Puro teatro y sin poder

La apariencia es que los latinos están adquiriendo poder, como lo demostró el hecho de que fueron prominentemente exhibidos durante la asunción del mando en la que, entre otras cosas, Biden agradeció a los latinos por su apoyo en la elección de 2012 —mientras los cortejó para su potencial candidatura a la presidencia dentro de cuatro años.   

El alcalde de San Antonio, Julián Castro, destacado orador en la Convención Nacional Demócrata de 2012 y una de las estrellas en ascenso del partido, se entusiasmó un poco y hasta comparó a Obama con John F. Kennedy. 

Ruben Navarrete Ruben Navarrete Publicado el
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La apariencia es que los latinos están adquiriendo poder, como lo demostró el hecho de que fueron prominentemente exhibidos durante la asunción del mando en la que, entre otras cosas, Biden agradeció a los latinos por su apoyo en la elección de 2012 —mientras los cortejó para su potencial candidatura a la presidencia dentro de cuatro años.   

El alcalde de San Antonio, Julián Castro, destacado orador en la Convención Nacional Demócrata de 2012 y una de las estrellas en ascenso del partido, se entusiasmó un poco y hasta comparó a Obama con John F. Kennedy. 

Mientras tanto, el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, expresó que la inmigración encabeza la lista de prioridades legislativas para ese cuerpo, este año. 

Todo ello le haría creer a uno que estamos en un mundo nuevo. 

Biden tiene razón: Estados Unidos está en deuda con nosotros. Entonces, ¿a dónde vamos para cobrar? Lamentablemente, no al gobierno de Obama. 

Lo que nos trae de vuelta a la realidad. 

Aunque nunca lo escucharán de los coadyuvantes de Obama, el presidente, en su primer período, no fue justo con sus seguidores latinos y se centró en los inmigrantes latinos. 

En el año fiscal 2012, que finalizó el 30 de septiembre, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas deportó el número sin precedentes de 409 mil 849 personas. En cuatro años, el gobierno expulsó un récord de 1.5 millones de inmigrantes ilegales. A fines de los próximos cuatro, el número podría alcanzar fácilmente los 3 millones. 

Después está el vergonzoso hecho de que —con la partida de la secretaria de Trabajo, Hilda Solís, y del secretario del Interior, Ken Salazar —el gabinete de Obama, hasta el momento, es una zona “libre de latinos”. Los cuatro puestos más altos del Gabinete han sido asignados y tres de ellos fueron a hombres blancos.  

La National Hispanic Leadership Agenda, un grupo de 30 importantes organizaciones hispanas de derechos civiles, envió a Obama una carta severa antes de la asunción del mando. Decía: “Mientras la comunidad latina se dirige al epicentro de un histórico debate sobre políticas a seguir, su Gabinete no puede darse el lujo de no contar con la singular perspectiva y voz de miembros latinos de alto nivel”. 

La carta incluía una lista de 19 líderes latinos que podrían ser buenos secretarios del Gabinete. El organismo desea que por lo menos tres puestos vayan a latinos. 

Con este presidente quedamos relegados al final. 

A menudo oigo decir a liberales latinos que porque pensaron que Mitt Romney sería un presidente terrible, votaron por Obama como “el menor de dos males”. 

¿Es así como se siente el poder? Los latinos no deben sentir que tienen poder, porque no lo tienen. 

¿Saben quién tiene el poder? Obama. Maestro en la manipulación, que crea su propia realidad y promete corregir injusticias que el mismo cometió, tiene el poder de hacer que los latinos se sientan bien aún cuando les está infligiendo el mal.

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