Maduro se queda solo

En medio de la crisis social y política que se vive en Venezuela, el régimen encabezado por Nicolás Maduro se va quedando sin apoyos del exterior. El presidente venezolano está arrinconado, víctima de sus propias acciones.

Orillado a salir de la Organización de Estados Americanos (OEA) por las presiones de los países miembros, el oficialismo también enfrenta una condena internacional, e incluso algunos países históricamente aliados le han dado la espalda.

“Con este tipo de iniciativas, México se convierte en cómplice y encubridor de los graves episodios de violencia (de) opositores al Gobierno que intentan socavar la estabilidad democrática de Venezuela”
Carta del Gobierno de VenezuelaEn respuesta a las deliberaciones de la OEA

En medio de la crisis social y política que se vive en Venezuela, el régimen encabezado por Nicolás Maduro se va quedando sin apoyos del exterior. El presidente venezolano está arrinconado, víctima de sus propias acciones.

Orillado a salir de la Organización de Estados Americanos (OEA) por las presiones de los países miembros, el oficialismo también enfrenta una condena internacional, e incluso algunos países históricamente aliados le han dado la espalda.

La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, anunció ayer que el régimen de Nicolás Maduro comenzará el proceso debido para abandonar a la OEA.

“El día de mañana (jueves) presentaremos la carta de renuncia a la OEA e iniciaremos un procedimiento que tarda 24 meses”, anunció Rodríguez a través de la televisión oficial.

Venezuela se encuentra también suspendido temporalmente del bloque regional Mercosur desde diciembre de 2016, por no cumplir la normativa que rige al grupo ni sus principios democráticos.

Incluso el presidente argentino Mauricio Macri ya ha advertido que, de seguir la situación actual en Venezuela, ese país podría ser expulsado definitivamente del Mercosur.

Esta situación habría sido impensable hace menos de dos años, cuando Maduro contaba con las alianzas de Brasil y Argentina, principales países de Mercosur, donde gobernaban presidentes de izquierda, aliados venezolanos.

Sin embargo, con la salida de Cristina Fernández en 2015 del gobierno argentino, y posteriormente la destitución de Dilma Rousseff en 2016 en Brasil, la relación de ambas naciones con el régimen chavista cambió totalmente y se modificaron los equilibrios políticos en la región.

Le llueven condenas

Los sucesos en Brasil y Argentina también han sido determinantes en  la Organización de Estados Americanos. Sin el respaldo de estos dos países en el organismo, Venezuela perdió fuerza en la organización.

Como resultado, las presiones de este organismo internacional hacia Venezuela han sido constantes y cada vez más firmes para que el régimen de Maduro vuelva al sendero democrático, para que cese la represión a los opositores y haga frente a la crisis social que reina en su país.

El presidente de la OEA, Nicolás Almagro, ha sido uno de los principales críticos de Maduro, y ya desde 2016 intentó activar la Carta Democrática Interamericana en Venezuela por la alteración del orden constitucional y democrático, e incluso ha insistido en suspender a este país de la organización.

El Consejo Permanente de la OEA se reunió ayer en Washington para definir si se convocaba a una reunión extraordinaria entre los cancilleres de los países miembros para tratar la situación en Venezuela, que podría culminar con sanciones e incluso iniciar el proceso de suspensión.

El gobierno de Maduro había advertido que en caso de concretarse ese encuentro sin el aval de Caracas, iniciaría su proceso de retiro de la organización, lo que cumplió ayer.

Previamente, a través de una carta, el régimen venezolano acusó a México de ser uno de los promotores del rechazo en la OEA.

“Con este tipo de iniciativas, México se convierte en cómplice y encubridor de los graves episodios de violencia que contra las personas, agentes de policía y la infraestructura pública han protagonizado grupos extremos opositores al Gobierno que intentan socavar la estabilidad democrática de Venezuela”, afirma la misiva.

Desde la ONU también se ha condenado al régimen. Recientemente el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos hizo un llamado al gobierno venezolano a respetar el derecho a la manifestación pacífica y a la libertad de expresión, y a que respondan de acuerdo a los estándares internacionales. Petición que al parecer es ignorada.

Incluso ya se empieza a advertir cierta división al interior del chavismo, lo que indica que Maduro se encuentra cercado en el que sea posiblemente el periodo más crítico de su mandato.

Aunque el heredero de Hugo Chávez parece decidido a seguir el camino de la represión hasta sus últimas consecuencias.

Continente dividido

A Maduro aún le quedan algunos aliados en el continente, aunque cada vez luce más complicado que con el respaldo de estas naciones pueda hacer frente a la presión internacional.

El único punto de apoyo en el plano internacional que le queda al régimen de Nicolás Maduro es la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), un bloque creado por Cuba en 2004 como respuesta a la influencia estadounidense en América Latina.

El bloque, compuesto por los gobiernos de izquierda de la región, cuenta con 11 miembros, entre ellos Cuba, Bolivia, Ecuador y Venezuela.

En un comunicado emitido por este organismo el pasado 17 de abril, los países miembros denunciaron la presión internacional que sufre el gobierno venezolano, calificándola como una injerencia en la política interna de esta nación, y refrendaron su apoyo a Maduro.

El gobierno de Venezuela, señala el escrito “ha liderado en diversos espacios una lucha en defensa de esta nueva integración, la soberanía, la unidad, el respeto, la paz e independencia de nuestros pueblos, en tiempos en que Latinoamérica y el Caribe se enfrenta hoy a una nueva batalla por defender su independencia y soberanía”.

En la OEA, Maduro sigue contando también con algunos aliados, principalmente Ecuador, Bolivia, Nicaragua y República Dominicana, que han mostrado resistencia a respaldar las acciones y peticiones del organismo hacia el gobierno de Venezuela, aunque estos países son minoría.

Quizá el más férreo defensor del régimen de Maduro en el exterior sea el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien también ha acusado a la OEA y a Luis Almagro de alentar un golpe de Estado en Venezuela y una posible intervención.

La situación en Venezuela también ha dividido a los gobiernos en Latinoamérica, entre los que respaldan a Maduro y entre los que lo condenan.

En crisis

Durante este mes, la inconformidad en Venezuela ha estallado con violencia:

>> 26

Fallecidos durante las protestas, en un conteo hasta el martes 25

>> 12

Muertos tan solo en la jornada del viernes 21 que derivó en múltiples saqueos

>> 437

Heridos durante la espiral de manifestaciones masivas de inconformidad

>> 1,289

Detenidos hasta el martes, de acuerdo con datos de la Fiscalía venezolana

800

>> Personas siguen detenidas, de acuerdo a datos de Amnistía Internacional

Los reclamos

Diversas voces cuestionan la represión del Gobierno de Venezuela durante las protestas ciudadanas:

> En el informe Silencio a la fuerza que Amnistía Internacional difundió ayer en México, se detalla que los civiles detenidos en Venezuela durante las manifestaciones son presentados ante tribunales militares acusados de delitos de este ámbito, y se trata de personas que se oponen abiertamente al régimen de Nicolás Maduro.

> El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) urgió al Gobierno de Maduro a respetar el derecho a la vida de los niños en Venezuela, luego de los ataques con gas lacrimógeno que alcanzaron a un hospital materno- infantil en Caracas la noche del jueves 20 de abril.

> El pasado 17 de abril, en una declaración en conjunto, 11 países latinoamericanos reiteraron su rechazo a la violencia en Venezuela. Firmaron los gobiernos de México, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Paraguay, Perú y Uruguay.

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