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¿Quién será el próximo?

La siguiente masacre en Estados Unidos ya tiene fecha y autor.

El próximo tiroteo masivo será cometido en Washington el 12 febrero de 2014 por un hombre blanco de 38 años, emocionalmente perturbado, matará a siete personas en el lugar donde trabaja –o haya trabajado– con un arma semiautomática, adquirida de manera legal en el estado donde reside.

Así sucederá, al menos, sí sigue la tendencia de las estadísticas de los últimos 30 años.

7
meses es el espacio de tiempo entre un tiroteo y otro
Las tendencias se basan en los datos de las últimas 67 masacres en Estados unidos ocurridas entre 1982 y 2012. No se incluye el atentado de Aaron Alexis
http://www.youtube.com/watch?v=W0AlwFuuGv8

La siguiente masacre en Estados Unidos ya tiene fecha y autor.

El próximo tiroteo masivo será cometido en Washington el 12 febrero de 2014 por un hombre blanco de 38 años, emocionalmente perturbado, matará a siete personas en el lugar donde trabaja –o haya trabajado– con un arma semiautomática, adquirida de manera legal en el estado donde reside.

Así sucederá, al menos, sí sigue la tendencia de las estadísticas de los últimos 30 años.

Dos análisis de importantes publicaciones norteamericanas hicieron posible esta arriesgada aseveración. Mother Jones recopiló la información de los tiroteos masivos ocurridos entre 1982 y 2012 recabando el tipo de caso, la locación, el perfil del autor y su salud mental, el número de víctimas y heridos, qué tipo de arma usó y donde la consiguió.

Posteriormente, estos datos “en bruto” fueron utilizados por Philip Bump de The Atlantic Wire quien, basándose en cálculos y promedios, pudo formar el perfil, la fecha y la forma de la próxima masacre en territorio norteamericano.

Pero, ¿cómo saber que el próximo asesino será de esta manera? Bump describe lo siguiente:

Será un hombre blanco porque dos tercios de todas las masacres –65.7 por ciento– fueron efectuadas por una persona del sexo masculino caucásica. No es exclusivo de este segmento, pero sí es mayoría. Como dato, solamente uno de los 67 incidentes registrados como tiroteos masivos lo perpetró una mujer.

Ocurrirá en un lugar de trabajo –el asesino laborará o habrá laborado ahí, o será en un restaurante o un lugar similar– porque la tendencia indica que es el doble de probable que suceda en este tipo de establecimientos que en una escuela. “De todas nuestras predicciones, esta es la más débil”, dice Bump.

El dato anterior conduce a la edad del homicida. Si hay más predisposición que una tragedia se lleve a cabo en un lugar laboral, la información se refina excluyendo los incidentes en escuelas. Entonces, el asesino tendrá aproximadamente 38 años de edad, 35.6, si se incluyen todos los datos.

Muy probablemente tendrá algún tipo de desorden emocional o problema mental que pudo orillarlo a cometer una atrocidad así. Aunque este aspecto resulta difícil de recabar –máxime si el autor es abatido o se suicida– el compilado de Mother Jones documenta que cerca del 63 por ciento de los involucrados en tiroteos masivos tienen historial de problemas mentales.

Trastorno de estrés postraumático –como el que sufría Aaron Alexis, el asesino del Astillero de la Marina de Washington–, bipolaridad, esquizofrenia, paranoia, hiperactividad, tendencias suicidas y otros trastornos psicológicos imperan en la lista de los 67 incidentes de las últimas tres décadas.

El tipo de arma que usarán será una semiautomática comprada en el mismo estado donde viven, a no ser que en esa entidad existan mayores restricciones para obtener una. 

Lo sorprendente aquí es que el 81.8 por ciento estos incidentes violentos se han hecho con armas adquiridas de manera legal. ¿Cómo una tienda vende armamento a una persona con antecedentes de problemas psicológicos o propensión a la violencia? 

Actualmente no existen facultades para que las armerías hagan revisiones extensivas del perfil de los compradores de armas, situación que muchos activistas han exigido que se cumpla.

En cuanto a la fecha, Philip Bump argumenta: “Este es uno de los cálculos más complejos”.

“Para calcular el momento, primero se necesita resolver qué tan frecuente se cometen los tiroteos masivos. 

“Calculamos cuántos días pasaron, en promedio, entre uno y otro. En los últimos 30 años, el promedio es de 222 días –aproximadamente siete meses–, no obstante, en años recientes, la tendencia ha cambiado. Desde que (Barack) Obama es presidente, ha habido una masacre cada tres meses”, escribió.

Usando este último parámetro, un nuevo incidente sucederá el 12 de febrero del próximo año –o el 27 de abril, tomando en cuenta los 30 años de estadística–, pero se eligió febrero ya que es un mes más propenso para las masacres –seis contra cuatro de abril–. Diciembre es históricamente el momento del año más mortífero en EU con un promedio de casi ocho atentados.

Por último, el lugar donde la siguiente tragedia ocurrirá es Washington. 

¿Por qué? Por la correlación entre el número de incidentes en un estado con su tamaño poblacional. 

En otras palabras, la cantidad de tiroteos esperados, de acuerdo al número de habitantes, frente a los que suceden. El estado de Washington va a la cabeza con 1.27 incidentes esperados contra 5 que se realizaron.

En cuanto al número de víctimas, fue cuestión de calcular la media: 7.6 personas muertas y 6.5 heridas. Tristemente, la estadística no está promueve la idea de que las masacres vayan a terminar en Estados Unidos.

Candados en las armas: una guerra perdida

Aaron Alexis asesinó a 12 personas en Washington D.C. el lunes pasado, y con ello, también murieron las esperanzas de muchos precursores de las restricciones en la venta de armas de que la situación cambie a su favor.

¿Las razones? Uno de los principales voceros de mayores candados en el comercio doméstico de fusiles, el presidente Barack Obama, se olvidó completamente del tema la primera vez que habló de esta tragedia.

Obama se limitó a mencionar que las víctimas eran “patriotas” que se enfrentaron a peligros fuera de su país, que no esperaban pasar por una situación dentro de las fronteras de su tierra natal y que fue un hecho “cobarde”. De las restricciones no hubo ni una palabra.

Para los legisladores, el tema está más que aplazado. Primero vienen problemas más urgentes en la agenda como los programas de salud social, el techo de la deuda, la política exterior con la guerra en Siria, el aborto, etc.

Incluso la migración –otra de las promesas incumplidas por la actual administración demócrata– se ha dejado para otros tiempos. O quizás otras administraciones.

En la masacre de la escuela Sandy Hook, a diferencia del mensaje entonado la mañana del lunes– el mandatario dijo con lágrimas en los ojos: “Nuestros corazones se han roto hoy”.

En aquella ocasión, Obama prometió emplearse a fondo para “evitar más tragedias como esta”. En otras palabras, presionar al poder Legislativo para que materializara proyectos de ley pusieran barreras en la venta de fusiles.

Dana Milbank, en su columna de opinión, dio su veredicto: “Obama sigue favoreciendo las restricciones en las armas, lo cual reiteró en una entrevista con Telemundo. Pero el asunto, en un futuro cercano, está definido: el control de armas está muerto”.

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