Reino Unido puso fin al lazo de hermandad que que mantenía con la Unión Europea (UE) el pasado 31 de enero. Después de cuatro años de negociaciones entre conflictos para lograr que se aprobara su salida, será a partir del primer día del 2021 cuando se cierre por completo el periodo de transición que le permita convertirse en una nación independiente.
Sin embargo, los planes de consolidación que tenía el territorio conformado por Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, se vieron interrumpidos luego de que en febrero se comenzaran a registrar los primeros casos de COVID-19 en Europa.
De acuerdo con los datos del Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas (CSSE) de la Universidad Johns Hopkins (JHU), hasta el 14 de julio, en Reino Unido se acumularon 292 mil 931 contagios y 45 mil 053 muertes por coronavirus, cifras que posicionan a la región como la más afectada por la pandemia en la zona europea.
Los efectos de esta enfermedad provocaron que la economía se contrajera en marzo y abril y tuviera un repunte mínimo en mayo, por lo que ahora enfrenta una de las peores recesiones en los últimos 300 años, reveló un informe de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), un organismo de supervisión a cargo del gobierno de Reino Unido.
Lo anterior responde a que el Producto Interno Bruto (PIB) británico cayó 19.1 por ciento entre marzo y mayo respecto al período de diciembre a febrero y tuvo un crecimiento de 1.8 por ciento durante el quinto mes, de acuerdo con la información de la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS).
Mercedes Baltazar, internacionalista por la Universidad Iberoamericana y socia de la consultora especializada en comunicación Meraki, asegura que con la pandemia hubiera sido mejor que Reino Unido permaneciera como parte de la Unión Europea, ya que en estos momentos los 27 países están logrando acuerdos para recibir apoyos y con eso poder equilibrar su situación económica interna.
“Reino Unido es como un gatito que pidió salir y una vez que le abrieron la puerta se quedó afuera esperando. Esta nación deberá trabajar a contrarreloj, pero las discusiones son tan largas y avanza tan poco que se volverá una misión imposible, sumándole a esto, las problemáticas, decisiones y recursos que se necesitan para atender el tema de salud pública”, detalla la internacionalista.
Malas decisiones de Reino Unido
En un intento de sostener la economía y evitar la pérdida de millones de puestos de trabajo, el gobierno a cargo del ministro británico Boris Johnson puso en marcha un arsenal de medidas, entre las que destacan las ayudas al desempleo parcial, que buscan beneficiar a 9.3 millones de empleados.
Pero, de acuerdo con el escenario planteado por la OBR, este plan de apoyo a la economía podría elevar el endeudamiento del sector público a 322 mil millones de libras, cifra que es equivalente a 400 mil millones de dólares.
Aunado a lo anterior y de acuerdo con especialistas en temas internacionales, las decisiones tomadas por el gobierno británico podrían generarle enemistades, sobre todo si en los próximos meses se implementa la obligatoriedad de un permiso de viaje a los miembros de la UE para pasar al Reino Unido.
“Todo aquel que desee viajar a Reino Unido, salvo los ciudadanos británicos e irlandeses, deberán solicitar un permiso previo para facilitar el acceso de viajeros ‘legítimos’ y mantener alejada de las fronteras del país cualquier posible amenaza”, se menciona en el documento publicado por el Ministerio del Interior de la nación europea.
Este nuevo sistema de inmigración es uno de los proyectos principales del gobierno de Boris Johnson, quien en los últimos años dio de que hablar por su dura política conservadora.
Hace unas semanas Johnson también causó revuelo al enfatizar que se seleccionaría al talento que quisiera entrar al país para atender una demanda de trabajo. En este sentido, colocó a los ciudadanos de la UE en la misma situación que la de los individuos de otros países.
El plan de Johnson se centra en que aquellos que deseen vivir y trabajar se deberán ganar 70 puntos, los cuales se otorgarán por contar con una oferta de trabajo de un empleador certificado, tener un nivel acreditado de inglés y ganar más de 25 mil 600 libras anuales. Además, los candidatos que opten a empleos en sectores de “escasez de ocupación”, como la enfermería y la ingeniería civil, podrán obtener puntos extra.
“El objetivo es alentar a los empleadores a invertir en trabajadores británicos y al mismo tiempo atraer a los mejores y más brillantes de todo el mundo”, afirmó Priti Patel, ministra del Interior del Reino Unido.
La internacionalista Mercedes Baltazar comenta que con las decisiones que están tomando el gobierno de Reino Unido, el panorama se vuelve retador, ya que van a afectar la industria interna.
“Cuando esta nación era parte de la UE tenía acceso a diversos productos que otros países europeos producían, había unión arancelaria y mercado comunitario. Con las decisiones que toma el gobierno en contra de los ciudadanos de diferentes zonas europeas, estos acuerdos comerciales podrían complicarse. Hay que ver cómo se van a tomar las nuevas reglas y que consecuencias van a generar”, explica Baltazar.