Como se esperaba, la presidencia de Brasil se decidirá en una segunda ronda electoral.
Sin embargo, el factor sorpresa se hizo presente ya que el contrincante que tiene que vencer a la mandataria Dilma Rousseff no es el que se predecía.
Y es que a finales de agosto, cuando se confirmó la candidatura de Marina Silva, la ecologista figuró como la favorita en las encuestas. La exministra de Medio Ambiente sustituyó al aspirante de los socialistas brasileños, Eduardo Campos, quien falleció el mismo mes en un accidente aéreo.
El trágico suceso catapultó a Silva; no obstante, su rápido ascenso no significó su consolidación.
Ahora, Rousseff se medirá el próximo 26 de octubre ante el popular exgobernador Aécio Neves, de centro-derecha, quien, según los resultados del máximo tribunal electoral que supervisa la elección, obtuvo el 34 por ciento de los votos, frente al 41 por ciento que recibió la mandataria.
Político tradicional
Neves, de 54 años, fue gobernador del estado de Minas Gerais, el segundo más poblado del país.
Descendiente de una tradicional familia de políticos, es nieto del expresidente electo Tancredo Neves, que fue el primer mandatario elegido democráticamente tras el régimen militar que terminó en 1985 y quien murió, sorpresivamente, un día antes de tomar juramentación de su cargo.
Panorama incierto
Aunque Marina Silva no ha declarado su apoyo a Neves, el candidato podría presentar una real amenaza a la reelección de Rousseff puesto que la ex ministra de Medio Ambiente obtuvo un 21 por ciento y muchos de sus seguidores apoyarían al exgobernador, según expertos consultados por The Associated Press (AP).