Samba violenta
Bastó un aumento del 10 por ciento en las tarifas del transporte público para que el caos y la violencia se apoderaran de Brasil.
Dicha alza causó un enorme descontento entre distintos sectores de la población brasileña, quienes se movilizaron, en gran medida de manera pacífica, para manifestarse en contra de la nueva política.
Brasil se prepara para ser la sede la siguiente Copa del Mundo de futbol en 2014 y actualmente celebra la Copa Confederaciones, un torneo de menor escala.
Indigo Staff
Bastó un aumento del 10 por ciento en las tarifas del transporte público para que el caos y la violencia se apoderaran de Brasil.
Dicha alza causó un enorme descontento entre distintos sectores de la población brasileña, quienes se movilizaron, en gran medida de manera pacífica, para manifestarse en contra de la nueva política.
Brasil se prepara para ser la sede la siguiente Copa del Mundo de futbol en 2014 y actualmente celebra la Copa Confederaciones, un torneo de menor escala.
Los habitantes reclaman la desatención del gobierno a los problemas más urgentes en el afán de cumplir con las exigencias requeridas por la FIFA.
Ayer se llevó a cabo el octavo día de movilizaciones, lo que ha generado dudas y temor de si Brasil está en condiciones de administrar una justa deportiva de gran magnitud.
Cerca de 100 mil personas salieron a las principales avenidas a continuar con las jornadas de inconformidad pacífica.
En Brasilia, los marchantes arribaron a las puertas del recinto de la Asamblea Legislativa.
La semana pasada se suscitaron los primeros enfrentamientos violentos entre los inconformes y los grupos policiales.
Las autoridades dijeron públicamente que en próximos marchas no usarán balas de goma ni apelarán a las unidades antimotines, como sucedió días atrás.
Emplearán la fuerza solo si los implicados causan destrozos, indicaron.
No obstante, la huella de la brutalidad quedó estampada en diversos videos que estuvieron circulando a través de redes sociales.
En ellos se ve el inicio de manifestaciones en las que los protestantes pedía explícitamente a las fuerzas del orden a no utilizar la violencia.
Pero por el contrario, éstos respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma, además de apalear a quien se atravesara en su camino.
Los organizadores de una protesta en Sao Paulo dijeron que más de 100 personas resultaron heridas el pasado 13 de junio, en tanto que la policía sostuvo que hubo aproximadamente una docena de lesionados, reportó The Associated Press.
Este domingo, las autoridades volvieron a usar balas de goma y gases lacrimógenos cuando cientos de manifestantes desfilaron frente al renovado estadio Maracaná antes del partido de la Copa Confederaciones entre Italia y México.
Protestas que iniciaron motivadas por el alza en las tarifas de transporte, han evolucionado integrando elementos que forman parte del pesar del brasileño común: la rapante corrupción en el país.
En las calles se refleja la frustración por la alta carga impositiva, la percepción de los políticos como entes incompetentes y los servicios de transporte, educación y salud deficientes.
“Va más allá de esos diez centavos”, afirmó el manifestante Bruno Bisaglia luego de las movilización del jueves. “La sociedad está conmocionada por políticos corruptos que no cumplen sus promesas de realizar mejoras”.
Ariadne Natal, profesora de la Universidad de Sao Paulo que investiga la violencia, dijo que los protestantes quieren “aprovechar este momento en que tenemos muchos visitantes extranjeros y la prensa mundial nos está mirando para promover su causa”.
“La policía está tratando de prevenir estas protestas. Hay que ver cómo hacemos para que éstas y los grandes acontecimientos se realicen de una forma democrática”, acotó.
Las marchas son comunes en Brasil y rara vez se tornan violentas. Expertos aseguran que no representan un peligro para las multitudes que vendrán a Brasil para la Copa Mundial del año que viene y las olimpíadas de Río de Janeiro del 2016.
“La principal amenaza para los que vienen con motivo de la Confederaciones y los otros eventos es la delincuencia común”, declaró Paulo Storani, asesor de seguridad y excomandante de una unidad policial de elite de Río.
(Con información de AP)
Ya no quieren a Dilma
Se ha terminado la “luna de miel” que el gobierno de Ignacio Lula da Silva le heredó a la actual mandataria brasileña Dilma Rousseff.
Su popularidad ha venido en una fuerte picada desde el inicio de su mandato, en enero de 2011.
Se mantiene como favorita para la reelección en los comicios del próximo año, sin embargo, una reciente encuesta de la empresa Datafolha, publicada por el diario Folha de Sao Paulo reveló que el 65 por ciento de los consultados valoró negativamente su gobierno.
Las cifras reflejan un aumento de la preocupación ciudadana con la situación económica del país, en el que la inflación tiene a mantenerse elevada mientras que la economía crece poco.
Este domingo pasado, una gran masa de aficionados abucheó a la mandataria en el partido de futbol entre las selecciones de Brasil y Japón. (AP)