vive una crisis social, política y económica derivada de grupos islamistas, mientras enfrenta problemas provocados por el cambio climático.
El desierto expande en esta región de África y el acceso al agua es cada vez más difícil para las poblaciones pastoriles como los fulani o los tuaregs que crían camellos o vacas.
“Ellos como buscan los lugares de acceso al pasto o agua tienen confrontaciones violentas con los grupos sedentarios”, asegura el especialista.
Otros migrantes que se encuentran en Tapachula provienen de tres países de África Occidental que tuvieron un brote de ébola entre 2014 y 2016: Guinea, Sierra Leona y Liberia.
De acuerdo con la organización Oxfam, la epidemia provocó la muerte de 11 mil 300 personas. Como consecuencia de estas pérdidas humanas, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo registró que Guinea perdió 42 mil puestos de trabajo en la industria de las papas y Sierra Leona el 50 por ciento de los empleos en el sector privado.
“Se calcula que estos países puedan recuperarse en diez años. Esto ha provocado la salida de personas de los tres territorios”, comenta el especialista en África.
Otros integrantes de la asamblea dejaron sus hogares en Eritrea, una nación que solo ha tenido a Isaías Afewerki como presidente desde que se independizó de Etiopía en 1993.
“Se caracteriza por ser un gobierno autoritario que no permite la oposición ni la libre manifestación de ideas y obliga a su población, hombres y mujeres, a prestar un servicio militar sin paga de seis meses, entonces esto ha obligado que mucha gente salga del país”, argumenta el especialista.
Eritrea es el noveno país que expulsa más refugiados en el mundo con más de 507 mil 300 personas en esta situación en 2018, de acuerdo con la Agencia de la ONU para los Refugiados.
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Otros migrantes provienen de la República Centroafricana, país que desde 2013 padece conflictos entre musulmanes y cristianos que han provocado migración.
“La República Centroafricana atraviesa una guerra religiosa entre musulmanes y cristianos desde 1998, en la que los grupos extremistas se asesinan con machetes”, dicen los integrantes de la asamblea.
El especialista explica que en el caso de la República Democrática del Congo hay tres razones para migrar: el brote de ébola actual, conflictos étnicos y la presencia de grupos delincuentes que trafican personas, minerales y armas.
Por otra parte, los integrantes de la asamblea denuncian que en la República del Congo sufre una dictadura militar de casi 40 años, pobreza y conflictos étnicos. Además, denuncian que la guerra civil ha supuesto el encarcelamiento y tortura de miles de opositores.
Por estos y otros conflictos, los africanos deciden cruzar el mar y llegar hasta México para después intentar continuar su camino hacia Estados Unidos, sin embargo, denuncian que en las últimas semanas el gobierno mexicano no les permiten salir de Chiapas y avanzar a la frontera norte.
Los migrantes africanos decidieron cruzar el Atlántico porque se quedaron sin opciones. El puerto que tomaban los migrantes para llegar a Europa se encuentra en Trípoli, capital de Libia, pero este país padece una guerra civil desde abril y dirigirse a su territorio implica enfrentar grupos criminales.
Además, gobiernos europeos como el español y el italiano han cerrado las puertas de sus países a los migrantes.