Salta a la historia

Un paracaidista con más de 18 mil saltos en su haber hizo historia al convertirse en la primera persona en sobrevivir a un salto sin paracaídas.

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Un paracaidista con más de 18 mil saltos en su haber hizo historia al convertirse en la primera persona en sobrevivir a un salto sin paracaídas. Después de una caída libre de dos minutos, Luke Aikins, de 42 años, cayó el sábado en el centro de una red de 30 por 30 metros en la hacienda Big Sky, usada para el rodaje de películas, en las afueras de Simi Valley.

Luego de salir de la red entre vítores, Aikins abrazó a su esposa, Mónica, quien observó la hazaña desde tierra junto a su hijo de 4 años, Logan, y otros familiares.

El salto, desde una altura de 7 mil 620 metros, hizo que Aikins sea el único hombre en la historia que haya tirado de un avión sin paracaídas y que haya sobrevivido.

“Estoy casi levitando; es increíble”, dijo el paracaidista jubiloso, elevando las manos sobre su cabeza mientras su esposa cargaba a su hijo, que estaba adormilado en sus brazos.

“¡Esto simplemente sucedió! Ni siquiera puedo sacar las palabras de mi boca”, agregó, al tiempo que agradeció a las decenas de integrantes del equipo que pasaron dos años ayudándolo a prepararse para el salto, entre ellos a quienes armaron la red similar a una de pesca de arrastre y se aseguraron de que funcionara.

Temían cancelación

El ejercicio acrobático, transmitido en vivo en la red Fox para el especial televisivo “Stride Gum Presents Heaven Sent”, estuvo a punto de no realizarse como estaba planeado cuando Aikins reveló justo antes de subir a su avión que el Sindicato de Actores de la Pantalla le había ordenado que usara un paracaídas por seguridad. Ni los productores del programa ni representantes del sindicato estuvieron disponibles de inmediato para dar detalles sobre la restricción.

Dijo que en ese momento sopesó cancelar el salto porque el haber llevado el paracaídas a la espalda habría hecho que su llegada a la red fuese mucho más peligrosa. Si hubiera tenido que usarlo dijo que de todas formas no se hubiera molestado en jalar el cabo de desgarre.

“Voy a hacer todo el camino hasta la red, no hay duda de ello”, afirmó desde el avión. “Simplemente cuando aterrice tendré que hacer frente a las consecuencias de traer puesto el paracaídas en mi espalda y lo que le va a hacer a mi cuerpo”.

Aikins se arrojó del avión sin paracaídas. Saltó junto con otros tres individuos que sí llevaron paracaídas.

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