¿Rescate o hipoteca?

El sábado 9 de junio pasará a la historia del estado español. En las vísperas de un partido de

la Eurocopa en la que jugaba la selección española se anunció en las portadas de los principales periódicos nacionales una sentencia no anunciada: “Rescate a España”,  podía leerse en el sitio de Internet de El País a todo lo ancho de página.

Sandra de Miguel Sanz Sandra de Miguel Sanz Publicado el
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"Todo el dinero que pida prestado al FROB irá a la deuda pública y sus intereses, al déficit”.
Ignacio EscolarDirector del diario.es y fundador del periódico Público

El sábado 9 de junio pasará a la historia del estado español. En las vísperas de un partido de

la Eurocopa en la que jugaba la selección española se anunció en las portadas de los principales periódicos nacionales una sentencia no anunciada: “Rescate a España”,  podía leerse en el sitio de Internet de El País a todo lo ancho de página.

Ese día, el Ministro de Economía, Luis de Guindos, comunicó los compromisos que acababa de contraer el Estado gracias al empuje del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) y al consentimiento del que hasta hace solo unos días repetía sin cesar que no habría rescate.

Sin embargo según Mariano Rajoy, parece que eso no ha sucedido y que “lo que hay es una línea de crédito”.

Luis de Guindos lo calificó de esa forma: “es un apoyo financiero que no tiene nada que ver con un rescate”.

Estas declaraciones, los anuncios oficiales del Gobierno y, en especial, la actuación del Presidente, causaron revuelo.

Y es que dos semanas antes del rescate, el 28 de mayo, Rajoy dijo: “no va a haber ningún rescate de la banca española”.

El viernes 8 de junio, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, declaró que el Gobierno esperaría los resultados de dos firmas encargadas de valorar las necesidades de la banca.

Sin embargo, al día siguiente se consumó el rescate.

Los ciudadanos españoles no se enteraron por Mariano Rajoy, sino por Luis de Guindos, Ministro de Economía, quien explicó que era él quien lo hacía porque Rajoy no era miembro del Eurogrupo.

Sin embargo, el presidente después rectificó y decidió comparecer negando el rescate.

Lo presentó como un éxito diciendo que había sido gracias a sus presiones que se había logrado la “ayuda” y que sí iba a presenciar el partido de la Eurocopa a Polonia porque ya estaba todo resuelto.

Además, contradiciendo sus anteriores declaraciones, aseguró que había previsto pedir ayuda desde el primer momento y negó que hubiera ocurrido algo entre el viernes 8 y el sábado 9, argumentando que “estas cosas se hacen así”, para estupefacción de muchos.

En el partido, El País capturó a un Rajoy eufórico celebrando el gol de España. Una imagen que levantó ámpula, pues contrastaba con la noticia que acababa de recibir esta nación.

Por si fuera poco ayer se anunció que el Presidente tardará más de un mes en dar explicaciones sobre el rescate en el Parlamento.

Los riesgos

Lo llamen como lo llamen, el dinero del “rescate” o del “chantaje” –según dos visiones encontradas– proviene de dos fondos de rescate europeos: el de Facilidad Europea de Estabilidad Financiera o fondo de rescate temporal y el del Mecanismo Europeo de Estabilidad o fondo de rescate permanente.

La cantidad que habrá que devolver, sin tomar en cuenta los correspondientes intereses, asciende a 100 mil millones de euros, a pesar de que anteriormente no se barajaron más de 50 mil millones.

Esa cantidad, si se toman los Presupuestos Generales del Estado para 2012, equivale al presupuesto de educación de casi 50 años y a 25 del destinado a sanidad.

La versión oficial insiste en que es una ayuda a la banca y que el Estado no ha sido intervenido de forma integral.

Esto, aunque es cierto, encubre que el capital “prestado” se canaliza a través del FROB (Fondo de Reestructuración Financiera Bancaria), una institución púbica creada al inicio de la crisis.

Y por esto, si los bancos fallan y no pueden pagar, será el Estado –quien responde como aval– el que tendrá que devolver el dinero. Y para hacerlo podría verse en la necesidad de recortar más el presupuesto público, aumentar los impuestos y despedir funcionarios, entre otras medidas.

Lo anterior genera no poca incertidumbre, pues muchos no confían en que los bancos puedan devolver el dinero prestado.

Las condiciones

Aunque no ha habido condiciones explícitas como contrapartida, sí las hay implícitas.

El pasado 30 de mayo El País publicó “las recomendaciones” que Bruselas hace a España.

Entre esos preceptos, están los siguientes: presentar medidas que aseguren que se cumplirá con el objetivo del déficit, aumentar la edad de jubilación, subir el IVA de tipo normal y reducir los productos que tenían un tipo de IVA reducido.

Además se recomienda poner en forma las reformas laborales y tomar medidas para liberalizar los servicios profesionales, esto es, para su privatización.

En definitiva, medidas que ya se habían puesto en marcha y que no solo no sirvieron para impedir el rescate sino que, además, después del rescate, exigirán que su cumplimiento sea más estricto y rápido.

A partir de ahora, tal y como el Eurogrupo explicó en la declaración oficial: “El progreso en estas áreas (reducción del déficit y reformas estructurales) se estrechará y será revisado regularmente en paralelo con la asistencia financiera”, es decir, controlarán al país de cerca.
En lo que respecta a los intereses, se habla de que habrá que devolverlo con un interés del 3 por ciento.

Alberto Montero Soler, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, explica en una entrevista publicada en el portal Rebelión.

“Se habla de un tipo de interés del 3 por ciento, que se suele contraponer al del 6 por ciento para vender que se está accediendo a los fondos en unas condiciones muy ventajosas. Sin embargo, no se dice que el BCE inyectó a los bancos, entre finales de 2011 y primeros de 2012, un billón de euros a un 1 por ciento”.

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