Como pasa con el resto de los países del mundo, Reino Unido no ha perdido la esperanza de superar la pandemia, de volver a ver a sus ciudadanos en una realidad sin los peligros que representa una crisis sanitaria.
Sin embargo, y en comparación con otros estados, la administración británica ha demostrado ser una de las que más avances ha tenido, y eso lo confirmó ayer el primer ministro Boris Johnson.
Al pie de Downing Street, Johnson confirmó que Reino Unido puede avanzar al segundo paso de su ruta para salir del confinamiento, algo que, aunque aún los deja un tanto lejos de la normalidad, les da una oportunidad para seguir luchando.
A finales de febrero pasado, el gobierno británico anunció un plan de cuatro pasos para ir librando el confinamiento. El primero comenzó el 8 de marzo, cuando las escuelas reabrieron y algunos espacios deportivos permitieron el ingreso con las medidas sanitarias necesarias.
Del mismo modo, el paso número dos comenzará el 12 de abril, fecha en la que se permitirá la reapertura de salones de belleza, librerías, zoológicos, autocinemas, gimnasios, restaurantes y pubs con servicio al aire libre. Los funerales deberán llevarse a cabo con un máximo de 30 personas, y las bodas o algún otro evento, con 15.
Además, a partir del próximo viernes, se ofrecerán gratuitamente pruebas rápidas de COVID-19 en todo Inglaterra dos veces por semana, con el fin de ayudar a las autoridades a identificar y a controlar nuevas variantes del coronavirus.
Ante este avance, la maestra Marta Ochman, profesora e investigadora del Tecnológico de Monterrey, asegura que la estrategia británica es en sí misma muy acertada, sobre todo si se piensa que ningún país debe estar totalmente confinado ni abierto por completo.
Para la especialista en política europea, está claro que estas medidas responden a coyunturas políticas internas, pero también a algunas presiones económicas.
Por otra parte, respecto a los viajes internacionales, éstos se han detenido también por las políticas y la crisis de otros países. Por ello, debido al riesgo que podrían representar, el gobierno británico no ha tenido mucho qué hacer, más que evitarlos.
Y aunque estos viajes estaban planeados para reanudarse el 17 de mayo, el primer ministro no habló sobre ninguna otra fecha oficial, pues se cree que, de autorizarlos, la tercera ola de contagios podría perjudicar mucho más a los británicos que las dos anteriores.
Certificados, el tema pendiente de Reino Unido
Horas antes de que el primer ministro aprobara el paso dos de su ruta ante el confinamiento, al menos 70 diputados del Parlamento protestaron contra una propuesta gubernamental: los certificados de COVID-19.
A través de dichos documentos, las autoridades y empleados de distintos eventos masivos podrían ver si una persona ya fue vacunada, si dio negativo recientemente a una prueba de diagnóstico, o si ya ha padecido la enfermedad.
De acuerdo con los diputados protestantes, entre ellos Jeremy Corbyn, los certificados le abrirían la puerta a la discriminación, señalando a las personas que no se han vacunado o están en contra de ellas.
Y aunque se esperaba que ayer Johnson hablara más al respecto, el primer ministro no admitió nada más allá de que los certificados siguen trabajándose, y que su uso se requerirá sólo para algunos eventos destacados.
Al respecto, la internacionalista Norma Soto Castañeda, maestra de la Universidad La Salle, admite que dichos certificados tienen en sí mismos ventajas y desventajas, pues mientras que a algunos les puede dar mayor libertad para viajar y acceder a diferentes eventos, a otros, por supuesto, los puede hacer víctimas de discriminación por no hacer algo en lo que no están de acuerdo o no han tenido acceso.
En ese sentido, para la maestra, la mejor alternativa que podría tomar el gobierno británico es permitirle a todos el acceso a espacios y eventos, siempre y cuando respeten claramente todas las medidas sanitarias obligatorias.
“También puede funcionar que genere un par de eventos al mismo tiempo y las personas tengan derecho a elegir sólo uno. Con eso, Boris Johnson podría volver a ganar esa buena dirección en su propio país”, dice.
Finalmente, según la también académica, se espera que esa misma opción la puedan tomar otros gobiernos y no intenten apresurarse por volver a la normalidad a través de certificados que podrían generar disgusto, sino tomar las cosas con calma para estabilizar tanto a su sociedad como a su economía.