“La nación es un mendigo, mientras los clérigos viven como Dios”. Esa es una de las frases que resuenan en las calles de Irán, una nación que terminó el 2017 y comenzó el 2018 en medio de protestas sociales por el presupuesto que el gobierno anunció para este año.
Desde el 28 de diciembre, miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades de Irán y durante 6 días consecutivos han convertido su protesta en la más grande desde 2009. Los motivos de esta oleada de protestas se deben principalmente a los bajos salarios y la disminución del poder adquisitivo de los habitantes de ese país.
A estas razones se sumó la corrupción, el desempleo y la falta de rendimiento económico del acuerdo nuclear; en conjunto, las consignas que se oyen en las calles se transformaron en reclamos para el gobierno, al grado de llegar a pedir la “muerte al dictador, muerte a Rohani”, las cuales se suman a los gritos de “libertad o muerte” con el que se identifican los grupos más radicales.
Los disturbios provocaron enfrentamientos con la policía y con grupos de manifestantes que apoyan al gobierno; el saldo de esto, según información difundida por la cadena de televisión oficial, es de al menos 23 personas muertas y 450 detenidos, de los cualesel 90 por ciento tiene menos de 25 años.
La Policía advirtió que los detenidos pueden recibir graves sentencias por cometer el crimen de dañar y destruir inmuebles que son propiedad del Estado, pero esto no ha logrado que los inconformes dejen de manifestarse y la situación siga elevando el grado de tensión.
Otro de los reclamos en contra del gobierno iraní tiene que ver con la decisión de intervenir en el conflicto armado que viven Siria e Irak; los inconformes consideran que esa operación cuesta mucho dinero que bien podría utilizarse para mejorar las condiciones de vida de los iraníes.
Líder supremo acusa a sus enemigos de aumentar protestas
El ayatolá Ali Jameni, dijo que “los enemigos de Irán han usado distintas herramientas como dinero, armas, política y aparatos de inteligencia para crear disturbios en la República Islámica”, según difundió la agencia Reuters.
Además de esa acusación, el presidente de Irán, Hasan Rohaní, pidió a los habitantes de ese país que no permitan a “una pequeña minoría blasfema” infiltrarse en sus filas. Sus palabras fueron parte de un mensaje de unidad en el cual trató de disminuir la tensión y afirmó que su gobierno no tiene mayor problema con las manifestaciones y las protestas del pueblo no son vistas como una amenaza, sino como una oportunidad.
El mundo reacciona
Uno de los primeros en tratar de aprovecharse de la situación turbulenta en Irán, fue el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump; fiel a su costumbre, utilizó su cuenta de Twitter para decir que los manifestantes están luchando contra un “régimen brutal y corrupto”.
The people of Iran are finally acting against the brutal and corrupt Iranian regime. All of the money that President Obama so foolishly gave them went into terrorism and into their “pockets.” The people have little food, big inflation and no human rights. The U.S. is watching!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 2 de enero de 2018
Por su parte, el gobierno de Turquía emitió un pronunciamiento en el que pide a las autoridades de Irán no caer en provocaciones para evitar la violencia. También hizo un llamado a la comunidad internacional para que no intervengan en la situación y no creen más tensiones internas.
El ministro de exteriores de Francia, Jean-Ives Le Drian tiene en la agenda una visita a Irán para el viernes 5 de enero; el gobierno de ese país emitió un comunicado en el que afirma que “el derecho a manifestarse es un derecho fundamental”.
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