Bajo el argumento de que no hubo un registro, la Asamblea Nacional de Nicaragua disolvió ayer la Academia Nicaragüense de la Lengua

Por solicitud del gobierno de Daniel Ortega, cierra la Academia Nicaragüense de la Lengua

Bajo el argumento de que no hubo un registro como ‘agente extranjero’, la Asamblea Nacional de Nicaragua disolvió ayer la Academia Nicaragüense de la Lengua; una decisión que aunque especialistas consideran errónea, se espera que no detenga el desarrollo de las actividades lingüísticas en el país

Las opiniones de la Real Academia Española (RAE), de las Academias de la Lengua de México, Chile y Puerto Rico, y de los escritores nicaragüenses Gioconda Belli y Sergio Ramírez, no ayudaron a cambiar la decisión. Ayer, la Asamblea Nacional de Nicaragua dio luz verde a la cancelación de personalidades jurídicas de 83 organizaciones civiles sin fines de lucro, entre las cuales se encontraba la Academia Nicaragüense de la Lengua, que debido a esa aprobación cerrará sus puertas próximamente.

La Asamblea tomó esa decisión luego de que recibiera por orden del gobierno federal dicha solicitud, pues según la administración del presidente Daniel Ortega, las instituciones, entre ellas la lingüística, no se registraron como “agentes extranjeros”.

De acuerdo con la Ley de Regulación de Agentes Extranjeros de Nicaragua aprobada en octubre de 2020, toda persona natural o jurídica nicaragüense o de otra nacionalidad que reciba fondos o responda a organismos extranjeros, debe registrarse como tal ante el Ministerio de Gobernación.

El propósito de esa medida es básicamente controlar a todas aquellas entidades que el gobierno considera que pueden ser críticas o vinculadas a la oposición.

Debido a que el señalamiento de no registro fue negado por la Academia, comenzaron a difundirse diversos comunicados en favor de que no se disolviera una de las instituciones más longevas de Nicaragua, fundada en 1928.

La Academia Chilena de la Lengua, por ejemplo, expuso que el cierre de “la institución hermana” era “un atentado en contra de la cultura y la libertad de pensamiento”, pues durante casi un siglo contribuyó al cultivo de la lengua y de la literatura.

Para el escritor Armando González Torres, la disolución de la institución fue una acción desproporcionada, pues además de que las academias son instancias de estudio, en general son apolíticas.

“Creo que (esta decisión) va a ser muy contraproducente para sus promotores, porque es un fuerte golpe reputacional, es un gesto que no tiene antecedentes y que puede caracterizarse como barbarie”, señala.

De igual manera, el maestro en Estudios Latinoamericanos de la UNAM, Nayar López Castellanos, asegura que esta decisión fue un error, considerando que no se puede dar por hecho que todas las organizaciones tienen una representación de la oposición, y menos si se trata de una institución como lo es la Academia de la Lengua.

“Me parece una decisión errónea, equivocada. No se puede manejar todo tipo de ONG como algo que considera ir en contra de la Constitución  y de las leyes (…) Es una resolución que no le favorece en lo más mínimo al gobierno, al contrario, atribuye y regala argumentos críticos provenientes del exterior.

“Lo que debería hacer (el gobierno) es centrar este tipo de normativas legales en aquellos espacios en los que verdaderamente se pueden generar intentos de quebrantar la ley. No es posible que un país al que le costó tanto construir un sistema de democracia en el siglo pasado ahora lo esté deteriorando paulatinamente”, dice el académico.

Con la reciente decisión de la Asamblea, se llegó a 320 entidades sin fines de lucro que han sido disueltas por la administración Orteguista desde 2018, 200 de ellas en lo que va de este año.

Academia Nicaragüense de la Lengua, sin detener las actividades

Al darse a conocer la decisión final de la Asamblea Nacional de Nicaragua para disolver la Academia Nicaragüense de la Lengua, la escritora Gioconda Belli dejó en claro que a pesar del cierre de la institución eso no significaba que se borraría el aporte que la misma había brindado a lo largo de los años.

“Tras 94 años, esta dictadura no logrará de un plomazo borrar el aporte que la Academia ha significado para el país. Llora Rubén Darío por estos bárbaros”, tuiteó la literata, haciendo referencia al autor de la frase que se encuentra en el escudo de la institución y en el que se lee: “En espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua”.

Bajo esa misma línea, el literato mexicano González Torres apunta que a pesar del próximo cierre de la Academia, un golpe de autoridad no pueda afectar y disolver por completo sus actividades.

En entrevista, el autor apunta que lejos de que desaparezcan todas las labores lingüísticas que se realizaban en el país, es probable que ese golpe por parte del gobierno federal trace quizás una mayor atención a la lengua nicaragüense a través de un apoyo privado.

En ese sentido, aún se espera que se sigan divulgando a nivel mundial y regional las labores que se realizaban dentro de la Academia de la Lengua, sobre todo a través de sus 21 académicos.

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