El desafío de Corea del Norte
La beligerancia del líder supremo de la República Popular Democrática de Corea, Kim Jong-un, representa actualmente uno de los mayores desafíos para la seguridad y estabilidad en el continente asiático.
Las repercusiones de las acciones militares y la agresividad norcoreanas están marcando también gran parte de la agenda geopolítica de las principales potencias en el mundo, Estados Unidos, Rusia y China, cuyos líderes se reunirán hoy y mañana en Hamburgo con el tema de Corea del Norte subrayado con rojo en la agenda.
Carlos Salazar
La beligerancia del líder supremo de la República Popular Democrática de Corea, Kim Jong-un, representa actualmente uno de los mayores desafíos para la seguridad y estabilidad en el continente asiático.
Las repercusiones de las acciones militares y la agresividad norcoreanas están marcando también gran parte de la agenda geopolítica de las principales potencias en el mundo, Estados Unidos, Rusia y China, cuyos líderes se reunirán hoy y mañana en Hamburgo con el tema de Corea del Norte subrayado con rojo en la agenda.
Washington advierte que se agotó la paciencia con el régimen norcoreano y amenaza con acciones militares en caso de que no cesen las provocaciones, y los gobiernos de China y Rusia hacen un llamado tanto a Corea del Norte como a Corea del Sur y Estados Unidos a suspender los ejercicios militares en la región.
Mientras tanto, Kim Jong-un, quien presume contar con un misil intercontinental capaz de alcanzar territorio estadounidense (Alaska), no da marcha atrás en su reto, a pesar de las presiones internacionales, de la amenaza militar, ni de las sanciones comerciales. Todo lo contrario, continúa subiendo la apuesta.
El anuncio del gobierno norcoreano de la prueba exitosa de un misil intercontinental no solo ha encendido las alertas entre la comunidad internacional, sino que también ha trastocado unas relaciones diplomáticas que ya se encontraban en un precario equilibrio entre las tres potencias.
La elección de la fecha para el ensayo militar no fue al azar. El líder asiático escogió el 4 de julio, fecha en que se conmemora la independencia estadounidense, para enviar el mensaje de que no teme a la presión proveniente de Washington.
“Los bastardos estadounidenses no estarán muy contentos con el regalo enviado para el aniversario del 4 de julio”, fueron las declaraciones de Kim Jong-un, recogidas por la agencia oficial de noticias del régimen.
Los temas del G-20
De inmediato el Consejo General de Naciones Unidas exigió al régimen norcoreano que detenga las provocaciones y que cumpla con sus obligaciones internacionales. La ONU podría presionar a Kim Jong-un con la amenaza de nuevas sanciones para orillarlo a detener su programa nuclear.
Esta nueva escalada de tensión llega también en la víspera de la reunión del G-20 en Hamburgo, una cumbre en el que el tema de Corea del Norte y la situación en Asia será uno de los puntos principales en la agenda.
El conflicto asiático no será el único tema a tratar entre los mandatarios Vladimir Putin y Donald Trump. En el que será el cara a cara más esperado de la cumbre, también estará sobre la mesa la discusión de la intervención de sus países en la guerra civil en Siria, y la supuesta intervención del Kremlin en la elección estadounidense en 2016.
Las relaciones del presidente estadounidense con su homólogo chino tampoco son las mejores. Tras su último encuentro en Florida en abril, donde incluso calificó a Xi Jinping de buena persona, ahora ha pasado a reprocharle su inacción con su beligerante vecino.
Ecuación diplomática
Estados Unidos y Corea del Sur respondieron al lanzamiento norcoreano con un ejercicio conjunto en el que desplegaron sus misiles tácticos, con capacidad para atacar las bases militares de Corea del Norte.
Los ensayos fueron calificados por Washington como un recordatorio del compromiso que tiene por defender a su aliado, Corea del Sur, ante cualquier amenaza.
El claro desafío de Kim Jong-un significa un fracaso para la política de Donald Trump en la región, quien ya había advertido que el despliegue de misiles intercontinentales era una línea que su administración no iba a permitir que cruzara el régimen norcoreano.
En su intento por intimidar a Corea del Norte, desplegó una flota armada en el Mar de Corea, toda una demostración de fuerza; y de forma paralela presionó al gobierno chino para que tomara acciones drásticas en contra de Kim Jong-un. Ambos métodos sin éxito.
China, destino de la gran mayoría de las exportaciones de Corea del Norte, se ha negado a jugar la carta del bloqueo comercial para evitar la escalada, a pesar de la insistencia de Trump.
Beijing ha formado un frente con Moscú para exigir que el freno a las pruebas nucleares y balísticas del régimen norcoreano se realice de forma paralela a la suspensión de los ejercicios militares que llevan conjuntamente Estados Unidos y Corea del Sur en la región.
Los mandatarios de China, Xi Jinping, y de Rusia, Vladimir Putin, condenaron el reciente lanzamiento y las provocaciones de Pyongyang, pero también insisten en que el despliegue del escudo antimisiles estadounidense Thaad en Corea del Sur es un gran riesgo para la estabilidad en la región.
Beijing y Moscú recelan de la presencia y la influencia estadounidense en la región, ya que además del despliegue del polémico sistema de defensa, Estados Unidos cuenta con cerca de 30 mil soldados en Corea del Sur, y con una importante capacidad de despliegue de su armada.
El día de hoy y mañana, los líderes de las tres potencias se reunirán en Hamburgo con el tema del conflicto asiático como asunto central.
Mientras Estados Unidos ya plantea una acción militar directa en contra del régimen de Corea del Norte en caso de que continúe sus provocaciones, China y Rusia parecen más inclinados a una salida diplomática, aunque el hecho de buscar una capitulación de Trump y de Kim Jong-un al mismo tiempo será más que complicada.