Huyen de Venezuela y en otros países encuentran violencia y xenofobia

Personas que provienen de Venezuela enfrentan condicionantes, violencia y xenofobia cuando migran a otros países. Ante esto, Ecuador crea un corredor humanitario y cancela de forma temporal la exigencia de pasaporte por la presión de organismos internacionales
Mariana Recamier Mariana Recamier Publicado el
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El éxodo de venezolanos no para. Cinco mil personas salen del país sudamericano todos los días por la inseguridad y la crisis económica. Estas personas cruzan fronteras para buscar nuevas oportunidades en las naciones vecinas.

Ante esta crisis migratoria, los gobiernos de Ecuador y Perú exigen a las personas que salen de Venezuela pasaporte para entrar al territorio de los dos países sudamericanos.

5 mil
venezolanos abandonan cada día su país

No obstante, no sólo los gobiernos están restringiendo el paso a las personas que provienen del país gobernado por Nicolás Maduro, sino que los pobladores de otras naciones como Brasil violentan y cometen actos de xenofobia contra los venezolanos.

La ruta que conecta Colombia y Perú, pasando por Ecuador, es una de las más usadas por las personas que huyen de la inseguridad y la escasez en Venezuela.

Hasta ahora, los venezolanos podían cruzar las fronteras con su cédula de identidad y la Tarjeta Andina, un documento migratorio regional. El pasado 18 de agosto, Ecuador comenzó a exigir pasaporte y Perú lo pidió a partir de este sábado.

+1.6
millones de venezolanos han salido de su país desde 2015

“En este momento, en Venezuela es muy difícil obtener pasaporte porque cuesta mucho y el trámite es muy largo. A veces no hay papel y tinta para producir pasaportes”, explica Yukiko Iriyama, representante adjunta de la Agencia de la ONU para refugiados (Acnur) en Colombia.

No obstante, ante las denuncias de diferentes agencias de la ONU, Ecuador abrió un corredor humanitario para acelerar el traslado de venezolanos que se dirigen a Perú, horas antes de que se endurecieran las normas de tránsito fronterizo en ese país desbordado por una ola masiva de migrantes.

90
por ciento se ha quedado en América del Sur

Al mismo tiempo, la justicia ecuatoriana aceptó un pedido de medidas cautelares con las que quedó temporalmente sin efecto la exigencia de pasaporte, según un fallo divulgado en Quito el viernes pasado.

“Van 35 autobuses en este momento por el corredor humanitario y vamos a seguir hasta que se pueda”, declaró a la prensa Mauro Toscanini, ministro del Interior ecuatoriano.

Las acciones de estos gobiernos son parte de las medidas que están tomando los países sudamericanos para enfrentar la crisis migratoria de la región. En la actualidad, más de 2.3 millones de venezolanos viven en el extranjero, 1.6 millones han salido de su país desde 2015 y un 90 por ciento de ellos se ha quedado en América del Sur, según las cifras de Acnur.

+2 mil
venezolanos atraviesan la frontera de Colombia a Ecuador

De acuerdo a esta agencia de la ONU, 5 mil venezolanos abandonan cada día su país. Entre 2 mil 700 y 3 mil cruzan a diario de Colombia a Ecuador.

“Pedimos a los gobiernos de la región solidaridad y su apoyo. Necesitamos un enfoque regional e integral para responder a las necesidades de los venezolanos y el apoyo de la comunidad internacional”, comenta la representante adjunta de Acnur en Colombia.

Largos recorridos para migrar

Enrique Godoy comparte su recorrido como migrante venezolano. El joven consiguió llegar hasta Tumbes, Perú, antes de que entraran en vigor las nuevas restricciones. En Valencia, Venezuela, él y sus familiares vendieron sus pertenencias para juntar dinero y poder emprender el viaje. Llegaron a Colombia, donde tiene familia, y se quedaron una semana para probar suerte.

“En Colombia la situación ya está difícil por la cantidad de venezolanos que hay y no es fácil conseguir empleo”, relata Enrique en una entrevista con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

A Colombia han llegado 870 mil venezolanos y el gobierno recientemente ha entregado a 442 mil un permiso temporal que les permite trabajar y acceder a la sanidad y la educación pública.

No obstante, Enrique y su familia decidieron seguir la marcha. Avanzaron en autobuses o gracias a colombianos que les dieron ride en sus automóviles. No siempre encontraron un techo para dormir.

“A muchas ciudades llegábamos de noche. En Tunja, Colombia, llegamos unos 40 venezolanos en un camión. No había terminal y tuvimos que quedarnos en la calle. Colocamos nuestros colchones y nos quedamos hasta la mañana siguiente”, relata.

Finalmente llegaron a la frontera entre Colombia y Ecuador. Ellos sí tenían pasaporte.

“Sellamos el pasaporte y la Tarjeta Andina y cambiamos 100 mil pesos por lo que nos dieron 55 dólares. Con ese dinero pagamos el pasaje hasta Quito, pero allí se nos agotó y no sabíamos qué hacer”, cuenta Godoy a OIM.

Estuvieron dos días en la terminal de Quito. Vendieron sus celulares y con lo que les dieron por ellos y un dinero que les enviaron unos familiares lograron reunir el pasaje hasta Huaquillas, en la frontera con Perú.

En Perú hay 420 mil venezolanos. En las últimas semanas, han cruzado la frontera unos 2 mil al día. Desde el pasado sábado también se les exige pasaporte.

Violencia contra migrantes

Después de enfrentar muchas dificultades para migrar, los venezolanos también tienen que lidiar con violencia y xenofobia en países como Brasil.

2 mil
venezolanos cruzan al día a Perú

Uno de los actos más violentos contra venezolanos registrado hasta ahora sucedió en Pacaraima, en el norte de Brasil y frontera con Venezuela. Los habitantes de este municipio atacaron y desalojaron un campamento de migrantes venezolanos, incluso prendieron fuego a las viviendas improvisadas donde dormían.

Los brasileños reacción de este modo porque dos venezolanos robaron y agredieron de gravedad a un comerciante brasileño en la entidad.

500
venezolanos pasan a diario hacia Brasil

Muchos de los venezolanos que se encontraban en el campamento se retiraron de la zona por su seguridad. Las personas que esperaban cruzar la frontera, prefirieron regresar a Venezuela debido a la situación en el campamento de refugiados.

En uno de los vídeos de las protestas divulgado en redes sociales se escucha a un brasileño decir “¡fuera venezolanos!”.

Esta ciudad de doce mil habitantes se encuentra frente a la venezolana Santa Elena de Uairén, y es el principal punto de entrada de migrantes.

Según la Policía Federal, 460 venezolanos ingresan por día, en promedio, desde fines del año pasado, algunos para comprar alimentos y medicinas, y otros para quedarse en Brasil.

No era la primera vez que se daba una situación de este tipo. En marzo decenas de venezolanos fueron atacados con bombas Molotov y hostilizados con consignas a través de megáfonos en la localidad de Mucajaí, en el sur roraimense. Cinco de los agresores fueron denunciados por el Ministerio Público por “xenofobia e incitación al crimen”.

Más miedo a regresar

Ante este tipo de agresiones, la mujer venezolana Daisy Santana teme más regresar su país de origen que a la xenofobia. Como ella, miles de sus connacionales atraviesan Colombia rumbo a Ecuador o Perú y saben de antemano que están expuestos a eventuales rechazos o agresiones.

“Nosotros mismos estamos buscando seguridad en otros sitios porque en nuestro país no podemos ni siquiera estar tranquilos. Estar en otro sitio es mejor que estar en Venezuela”, dice a la agencia AFP la mujer de 48 años.

Daisy finalizó su periplo por Colombia y ahora espera el visto bueno de Ecuador, quien hasta el viernes pasado pedía pasaporte a los venezolanos para continuar con su camino.

Las autoridades colombianas calculan que la mitad de los migrantes viajan sólo con cédula ante la escasez de papel en su país para imprimir el documento internacional.

Santana tampoco tiene pasaporte. Ella recorrió los mil 500 kilómetros que separan a Cúcuta de Tulcán para empezar de cero en Perú. La mayoría los recorrió en un vehículo, pero también tuvo que caminar por las vías colombianas.

Muchos venezolanos al igual que Santana le temen más a regresar que a continuar con su camino hacia otras naciones. Ante las nuevas restricciones de algunos países, la movilidad puede convertirse en una actividad ilegal porque los venezolanos seguirán dejando su lugar de origen mientras este se encuentra en una crisis humanitaria.

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