La vida de las personas que viven desplazadas en campamentos es complicada por la sobrepoblación y la falta de servicios adecuados. Ese es el caso del centro de refugiados de Al Hol, en el noreste de Siria, donde huyeron familias y combatientes del grupo armado Estado Islámico.
El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer, cifró entre 80 mil y 100 mil el número total de personas que viven en el campo, donde las organizaciones humanitarias y las autoridades kurdas se encuentran sobrepasadas para atender las necesidades básicas.
Entre los refugiados se encuentran 35 mil personas de nacionalidad siria, entre 35 mil y 40 mil iraquíes y 10 mil personas de entre 30 y 40 nacionalidades, de acuerdo con los datos de Cruz Roja.
Esto se debe al éxodo masivo en los últimos meses desde el último reducto del Estado Islámico en Deir Ezzor, provincia arrebatada por un grupo integrado por árabes y kurdos al término de una ofensiva.
Los pobladores fueron forzados a huir de sus hogares y dejaron todas sus pertenencias. Si bien algunos de ellos encontraron refugio en casas de familiares o amigos, muchos otros permanecen en refugios, campamentos o asentamientos improvisados de desplazados internos.
De acuerdo con agencias, algunos de estos civiles y familiares de los yihadistas del Estado Islámico sobreviven en medio de durísimas condiciones de vida en el campamento de Al Hol.
En este espacio hay niños con enfermedades y madres incapaces de amamantar porque no comen suficiente, según información de agencias. También se pueden observar carpas inundadas y montículos de basura entre las tiendas de campaña.
Además, los reclamos en el albergue se hacen en distintos idiomas. Las personas refugiadas hablan sirio, iraquí, francés y alemán.
Las mujeres se convierten en manchas negras en el campamento porque conservan su niqab, velo que cubre el rostro y es usado por algunas musulmanas.
Según las agencias humanitarias, las mujeres y niños representan 70 por ciento de la población del campamento. El Programa Mundial de Alimentos (PAM) distribuye raciones, provisiones y complementos alimentarios para estos dos sectores.
De acuerdo con los registros de la Cruz Roja, la gran mayoría de los menores tienen menos de 12 años, ya que los que tenían una edad superior eran combatientes y las autoridades kurdas los tienen con el resto de yihadistas en campos de detención.
Los menores de edad son los más vulnerables del conflicto sirio. Desde diciembre, al menos 140 personas, en especial niños, murieron durante el transporte hacia el campamento o después de su llegada, según el Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con la organización Save the Children, cerca de una tercera parte de los niños de menos de cinco años recibidos por sus equipos sufren de desnutrición aguda.
Las familias más afortunadas tienen su propia carpa, los otros cohabitan en grandes hangares cubiertos.
“Hay en la actualidad 10 mil personas que viven en amplias carpas comunes que no ofrecen ninguna intimidad”, reconoce Paul Donohoe del IRC.
En el sector de los yihadistas reservado a las extranjeras, están hacinados bajo alta vigilancia más de 9 mil mujeres y niños que provienen de Francia, Alemania o de Bélgica en su mayoría.
Situaciones de emergencia
Dentro de las dificultades de la situación, el presidente del comité de la Cruz Roja indicó que su organización está intentando registrar a las personas y que la prioridad actual es localizar a niños que no están acompañados para que las autoridades de sus países localicen a familiares que puedan hacerse cargo de ellos.
Asimismo, la segunda prioridad de la Cruz Roja es atender las solicitudes de las mujeres que quieren regresar con sus hijos a sus lugares de origen, pero, de acuerdo a la organización internacional la respuesta de las autoridades es diferente en cada país.
Naciones como Reino Unido retiraron la nacionalidad británica a varias jóvenes que se encuentran en campamentos de refugiados para evitar repatriarlas y otras como Francia aceptaron repatriar a varios huérfanos.
Además, Maurer apuntó que otro de los retos es localizar e identificar a las víctimas que también viajaron con los combatientes y sus familias.
En el resto de Siria, a ocho años del inicio del conflicto armado, la violencia no termina. Se ha registrado una escalada reciente de los enfrentamientos y de la violencia en algunas zonas del interior de Idlib y en los alrededores. Decenas de miles de personas han sido desplazadas como consecuencia de un rebrote de las hostilidades.
El campo de Al Hol está a más de 300 kilómetros de Al Baguz, la última localidad habitada que estuvo controlada por los yihadistas en Siria y que fue conquistada el pasado 23 de marzo por las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), alianza de milicias mayoritariamente kurdas.