En medio de la polémica desatada por los casos de espionaje del gobierno estadounidense, el presidente Barack Obama decidió revivir el debate migratorio.
Mientras que los principales medios de EU dan prioridad a la filtración de documentos de la Agencia de Seguridad Nacional por parte de Edward Snowden, Obama exhortó al Congreso a apoyar el proyecto de ley de reforma migratoria que debatirá el Senado.
Les pidió no caer en tecnicismos burocráticos que obstaculicen la que llamó “la mejor oportunidad en años” de actualizar el sistema migratorio estadounidense.
Los ocho autores del proyecto en el Senado se han mantenido unidos hasta el momento para rechazar enmiendas que pondrían en riesgo la esencia de su iniciativa: condicionar a un reforzamiento de la seguridad fronteriza la opción a la naturalización de los 11 millones de inmigrantes sin papeles que no tengan prontuario policial.
Además, que paguen multas por dos mil dólares y que pasen 10 años con un estatus provisional que les permita trabajar y viajar al extranjero. Algunos republicanos dijeron que quieren fortalecer las disposiciones sobre seguridad en la frontera para poder votar por el proyecto. En el Senado, los partidarios del proyecto trabajaban para determinar qué medidas podrían aceptar para asegurarse más votos del bando republicano sin perder el respaldo de los demócratas. (AP)