Quieren derretir las Olimpiadas
Aún no empiezan, pero las Olimpiadas de Invierno de Sochi 2014 ya se han convertido en un juego político entre Rusia y la Unión Europea.
El presidente alemán Joachim Gauck, su homólogo francés Francois Hollande y la vicepresidenta de la Comisión Europea Viviane Reding anunciaron por separado la semana pasada que no asistirán a los Juegos Olímpicos, que empiezan el 7 de febrero.
Pedro Pablo Cortéshttp://www.youtube.com/watch?v=i2pflAepdiA
Aún no empiezan, pero las Olimpiadas de Invierno de Sochi 2014 ya se han convertido en un juego político entre Rusia y la Unión Europea.
El presidente alemán Joachim Gauck, su homólogo francés Francois Hollande y la vicepresidenta de la Comisión Europea Viviane Reding anunciaron por separado la semana pasada que no asistirán a los Juegos Olímpicos, que empiezan el 7 de febrero.
Aunque Gauck y Hollande usaron un tono diplomático, Reding criticó abiertamente al Gobierno ruso por sus políticas que atentan contra los homosexuales, la libertad de expresión y los derechos humanos.
“Con certeza no iré a Sochi mientras la legislación rusa trate como está tratando ahora a las minorías”, manifestó la comisionada el 9 de diciembre pasado a través de su cuenta de Twitter.
Avalancha de descontento
La indignación comenzó en junio pasado, cuando el Kremlin promulgó una ley que prohíbe los “actos públicos que fomenten la homosexualidad entre los menores”.
De inmediato, el actor inglés Stephen Fry exhortó a la comunidad global, al Comité Olímpico Internacional (COI) y al primer ministro británico David Cameron, a sabotear las Olimpiadas por la legislación homofóbica de Rusia.
“Cancelar de forma absoluta los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014 es simplemente esencial”, expone Fry en una carta abierta disponible en su web oficial.
“Putin está convirtiendo a los homosexuales en chivos expiatorios, tal como Hitler hizo con los judíos. No puede permitirse que se salga con la suya”, añade.
Las declaraciones del actor encontraron eco en manifestaciones contra Rusia en países como Grecia, Reino Unido, España y en la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos.
“La reciente legislación anti-gay en Rusia contradice el espíritu de las Olimpiadas, y el Comité Olímpico Internacional debe reconocerlo y encontrar otro país sede que sea más tolerante y civilizado”, escribió el artista y periodista neoyorquino Slava Mogutin el 20 de agosto pasado en The Huffington Post.
El mandatario ruso intensificó las reacciones de molestia tras anunciar que las protestas durante el evento olímpico estarán restringidas a solo ciertas áreas.
En repudio a las políticas que atentan contra la libertad de expresión, la asociación Reporteros sin Fronteras ha realizado varias manifestaciones frente a la embajada de Rusia en Francia para exigir que se cancelen los juegos.
Atletas como la tenista estadounidense de raíces checoslovacas Martina Navratilova, quien es abiertamente lesbiana, han criticado la postura pasiva del COI ante las represiones rusas.
“Francamente, el COI necesita defender más a sus atletas. Está poniendo la cabeza en la arena”, expuso a CNN el lunes.
Presidente de hielo
Pese a las críticas, Vladimir Putin no está dispuesto a ceder.
Los analistas señalan que el mandatario no piensa mostrar debilidad luego de haber invertido más de 50 mil millones de dólares en las Olimpiadas, las más costosas de toda la historia.
Putin mantiene un enfrentamiento político con la Unión Europea por el conflicto de Ucrania, que no se ha integrado al organismo por ceder a la presión económica rusa.
“Para el presidente Vladimir Putin las relaciones internacionales se tratan ante todo de competencia, lo que se está intensificando. Sus acciones sobre Ucrania reflejan esta filosofía”, publicó ayer la BBC en un análisis.
Las tácticas diplomáticas de Moscú han convencido incluso al COI de advertir a los deportistas de no manifestarse en contra de las políticas rusas.
“Los funcionarios del COI están respaldando las declaraciones de Putin de que los atletas homosexuales y los espectadores no serán discriminados durante los juegos. Esta afirmación es cada vez más dudosa”, escribió The Washington Post en un editorial publicado el jueves pasado.
Ante los hechos, la prensa francesa asegura que hay mandatarios de diversos países europeos que también están pensando en no ir al evento deportivo.
“Los diplomáticos occidentales se hacen ahora una pregunta: ¿hace falta boicotear o no la ceremonia de inauguración de estos 22º Juegos Olímpicos de Invierno?”, publicó ayer Le Monde.
Sus eternos rivales lo defienden
En medio de las protestas de la comunidad internacional y la indignación de algunos mandatarios, los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña han rechazado públicamente unirse al boicot.
Aunque criticaron las políticas homofóbicas de Rusia, el presidente estadounidense Barack Obama y el primer ministro británico David Cameron han exhortado a la sociedad a no boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno el 2014.
En una conferencia de prensa en agosto, Obama argumentó que cancelar las Olimpiadas no sería justo para los atletas que están entrenando tan duro.
“Nadie está más ofendido que yo por algunas de las leyes contra gays y lesbinas que están aprobándose en Rusia”, expresó según el diario USA Today.
“(Pero) hay un gran número de estadounidenses que están entrenando muy duro, que están haciendo todo lo que pueden para tener éxito”.
Cameron secundó a Obama al alegar que la mejor forma de combatir la discriminación es ir a las Olimpiadas.
“Comparto tu preocupación sobre el abuso de los gays en Rusia, pero creo que la mejor forma de retar al prejuicio es ir a las Olimpiadas de Invierno en lugar de boicotearlas”, manifestó el 10 de agosto en un tuit dirigido al actor Stephen Fry.