Lo que parecía ser un camino hacia la reconciliación entre Estados Unidos y Corea del Norte, y un alivio a la tensión entre ambos países que tenía en alerta a todo el mundo, se ha convertido en una encrucijada bilateral más, la cual lleva la firma de Donald Trump.
La mañana de este jueves 24 de mayo, pese a que líder norcoreano Kim Jong-un cumplió con su compromiso de destruir el lugar en el que realizaba sus ensayos nucleares, el presidente de los Estados Unidos emitió una carta en la que dio por cancelada su participación en la cumbre donde se tenía previsto que se reuniera con su homólogo de Corea del Norte.
De acuerdo con la explicación ofrecida en el texto, el cual fue difundido por la Casa Blanca, la decisión de cancelar la reunión se da después de que el gobierno de Corea del Norte emitió una declaración en la que calificó a Mike Pence, vicepresidente de los Estados Unidos, es un “pelele político”.
En la carta firmada por Donald Trump, el magnate neoyorquino dijo que la reciente declaración era una muestra de la “ira tremenda y abierta hostilidad” que existe en Corea del Norte, por lo tanto le parecía “inapropiado, en este momento, realizar esta reunión planificada desde hace tiempo”, la cual se llevaría a cabo el próximo 12 de junio, en Singapur.
El presidente de los Estados Unidos advirtió que los norcoreanos hablan de sus capacidades nucleares, “pero las nuestras son tan colosales y poderosas que ruego a Dios que nunca haya que usarlas”.
Sin embargo, Trump añadió que Kim Jong-un no debe “vacilar en llamarme o escribir” si cambia de parecer sobre la cumbre, ya que, dijo, la cancelación del evento se da “por el bien de ambas naciones, pero den detrimento del mundo”.
Corea del Norte cumplió una de sus promesas
Antes de que la Casa Blanca difundiera la carta en la que se cancela la reunión Trump-Kim, Corea del Norte realizó lo que llamó “la demolición de su sitio de ensayos nucleares”, con una serie de explosiones a lo largo de varias horas y en presencia de periodistas extranjeros.
Las explosiones en el lugar, situado en las montañas del noreste del país, afectaron principalmente tres túneles subterráneos y varias torres de observación.
El cierre había sido anunciado por el líder Kim Jong-un para antes de su cumbre con el presidente estadounidense Donald Trump, prevista para el 12 de junio.
La demolición tuvo lugar al tiempo que Pyongyang lanzó una nueva salva verbal contra Washington, al calificar al vicepresidente Mike Pence de “pelele político” y afirmar que estaba tan dispuesto a encontrarse en un enfrentamiento nuclear como en la mesa de negociaciones.
La decisión del Norte de cerrar el sitio nuclear de Punggye-ri fue recibida con complacencia, como un gesto de Kim para dar un tono positivo a la cumbre, sin embargo no significa la desnuclearización de la península, y tampoco logró ganar la simpatía total de Trump.
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