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Las amenazas de Occidente contra Rusia se intensifican, pero el presidente Vladimir Putin está decidido a recuperar la joya de su corona: la península de Crimea, que por ahora pertenece a Ucrania.
La estrategia de Putin tiene al mundo alerta desde hace una semana, cuando el parlamento ruso aprobó usar las fuerzas armadas en Crimea, cuyo perímetro está rodeado por un estimado de 16 mil soldados de Rusia.
Aunque Estados Unidos activó ayer sanciones económicas y diplomáticas para Moscú, Vladimir Putin está cada vez más cerca de lograr su objetivo.
El parlamento de Crimea, donde 58 por ciento de la población es de origen ruso, aprobó ayer realizar un referendo el 16 de marzo para anexarse a ese país.
Expertos entrevistados por Reporte Indigo advierten que la ambición de Putin es peligrosa, pues desea apoderarse de Crimea a como dé lugar.
Una solución diplomática es complicada, apuntan los especialistas, pues la península representa un territorio estratégico para Putin por ser la salida de Rusia al Mar Negro y el Mar Mediterráneo, por lo que es ideal para establecer las bases navales rusas.
‘Putin no cederá’
La salida más viable es que Rusia se quede con Crimea, señala Lorena Ruano Gómez, Directora de la División de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
“Rusia no se puede permitir, en términos estratégicos, que su salida al Mar Mediterráneo por medio del Mar Negro y Crimea esté en manos de un gobierno que no controla el territorio”, expresa Ruano Gómez.
“Putin es durísimo, no lo veo cediendo ni un poquito, entonces no sé si las sanciones económicas van a funcionar con él”, agrega la investigadora.
La académica considera que el reto que enfrenta Occidente es que, si Rusia se apodera de Crimea, podría comenzar a recuperar el control político de otros países vecinos, pues Putin está determinado a restablecer su país como una potencia política mundial.
“Tiene una visión del mundo y de Moscú muy similar a la que tenía la Unión Soviética”, afirma Ruano, “no se trata de una cuestión de nostalgia, más bien se trata de reconstruir el papel de Rusia como una potencia que los demás deben respetar.
“Porque la humillación de la caída de la Unión Soviética fue enorme para todo un sector de Rusia, y lo que él busca es reafirmar el papel de Rusia como una potencia a la que se debe respetar y que tiene intereses muy claros, estratégicos, en los países vecinos”.
Las potencias occidentales son conscientes de la determinación de Putin, expone la profesora, por lo que serían cautelosos y no intervendrían con militares en Crimea.
Sin embargo, añade, Estados Unidos y la Unión Europea no podrían quedarse de brazos cruzados si Moscú interviene de forma militar en otra región ucraniana o en Kiev.
“Creo que sí estamos ante la crisis más seria desde que terminó la Guerra Fría, entre potencias, nunca habíamos visto desde 1990, ni siquiera desde la época de Gorbachov, una situación de este tipo, y es complicado saber qué respuesta dar”, concluye Ruano.
‘Política bipolar’
¿Por qué un día el presidente Vladimir Putin asombra al mundo con las Olimpiadas de Invierno de Sochi y a la mañana siguiente sorprende con una amenaza bélica?
Rusia es un país muy joven que aún enfrenta un dilema de identidad nacional y política exterior: aceptar su pasado o pretender que nunca existió, explica Juan Carlos Cobián, profesor de estudios europeos del Tecnológico de Monterrey.
“Semanas atrás era el anfitrión de los Juegos Olímpicos de Invierno, al cual le metió todo el dinero y lo que quería proyectar era exactamente la imagen contraria (a la de hoy)”, advierte Cobián, “entonces refleja una política indefinida.
“No sé si atreverme a llamarla esquizofrénica o bipolar, pero pareciera”.
El profesor insiste en que es difícil para Estados Unidos y la Unión Europea encontrar un ángulo para aproximarse de forma diplomática al Kremlin, por lo errático de su comportamiento.
Pero, agrega, están convencidos de que deben detenerlo.
“Lo preocupante es que es una nación muy poderosa y muy indecisa”, expone, “es como tener a un joven con mucho dinero y con muchos recursos, que puede hacer lo que le plazca en la vida, en un escenario internacional donde hay gente más madura”.
El campo de acción es muy limitado, reitera el académico, pues no hay ningún país occidental que pueda conseguir el apoyo ciudadano y un consenso en el congreso o parlamento para tomar medidas militares contra Rusia.
“No hay ningún presidente ni líder de gobierno del mundo occidental que tenga el capital político suficiente para convencer a su democracia, a su senado, a su gobierno y a su pueblo de que hay que actuar y detener a las acciones de Putin”, asevera.